Regnum Christi Internacional

«Con Jesús me siento libre… en la cárcel» – La construcción de una capilla en una prisión de E.E. U.U. transformó la vida de sus internos

«Con Jesús me siento libre... en la cárcel» - La construcción de una capilla en una prisión de E.E. U.U. transformó la vida de sus internos

Fue el 12 de diciembre de 2013 que se inauguró por primera vez una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe en una prisión de alta seguridad en los Estados Unidos. Han pasado 10 años y las bendiciones se han prodigado con bastante generosidad, como era de esperarse de una “comunidad” devota a la Virgen de Guadalupe.

¿El lugar? La penitenciaría estatal de Luisiana, conocida como la Alcatraz del Sur o como la refieren sus internos: La prisión de Angola, pues en ese lugar, en el 1800, trabajaban en una plantación esclavos negros provenientes de Angola y para finales de ese mismo año se utilizaban ya las instalaciones para alojar a los presos. Esta prisión fue considerada por mucho tiempo como la más sanguinaria y cruel de los Estados Unidos.

«Con Jesús me siento libre... en la cárcel» - La construcción de una capilla en una prisión de E.E. U.U. transformó la vida de sus internos

La Virgen va a la prisión

Todo empezó con dos familias de Pinecrest Academy, un colegio del Regnum Christi en los suburbios de la ciudad de Atlanta, donde Roberto Sánchez Mejorada, miembro del Regnum Christi y que tenía a sus hijos cursando en el colegio, conoció a Jorge Valdés, un empresario y filántropo que cuando era joven tuvo malas elecciones en su vida. Jorge es un exconvicto que tuvo un cambio radical de vida. Cuando estuvo tras las rejas realizó estudios de Biblia que le permitieron concluir licenciatura, maestría y un doctorado en Teología avalado por la Universidad de Loyola en Chicago.

En el 2011, Jorge invitó a Burl Cain, en ese entonces director de la Prisión de Angola, para que impartiera una conferencia en el colegio. Su objetivo era cimbrar a los jóvenes, que entendieran que una mala amistad, un trabajo inapropiado, un sueño de éxito fácil o un momento de libertinaje podía condenarlos irremediablemente y arruinarles la vida.

Después de esa plática, Roberto Sánchez Mejorada asumió el compromiso de organizar una misión padres-hijos para visitar la prisión de Angola. «Cain me impactó. También Jorge. Ver la manera en la que les habla a los reclusos, a sabiendas de que él podría estar ahí condenado a perpetuidad, me permitió creerle, entenderlo», afirma.

En ese mismo año de 2011, Roberto compró una imagen de la Virgen de Guadalupe con la intención de llevarla a la prisión. Para ello invitó a varios empresairos a que lo acompañaran a entregar la imagen a la cárcel. El director de la prisión, Burl, estaba buscando generar una “renovación moral” en la cárcel. Angola tiene un rama del Seminario Teológico Baptista de Nueva Orleans y seminarios bíblicos de la Universidad de Loyola, donde se han graduado cerca de 300 presos, tras cuatro años de estudios, que hoy son maestros y ministros al interior de la prisión. «Esto ha permitido cambiar la cultura y generar menos violencia. Cuando un hombre es moral no roba ni comete atrocidades», asegura Cain.

Hay nueve capillas de distintas crencias construidas con donaciones privadas y en funcionamiento gracias a su iniciativa. «Dios habita en esta prisión», sostiene Cain. Pero faltaba una capilla católica. Fue hasta el 2013 que, gracias al apoyo de empresarios mexicanos, fue posible la construcción de la capilla. 300 reclusos hispanos trabajaron en su construcción y hasta pintaron los murales de las paredes. La capilla se concluyó para honrar a la Virgen de Guadalupe.

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Una segunda oportunidad

Ese 12 de diciembre de 2013, se otorgó una cena para agradecer a tantos bienhechores que aportaron para la capilla. El cocinero fue Chris, servicial y de buenos modales. Cuando Chris tenía 23 años, mató a su esposa tras un pleito conyugal una noche que borracho se le fue un tiro de su pistola. Cada día lamenta ese instante que dejó huérfanas a sus dos pequeñas a quienes casi no conoce.

Otro de los presos, llamado Big Lou, llegó a la cárcel a los 22 años. Un mal día probó drogas con su novia, ella padeció sobredosis y murió. Él no supo qué hacer, la echó al río y se escapó en el coche. Fue culpado de asesinato y robo. La familia de ella no lo perdona.

Burl Cain implementó estructuras en la prisión que concede a los internos la posibilidad de rehacer sus vidas con dignidad, convertirse en seres de confianza, individuos renovados agradecidos con Dios que disfrutan una segunda oportunidad de ser libres. Libres tras las rejas.

