6 noviembre, 2024

La imagen, de arte figurativo, nos recuerda que el mismo Dios se hizo carne, asumiendo nuestra humanidad, ya que no solo es el Dios del Antiguo Testamento donde ningún hombre puede ver su rostro sin caer muerto al suelo, ¡sino que es el mismo Jesucristo que nos reveló el rostro de Dios!

La ilustración se mantiene en un estilo muy sencillo y minimalista, en el manto y la túnica no hay sombras porque Jesucristo es Luz de luz. El color rojo de la túnica simboliza el martirio que asumió voluntariamente, y el manto azul es símbolo de su resurrección y divinidad. Jesús nos enseña sus llagas gloriosas en forma de cruz recordándonos que Él venció a la muerte, la venció por nosotros y, junto con la corona, nos recuerda que es Salvador y Rey del mundo.

Así, la ilustración nos recuerda que Jesús es el Rey de nuestras vidas y de nuestra historia, y que si vamos por la vida fatigados y agobiados podemos acudir a Él para encontrar descanso (cf. Mt 11,28-30).