Regnum Christi Internacional

4 legionarios de Cristo hacen su primera profesión religiosa en Estados Unidos

4 legionarios de Cristo hacen su primera profesión religiosa en Estados Unidos

Se trata de los hermanos Matthew Artall, L.C., Kieran Hamilton, L.C., Vincent Le, L.C. y Christian Patterson, L.C. Ellos emitieron por primera vez sus votos de pobreza, castidad y obediencia tras completar el noviciado de los legionarios de Cristo en Cheshire, Connecticut (Estados Unidos).

Al hacer la profesión de votos, inician la siguiente etapa de formación: las humanidades. Los estudios humanísticos son el tiempo en el que un legionario estudia el corazón del hombre para comprometerse con la cultura. Sigue discerniendo la vocación profundizando en su respuesta a Cristo, que le llama a vivir en el mundo pero sin ser del mundo.

Las humanidades en Cheshire, Connecticut, tienen una duración dos años y actualmente hay legionarios procedentes de los 6 noviciados: Estados Unidos, México, Europa, Venezuela, Brasil y Colombia. Al final de las humanidades, renuevan sus votos por otros tres años más antes de dirigirse a Roma para los estudios de Filosofía.

Pero, ¿quiénes son estos 4 jóvenes que han decicido seguir a Cristo en su vida religiosa?

H. Matthew Artall, L.C.

H. Matthew Artall, L.C. «Cristo no llama a los cualificados; Él cualifica a los llamados». Nunca me he sentido más identificado con una cita de la Biblia que con ésta.

Crecí al sur de Luisiana, asistí a una escuela católica e iba a Misa con frecuencia. Pero, a pesar de los esfuerzos de mi madre, no quería nada que ver con Dios. Siempre quise ayudar a la gente, así que busqué cualquier otra forma de encontrar la felicidad durante esos años. Busqué dónde quería estar. Y todo este tiempo, Cristo estaba esperando pacientemente.

Después de la secundaria, llegó a mi vida a una chica maravillosa. Ella me desafió a pasar tiempo con Dios y a conocerlo. Comencé a salir con ella cuando fui a Georgia Tech en Atlanta para estudiar Ingeniería Mecánica.

En mi segundo año de universidad, ya estaba pensando en pedirle matrimonio a mi novia. También había comenzado a involucrarme más con el centro católico del recinto universitario en esas fechas. Rezaba una hora cada semana delante de la Eucaristía. Cuanto más iba a la adoración, más notaba que Dios me pedía estar más cerca de Él; me quedaba claro que me amaba de verdad y me quería. Y pronto empecé a preguntarle a Jesús qué quería de mí.

En una de mis horas santas ante el Santísimo Sacramento, estaba leyendo sobre la vida de Santa Teresa de Ávila. Me quedé asombrado cuando ella lo dejó todo para seguir la llamada de Dios, ¡y su padre lo aprobó! Yo sentí que en esa misma hora, Dios me llamó: «Ven y sé mi sacerdote». Con un «¡SÍ!» Dios y yo comenzamos el camino del discernimiento. Él me dio a entender, en ese momento, que el sacerdocio podría ser la realización de mis deseos de ayudar, amar y dar toda mi vida por todos los que encuentro. Aquella noche platiqué todo esto con mi novia y ella lo aceptó, quedamos en excelentes términos. Durante el año siguiente, fui pasando del camino de la ingeniería al discernimiento vocacional

Fue durante ese tiempo que conocí a la Legión y al Regnum Christi. Participé en RC Mercy Missions y visité el seminario de la Legión en Cheshire, Connecticut. Casi exactamente un año después de empezar a discernir sobre el sacerdocio, entré en el noviciado legionario.

Dios me reveló que esta misión de ayudar a Jesús a servir a la Iglesia y en el Regnum Christi en una hermandad que he llegado a apreciar mucho, es Su llamado para mí. Ahora me va quedando más claro que la Legión es el lugar donde se encuentra mi deseo de ayudar a las personas y de servir a Dios.

