Regnum Christi Internacional

«Saberme amado amando»: Cristian Nazer Astorga, tres décadas de consagración a Dios en el Regnum Christi

Cristian Nazer Astorga, tres décadas de consagración a Dios

Cristian Nazer Astorga cumplió 30 años de consagración a Dios en el Regnum Christi. Él es miembro de los laicos consagrados del Regnum Christi y actualmente forma parte de su consejo general. Para él, estos 30 años han sido un camino de entrega, una aventura de amor, fidelidad y crecimiento espiritual. Conversando con él, nos comparte sus experiencias, desafíos y aprendizajes en este recorrido de la mano de Dios.

Un camino de paz y alegría

Cristian comenta desde el inicio que su vocación no ha estado exenta de pruebas, pero que en cada paso ha sentido la cercanía de Dios. «Ha sido un camino hermoso en el que he sentido siempre muy cerca la presencia de Dios, que de maneras sorprendentes no deja de acompañarme». Si bien reconoce los momentos difíciles que han marcado su vida consagrada, siempre ha prevalecido un trasfondo de paz y alegría.

Él imagina cómo habría sido su vida sin este llamado y, aunque piensa que habría experimentado las mismas alegrías y dificultades, ve una gran diferencia: la paz interior que solo Dios puede otorgar. «Ese estado de paz interior no habría estado y, quizá, la suma final habría sido más bien negativa y no positiva como la veo hoy», reflexiona.

«Porque, igual como a un niño que va de la mano de su padre, poco le interesa el paisaje sino la sensación de estar unido físicamente a su papá; así hoy aprecio mucho el camino y a quien ha caminado conmigo».

Su jornada no ha sido solo una búsqueda de logros, sino el reconocimiento de que el mismo camino es en sí un regalo. Para él una imagen define su experiencia: un niño que camina de la mano de su padre y que, más que el paisaje, disfruta la seguridad de estar unido a él. «Así hoy aprecio mucho el camino y a quien ha caminado conmigo, que, curiosamente, es el Camino”».

Cristian Nazer Astorga, tres décadas de consagración a Dios
Cristian Nazer Astorga ha trabajado también como rector de la Universidad Finis Terrae, en Chile.

El tiempo ha pasado rápidamente, y esa sensación de fugacidad se ve recompensado con la riqueza de experiencias. «Dios me ha permitido, en estos 30 años, tener muchas y muy valiosas experiencias que hoy atesoro y, como María, busco meditar en mi corazón».

Saberme amado amando

Una frase ha tomado forma en su corazón en todos estos años: saberme amado amando. «El saberme amado por Dios es la fuente de la paz y la alegría; saberse amado es lo que hace al hombre feliz», afirma. Esta certeza es la que lo impulsa cada día a levantarse y cumplir su misión: amar, trabajar para crecer en la virtud y servir a los demás.

Ese lema se ha convertido en un círculo virtuoso: el hecho de amar lo hace a él más consciente de cuánto es amado. «Es una dinámica que refleja mucho de lo que pasa en mi alma, a veces conscientemente y muchas veces sin darme cuenta». Y hoy, en retrospectiva, nos dice que añadiría un matiz más: la alegría. «La alegría de saberme amado amando».

«Siento que estas tres conjugaciones verbales forman una dinámica que refleja mucho de lo que pasa en mi alma, a veces conscientemente, muchas sin tanta consciencia».

Fe en momentos difíciles

El camino de consagración no está exento de crisis, de momentos difíciles, incluso de tristezas. Cristian ha enfrentado esos momentos tanto a nivel personal como a nivel comunitario, situaciones que han puesto a prueba su vocación, pero sin dudar de su llamado.

«Saberme amado ha sido fundamental, porque nada cambia ese hecho esencial por muy oscuras que sean las circunstancias», comparte. Ante la crisis, su respuesta ha sido clara: confiar más, rezar más, aceptar que no todo depende de él y apoyarse en su comunidad. «Dios es fiel, sale al paso y te devuelve la calma, como en la tempestad calmada. Lo hará cuando Él lo vea conveniente, cuando más me sirva».

