En pleno siglo XXI, viviendo en un mundo casi regido por la facilidad de comunicación a través de las redes sociales, donde leemos noticias casi en el minuto en el que acontecen desde cualquier rincón de la tierra, ha resurgido una historia de casi tres décadas atrás; la historia de una joven mexicana que ha enseñado a muchos a abrazar la santidad. Una joven como cualquier otra: alegre, inteligente, buena hija, buena hermana, amiga maravillosa; con un corazón que se llenó tanto del amor a Dios y a la Santísima Virgen, que solo podía estar en un lugar: en el cielo. Ese lugar que Montserrat Elizondo Barba pensó, pidió y anheló tan intensamente que no dejaba de compartirlo con todos a su alrededor, así que no quedó duda alguna que era a ese lugar al que pronto iría.
Montse, como le llamaban sus familiares y amigos, nació en 1977 en el seno de una familia amorosa y sumamente piadosa. Siendo la mayor de cuatro hermanos, creció junto con ella un sentido muy particular de protección y acompañamiento hacia ellos.
Siendo muy niña participó en los diversos grupos y apostolados del Regnum Christi: desde sus inicios en el ECYD, hasta decidir seguir a Cristo a tiempo completo entregando un año de su vida como colaboradora al graduarse de preparatoria.
Montserrat vivía una fe tan cristalina y alegre que contagiaba a todas las personas con las que se cruzaba, sus amigos sabían que sus momentos de oración, asistir a la Eucaristía, sus retiros dentro del Regnum Christi, su apostolado, eran sus actividades “no negociables”. Es decir, no había reunión, fiesta o actividad que la apartaran de ellas.
También la fidelidad hacia sus amigos y familia ocupaba los primeros lugares en su lista de prioridades. Estaba siempre para todos, para escucharlos, aconsejarlos, acompañarlos y acogerlos en su casa siempre que tenían algún problema. ¡Nada la detenía si de ayudar se trataba! Prueba de ello son las cartas que les envió a cada uno desde Sonora, en donde vivió sus últimos meses en una entrega apostólica total.
Montserrat tenía una espiritualidad que pocos comprendían pues a su corta edad (escasos 18 años) tenía tal claridad en su misión de llevar a las personas a Dios, que parecía increíble la manera en la que vivía cada día pensando sólo en lograr ese objetivo.
“Yo no voy a llegar sola al cielo, yo quiero llevar muchas personas: ¡un camión!”
Montserrat Elizondo.
Fue en agosto del año 1995 cuando dio inicio su año como Colaboradora del Regnum Christi siendo asignada junto con Paloma Rives, también colaboradora, a la ciudad de Hermosillo, Sonora con la encomienda de trabajar en el ECYD. La alegría y el celo apostólico de Montserrat lograron acercar a muchas niñas a la sección, gracias a su espíritu incansable y gran testimonio que varias de sus responsables recuerdan con cariño hasta el día de hoy.
A la par de su labor apostólica, Montse llevaba una vida espiritual y sacramental tan especial, que para todos los que la conocían, significaba un lugar de refugio y de paz.
Conocía tan bien cada advocación mariana que era capaz de compartirla con sus niñas de la manera más sencilla y amigable, hablándoles de la Virgen María como si fuera una amiga más. Y fue así, como el día en que se festejaba su advocación preferida, el día de la Inmaculada Concepción, que Montse fue llamada a la casa del Padre.
De camino a un retiro organizado por ella y su compañera de equipo, sufrieron un trágico accidente en el cual perdió la vida terrenal dejando un legado transcendental de fe, compromiso, espiritualidad, apostolado y santidad, que tiempo después fue documentado en un libro, recopilación hecha por su directora espiritual, la consagrada del Regnum Christi Lourdes Ibarra.
“Yo estoy segura de que los santos lo son desde que están vivos entre nosotros y Montse es una prueba real de esto”.
Paloma Rives.
Este 8 de diciembre de 2023, se cumplen 28 años del triunfo de Dios en el alma de Montse, al llevarla al cielo para encontrarse junto a sus más grandes amores: Jesús y María.
En todos estos años no ha dejado de cuidar y acompañar a familiares y amigos, haciéndose presente en múltiples momentos de aquellas personas que la conocieron tanto en vida, como años después a través de su testimonio.
Si eres una de estas personas que han recibido alguna gracia por intercesión, agradeceremos nos compartas tu testimonio, que será incluido en la segunda edición del libro de esta increíble joven mexicana, ejemplo de lucha permanente por la santidad. Escribe al correo: [email protected]
Agradecemos a Bárbara Portilla, de la Oficina de Comunicación México Norte, por el presente material.