H. Ernesto López, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú me concedes el gran don de mi vida con el que quieres que haga grandes cosas; ayúdame a reconocerlo, al igual que los demás dones que me das. Te pido por todas las personas que no te aceptan en su corazón o que te odian.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.
Y les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.
Los discípulos se fueron a predicar la conversión. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Seguir a Jesús no es algo fácil, pero puedo decir que es muy satisfactorio. No te imaginas, cuando empiezas a seguirlo, con qué cosas te toparás o con qué tipo de personas. Mucha de la gente con la que he hablado se sorprende por el hecho de que seamos seminaristas jóvenes que lo han dejado todo para seguir a Cristo. Todas las seguridades humanas cambian de plano cuando tenemos a Dios en el centro, las cosas adquieren un nuevo significado que va más allá de todo lo que nos podemos imaginar.
Parte de la satisfacción que nos da Dios, cuando nos convertimos en sus discípulos, es que nos concede unos dones que ya los tenemos desde nuestro bautismo, solo falta ponerlos al servicio de nuestra comunidad cristiana. Dios te da un don y lo tienes que descubrir poco a poco.
Seguir a Cristo también significa ponerse en camino, emprender nuevas rutas que te llevarán a lugares no siempre amigables y llegará el momento de darlo todo por el Señor. Dios siempre estará presente, Él no nos deja solos. Él mismo lo testifica diciendo que estará con nosotros hasta el fin del mundo.
«Sus discípulos han sido testigos oculares, han visto esto y después lo han testimoniado. Pero Jesús no les ha querido solo espectadores de su misión: les ha involucrado, les ha enviado, les ha dado también a ellos el poder de sanar a los enfermos y de expulsar a los demonios. Y esto ha proseguido sin interrupción en la vida de la Iglesia, hasta hoy. Y esto es importante. Cuidar de los enfermos de todo tipo no es para la Iglesia una “actividad opcional”, ¡no! No es algo accesorio, no. Cuidar de los enfermos de todo tipo forma parte integrante de la misión de la Iglesia, como lo era de la de Jesús. Y esta misión es llevar la ternura de Dios a la humanidad sufriente.»
(Angelus de S.S. Francisco, 7 de febrero de 2021).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer una cosa buena que nunca me he atrevido hacer, poniendo mi confianza en Dios y pidiéndole su luz.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.