Oraciones comunes de la Iglesia
- Oración a Jesús crucificado
- Alma de Cristo
- Oración universal atribuida al papa Clemente XI
- Acto de entrega (oración de S. Ignacio de Loyola)
- Oración a Cristo Rey
- Oración por el Papa
- Oración por las vocaciones
- Señal de la cruz
- Padrenuestro
- Avemaría
- Salve
- Gloria
- Acción de gracias
- Conclusiones de las oraciones Guía: ¡Cristo, rey nuestro!
Oración a Jesús crucificado
Mírame, oh, mi amado y buen Jesús, postrado a los pies de tu santísima presencia. Te ruego con el mayor fervor que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme. Mientras que yo, con todo el amor y compasión de mi alma, voy considerando tus cinco llagas, teniendo presente aquello que dijo de ti, oh, buen Jesús, el santo profeta David: «Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos» (Sal 22,17-18).
Alma de Cristo
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. Oh, buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me aparte de ti. Del enemigo malo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe por los siglos de los siglos. Amén.
Oración universal atribuida al papa Clemente XI
Creo, Señor, fortalece mi fe; espero, Señor, asegura mi esperanza; amo, Señor, inflama mi amor; me pesa, Señor, aumenta mi arrepentimiento. Te adoro como a primer principio, te deseo como a último fin, te alabo como a bienhechor perpetuo, te invoco como a defensor propicio. Dirígeme con tu sabiduría, conten- me con tu justicia, consuélame con tu clemencia, protégeme con tu poder. Te ofrezco, Señor, mis pensamientos para pensar en ti, mis palabras para hablar de ti, mis sufrimientos para padecerlos por ti. Quiero lo que tú quieres, lo quiero porque lo quieres, lo quiero como lo quieres, lo quiero en cuanto lo quieres. Te rue- go Señor, que alumbres mi entendimiento, abrases mi voluntad, purifiques mi corazón, santifiques mi alma. Llore los pecados pasados, rechace las tentaciones futuras, corrija las inclinaciones viciosas, cultive las virtudes necesarias. Concédeme, Dios bueno, amor a ti, olvido de mí, celo del prójimo, desprecio del mundo. Procure obedecer a los superiores, atender a los inferiores, favorecer a los amigos, perdonar a los enemigos. Venza el deleite con la mortificación, la avaricia con la largueza, la ira con la mansedumbre, la tibieza con el fervor. Hazme prudente en los consejos, constante en los peligros, paciente en las adversida- des, humilde en las prosperidades. Haz, Señor, que sea en la oración, atento; en la comida, sobrio; en los deberes, diligente; en los propósitos, constante. Que procure tener inocencia interior, modestia exterior, conversación edificante, vida recta. Que me aplique con diligencia a domar la naturaleza, a corresponder a la gracia, a guardar tu ley, a merecer la salvación. Aprenda de ti qué frágil es lo terreno, qué grande lo divino, qué breve lo temporal, qué duradero lo eterno. Concédeme que me prepare a la muerte, que tema el juicio, que evite el infierno, que obtenga el paraíso. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Acto de entrega
(oración de S. Ignacio de Loyola)
Toma, Señor, y recibe toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo lo que tengo y poseo. Tú me lo diste; a ti, Señor, lo torno; todo es tuyo, dispón a toda tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta.
Oración a Cristo Rey
Oh, Cristo Jesús, te reconozco por rey universal. Todo cuanto existe ha sido creado por ti. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo mis promesas del bautismo renunciando a Satanás, a sus seducciones y a sus obras, y prometo vivir como buen cris- tiano. Muy en particular me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia. Jesucristo, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan y vivan tu mensaje de paz, de justicia y de amor.
Oración por el Papa
Oh, Jesús, rey y señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional al papa, principio y fundamento visible de unidad en tu Iglesia. Creo firmemente que, por medio de él, tú nos gobiernas, enseñas y santificas. Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el fiel instrumento de tu redención. Amén.
Oración por las vocaciones
¡Oh, Jesús, pastor eterno de las almas! Dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. Señor, gemimos en la orfandad. Danos vocaciones. Danos sacerdotes y religiosos santos. Te lo pedimos por la intercesión de santa María de Guadalupe, tu dulce y santa madre. ¡Oh, Jesús, danos sacerdotes y almas consagradas, según tu corazón!
Señal de la cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(Latín)
In nómine Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti. Amen.
Padrenuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nues- tras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
(Latín)
Pater noster, qui es in cælis, sanctificétur nomen tuum; advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nos- tra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentatiónem, sed líbera nos a malo. Amen.
Avemaría
Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, rue- ga por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
(Latín)
Ave, María, grátia plena, Dóminus tecum. Benedícta tu in muliéribus, et benedíctus fructus ventris tui, Iesus. Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los des- terrados hijos de Eva; a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nues- tra. Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, clemente; oh, piadosa; oh, dulce Virgen María!
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
(Latín)
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
Sicut erat in princípio, et nunc et semper, et in sǽcula sæcu- lórum. Amen.
Acción de gracias
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
(Latín)
Agimus tibi grátias, omnípotens Deus, pro univérsis benefíciis tuis, qui vivis et regnas in sǽcula sæculórum. Amen.
Conclusión de las oraciones
Guía: ¡Cristo, rey nuestro!
Participantes: ¡Venga tu reino!
Guía: Virgen prudentísima, María, madre de la Iglesia (o bien: Madre dolorosa; o bien: Reina de los Apóstoles),
Participantes: ruega por nosotros.
(Latín)
Guía: Christe, rex noster!
Participantes: Advéniat regnum tuum!
Guía: Virgo prudentíssima, María Mater Ecclésiæ (vel: Mater dolorósa; vel: Regina Apostolórum),
Participantes: ora pro nobis.