Casi todos los presos, incluso los que esperan la inyección letal, reconocen su responsabilidad: malas amistades, alcohol, drogas, un mal momento. Aseguran que esta cárcel de reglas claras, impecablemente ordenada y limpia, donde por decreto no se escuchan gritos ni malas palabras, se transformó radicalmente desde que Cain la gobernaba.

En lo que fue la oficina de Cain, junto al recorte del periódico del asesinato del presidente Kennedy, estaba la foto de su esposa. Y ahí guardaba también uno de sus recuerdos más preciados: un frasco de peanut butter JIF y un frasco de mermelada de fresa, lo que en 2010 pidió para cenar el último hombre que fue ejecutado en la prisión. Lo conservaba como perenne recordatorio de que esta cárcel “debe de ser humana”. La salvación de los reos, como le dijo su madre en algún momento, se la encomendó Dios y se empeñó en cumplir esto hasta el final.

«Aquí ves a gigantones llorando arrepentidos de lo que hicieron. Ya nadie se muere solo. Todos tienen oportunidad de vivir y morir en paz y con dignidad», dice la enfermera Tonia Faust que ahí labora desde 1998. «No tenemos cuernos ni cola como la gente nos percibe. Yo trataba de ser aceptado y tomé decisiones erróneas que me llevaron a matar a un hombre y a victimizar a toda mi familia», dice un adulto mayor que desde 1984 está preso y ahora, asumiendo su culpa, y sin ver a sus hijos hace 30 años, espera la muerte en el hospicio de la prisión.

La bendición

El obispo, con su casulla blanca,  bendijo la capilla. Más de uno de los reos lloró y aprovechó para confesarse, entre ellos Miguel, que pintó los muros de la capilla. Las palabras que se escuchaban entre ellos eran: “La fe nos mantiene vivos”. “La culpa es demasiado grande, cada día que pasa lamento haber tomado malas decisiones”. “Con Jesús, me siento libre en la prisión”.

El momento cumbre de la inauguración de esta capilla fue cuando se leyó una carta del Papa Francisco en la que felicitaba al penal y a los bienhechores de la capilla. «¡Qué maravilla que hombres rotos como yo podamos venir a este refugio a aprender a amar. Darnos cuenta de nuestro potencial como seres humanos», dijo Andrew.

12 de diciembre de 2023: La consagración al Sagrado Corazón de la prisión y de sus presos

En el 10° aniversario de la bendición de la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, se llevó a cabo una ceremonia de consagración al Sagrado Corazón de Jesús. Para ello tuvieron una celebración eucarística presidida por el P. Edouard Marot que viajó desde Bélgica para dar su testimonio junto con la misionera Alicia Alicia Beauvisage sobre la aparición del Sagrado Corazon a Santa Margarita Maria de Alacoque.

Reconoce, pues que nada puedes sin Mí; Yo no dejaré nunca de socorrerte, con tal que tengas siempre tu nada y tu debilidad abismadas en mi fortaleza (Palabras del Sagrado Corazón a Santa Margarita).

«Con Jesús me siento libre... en la cárcel» - La construcción de una capilla en una prisión de E.E. U.U. transformó la vida de sus internos
El P. Edouard Marot, misionera Alicia Alicia Beauvisage y Roberto Sánchez Mejorada.

Alicia Beauvisage llevó consigo una reliquia personal de Santa Margarita María de Alacoque. Al final de su testimonio, Alicia propuso a todos que ceraran los ojos para ponerse en el Corazon de Jesús y tambien poner en su Sagrado Corazon a las personas a las que hicieron daño, en un momento de silencio profundo y consolador. Despues, Alicia puso la reliquia sobre el corazon de los reos para facilitar un “encuentro” corazon a corazon con Jesús por la intercesion de Santa Margarita Maria. Este fue un momento muy fuerte para cada uno de los presentes y de manera especial para los presos, pues habían externado su decisión de dedicar un altar para poner ahí a cada una de las víctimas que padecieron (y padecen aún) por las malas decisiones que ellos tomaron en sus vidas. Ellos son conscientes de que un 99% de los internos no saldrán de la prisión en vida. Y su dedicación forma parte de ese camino de transformación que llevan a cabo, bajo el manto de la Virgen de Guadalupe y, ahora también, del Sagrado Corazón de Jesús.

Actualmente, bajo el liderazgo de Tim Hooper, director del penal, se han desarrollado programas de reforma moral y trato digno. El diácono Billy Messenger es quien atiende a la comunidad católica y anima la fe de cada interno en su desarrollo espiritual con gran dedicación y compromiso.

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