¿Qué papel juega la misericordia en nuestra relación con Dios y los demás? Renee Pomarico, consagrada del Regnum Christi, no solo explora cómo la comunicación divina se manifiesta a través de la misericordia, sino que también nos desafía a reflexionar sobre nuestra capacidad de compasión y de perdón. Desde relatos bíblicos hasta experiencias contemporáneas, este análisis ofrece una visión que seguramente inspirará a quienes buscan comprender más profundamente el amor de Dios y su impacto en nuestras vidas.
Renee Pomarico es directora internacional de comunicación de las Consagradas del Regnum Christi, nos comparte una reflexión sobre el tema «Dios y la comunicación» basado en un ensayo que había preparado previamente, y donde aborda una de las características centrales de la naturaleza divina: la misericordia.
Con un enfoque tanto teológico como práctico, demuestra cómo la misericordia no solo define la esencia de Dios, sino también la forma en que se relaciona y comunica con la humanidad. Este tema central lo desarrolla a través de un análisis detallado de textos bíblicos, experiencias humanas y reflexiones teológicas invitándonos a contemplar la relevancia de la misericordia divina en la vida diaria.
La misericordia como esencia divina
La misericordia es el eje de la comunicación divina con la humanidad. Este atributo, mencionado más de 300 veces en la Biblia, destaca cómo Dios busca acercarse a sus hijos a pesar de su fragilidad y pecados. La misericordia se manifiesta en las acciones concretas de Dios, desde las grandes narrativas del Antiguo Testamento hasta los actos de Jesús en el Nuevo Testamento. Ejemplos como la intercesión de Abraham por Sodoma y Gomorra o el perdón de la mujer sorprendida en adulterio muestran que la misericordia es una expresión tangible del amor divino.
Un aspecto crucial es que la misericordia divina no es sólo un acto de compasión, sino también un reflejo de la justicia de Dios. Aunque a primera vista estas cualidades puedan parecer contradictorias se complementan para revelar la plenitud de la naturaleza divina. Por ejemplo, en la historia de Moisés guiando a los israelitas por el desierto, se evidencia cómo la justicia de Dios corrige y su misericordia restaura, proporcionando un equilibrio perfecto entre ambas cualidades.
Misericordia y justicia: un equilibrio divino
Uno de los puntos más profundos del ensayo es la reflexión sobre la tensión entre justicia y misericordia. Hay referencias bíblicas mostrando que la justicia de Dios no elimina su misericordia, sino que ambas se manifiestan de manera conjunta. El perdón otorgado a la mujer adúltera ilustra cómo Jesús equilibra la justicia con la compasión, recordando a sus acusadores: «El que esté libre de pecado entre ustedes, sea el primero en tirarle la piedra» (Jn 8,7). Este ejemplo subraya que, aunque Dios es justo, su deseo principal es redimir y restaurar a los pecadores.
Las Sagradas Escrituras dan mayor prominencia a la misericordia que a la justicia, con más de 300 menciones frente a solo 28 referencias a la justicia. Este desequilibrio numérico refleja la prioridad de Dios de comunicar su amor a través de actos de compasión. Sin embargo, esto no significa que la justicia divina sea ignorada, sino que se aplica con discernimiento para guiar a la humanidad hacia la redención.
Instrumentos de la misericordia divina
Otra perspectiva fascinante es cómo Dios se vale de personas como instrumentos de su misericordia. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, hay numerosos ejemplos de cómo la compasión de Dios se extiende a través de sus servidores. La historia de la viuda de Sarepta, quien fue bendecida por su generosidad hacia el profeta Elías, y la curación de Naamán a través de Eliseo, destacan el papel de los elegidos por Dios para transmitir su gracia y bondad a otros.
En el Nuevo Testamento, Jesús también involucra a sus discípulos en actos de misericordia, como en la multiplicación de los panes y los peces, donde los apóstoles distribuyen el alimento a las multitudes. Este patrón de comunicación divina demuestra que la misericordia no es solo un acto pasivo de Dios hacia la humanidad, sino también una responsabilidad compartida entre los creyentes. Los actos de compasión realizados por las personas no solo reflejan la misericordia divina, sino que también invitan a otros a experimentar el amor de Dios.
Experiencias personales de misericordia
Uno de los aspectos más conmovedores es cómo se aborda la experiencia personal de la misericordia divina. A través de relatos como la historia del hijo pródigo, se ilustra cómo cada individuo experimenta el amor de Dios de manera única y transformadora. En esta parábola, el hijo, abrumado por la culpa y la vergüenza, es recibido con los brazos abiertos por su padre, quien simboliza el amor incondicional de Dios. Este relato resalta cómo la misericordia divina no solo perdona, sino que también restaura la dignidad y la identidad del pecador.
En un mundo donde la justicia a menudo domina las narrativas, no olvidemos que la misericordia tiene el poder de sanar, restaurar y transformar. Al vivir una fe que equilibra justicia y compasión, los creyentes pueden reflejar el corazón de Dios y comunicar su amor al mundo de una manera más significativa.
Foto de portada: «El Hijo Pródigo» – Autor: Bartolomé Esteban Murillo (1660-1670)