H. Keiren Hamilton, L.C.

H. Kieran Hamilton, L.C. Hace varios años, durante mi adolescencia, visité el Centro Vocacional del Sagrado Corazón de la Legión en Rolling Prairie, Indiana. Quedé tan impactado de aquella experiencia que no dudé en asistir ahí al colegio. Aquella decisión sorprendió tanto a mi familia como a mí.

Mis años en el Sagrado Corazón fueron de los mejores de mi vida, y no me cabe la menor duda de que las cosas que aprendí allí me acompañarán siempre. Sin embargo, cuando estaba en mi último año, me encontré atrapado en un dilema. Porque una cosa era el ambiente que vivía ahí y otra el llamado a ser sacerdote. Yo tenía el deseo de serlo, pero no tenía la seguridad de tener el llamado.

Ese mismo año, visité varias veces el noviciado de la Legión en Cheshire junto con algunos de mis compañeros. Y cada vez me preguntaba: ¿Me veo aquí? ¿Es aquí donde Dios quiere que esté? Cuanto más rezaba al respecto, más sentía que la mejor opción era al menos probar el candidatado. ¡Me encantó! Fui resolviendo muchas dudas y esta experiencia me demostró que, a veces, la mejor opción es seguir tu corazón y tu conciencia cuando no oyes una respuesta clara.

Seguir mi corazón me llevó a tomar una decisión de la que estoy seguro no me arrepentiré: darle a Dios la primera oportunidad en mi vida.

H. Vincent Le, L.C.

H. Vicent Le, L.C. Mis padres hicieron un tremendo sacrificio cuando emigraron lejos de los horrores de la guerra de Vietnam. Lo dejaron todo y a todos atrás y se dirigieron a Estados Unidos. Apenas les quedaba un ápice de esperanza en la humanidad y ninguna garantía de futuro. Lo único que les mantenía unidos era su fe en Dios.

La perseverancia de mis padres y su ejemplo fueron lo que me impulsaron a darle a Dios una oportunidad en mi propia vida. Mientras terminaba mi segundo año en el Seminole State College, esperaba con ilusión todo lo que la vida tenía que ofrecerme. Durante el semestre de primavera de ese mismo año, conocí a un sacerdote legionario recién ordenado que me dijo: «Nunca encontré el verdadero amor hasta que viví en el seminario». Por extraño que me sonara en aquel momento, despertó una curiosidad que empezó a bullir en mi corazón. Mi propósito en la vida empezó a cambiar, y las promesas vacías de este mundo ya no me atraían.

En el siguiente verano me invitaron a visitar el Noviciado y Colegio de Humanidades de los Legionarios de Cristo en Cheshire, Connecticut, y mi «sí» espontáneo, que pensé que duraría sólo unas semanas, se ha ido convirtiendo en una entrega constante y total a Dios.

H. Christian Patterson, L.C.

H. Christian Patterson, L.C. Crecí en una familia católica numerosa en Regina, Saskatchewan (Canadá). Soy uno de siete hijos, con seis hermanos y una hermana. Mis padres son ambos del Regnum Christi y nuestra familia ha participado en los apostolados juveniles desde que tengo memoria.

Siempre soñé con ser sacerdote. Este sueño fue fundamental para el desarrollo de mi fe. Al final de mi segundo año de preparatoria, tuve la oportunidad de visitar el Centro Vocacional del Sagrado Corazón para un retiro de Semana Santa. El retiro fue una experiencia muy impactante. Pero, a pesar de lo positiva que fue esa experiencia, no sentí en ese momento que el Centro Vocacional fuera para mí.

Dos años más tarde, mientras estudiaba Ingeniería, sentí que estaba estancado y que no tenía un propósito en la vida. Sabía que necesitaba buscar seriamente qué es lo que Dios quería para mí en ese momento. Me invitaron a participar en unos ejercicios espirituales en Muenster, Saskatchewan, e inmediatamente me sentí como en «casa».

A través de la oración y del discernimiento, me sentí seguro de que Dios me llamaba a ser su sacerdote. Con fe, di el paso de ingresar al noviciado en Cheshire, Connecticut, y aquí, continúo la búsqueda de servir a Cristo toda mi vida.

El presente artículo es una adaptación al español de “Four Legionary Brothers Prepare to Make Vows of Poverty, Chastity, and Obedience“.

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