«Debo decir que, por gracia de Dios, nunca desde que finalmente le di el sí a Dios, he dudado de mi vocación y eso es un pilar fuerte que me ha mantenido a flote ante situaciones que humanamente podrían haberme derribado».

Esa fidelidad de Dios que ha experimentado en su vida también la ha visto reflejada en los demás. «Percibir la acción de Dios en otros es quizá la alegría más grande de estos años». En cada persona que acompaña espiritualmente, en cada consejo que brinda, en cada encuentro casual, ve presente esa mano de Dios que transforma vidas. «Es maravilloso ver cómo la luz regresa ahí en circunstancias donde parecía haber solo oscuridad», comenta.

Cristian Nazer Astorga, tres décadas de consagración a Dios
En una Asamblea General de la Red Internacional de Universidades Regnum Christi, en 2019, que se llevó a cabo en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum.

Desafíos y esperanza en la Juventud

Cristian Nazer, en su experiencia como rector de la Universidad Finis Terrae, ha sido testigo de los retos que enfrenta la juventud en la actualidad. «Vivimos en una cultura que incentiva el individualismo, que empuja a las personas a encerrarse en sí mismas buscando allí una felicidad que nunca encontrarán», explica. En un mundo donde se valora la satisfacción inmediata y se teme el compromiso, hablar de la vocación y de discernir se vuelve más desafiante.

Su consejo para los jóvenes es claro: el servicio es la clave para abrirse a la verdadera felicidad. Cristian tiene una convicción: «Más allá de que crean o no en Dios, será el servir al otro lo que les abrirá los horizontes». También subraya la importancia del acompañamiento, de estar cerca de los jóvenes para que se sientan seguros en su camino.

«Es un enorme privilegio el que Dios quiera contar con nuestra pobre existencia para transmitir su amor a otras personas. Saberme instrumento de Dios es una manifestación de ese saberme amado».

«Para aprender a nadar hay que soltarse de la orilla. Y cuánto cuesta separar los dedos del barandal…», comenta con una metáfora. Así como alguien nos sostuvo en nuestros primeros intentos de natación, hoy los jóvenes necesitan a alguien que les ayude a dar el salto hacia una vida con sentido.

¿Y qué le diría a un joven que se plantea la posibilidad de seguir a Dios? ¿De seguir una vocación a la vida consagrada? ¿O simplemente de discernir lo que Dios quiere para su vida? Tres consejos: En primer lugar, no tener miedo. «Como nos repetía Benedicto XVI, Dios no nos quita nada y nos lo da todo. Muchas veces Jesucristo nos lo recuerda: no temáis, no tengáis miedo; porque el temor paraliza y un camino no se puede recorrer sin moverse».

Cristian Nazer Astorga, tres décadas de consagración a Dios
En una mesa redonda de los premios «Razón Abierta».

El segundo consejo: «fomentar la vida de oración, porque es en la escucha atenta a la voz de Dios donde descubrimos ese camino que Él ha soñado desde nuestra creación para cada uno de nosotros. Pasar tiempo con Él, porque es Jesús el primer interesado en que le sigamos».

Y el tercero: «dejarse guiar, un paso a la vez, no pretender entenderlo todo inmediatamente, porque a Dios le gusta sorprendernos y nos va revelando su plan paulatinamente».

Cristian Nazar en pinceladas:

  • Libro que te ha marcado la vida: «Jesucristo» de Mons. Bougaud 
  • El Regnum Christi es: el camino en el cual Dios me ama y me permite amarlo. 
  • Frase del Evangelio que más te inspira: «Señor, Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo» (Jn 21,17). 
  • La Eucaristía es: mi descanso. 
  • Tu apostolado: el amor de Dios en acción. 
  • Para llegar al cielo hay que… saberse amado amando. 
  • Una canción que escucharías a diario: «Vida en abundancia», un canto compuesto por Mechi Ruiz, Sole y Berni.

30 años de vida consagrada que han valido la pena y que siguen contando… Cristian resume su experiencia con una frase: la alegría de saberse amado amando. En cada paso de su camino, en cada dificultad superada, en la juventud universitaria que ha podido acompañar, en cada persona que ha visto salir adelante por el amor de Dios, esta verdad se ha hecho más fuerte, más convincente.

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