Leonardo Garzón, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú estás siempre a mi lado, dispuesto a escucharme, a instruirme cuando te necesito; ayúdame a darme cuenta de la importancia de acudir a ti como un hijo hacia su padre o un amigo a otro. Tú eres el mejor consejero, «Tú tienes palabras de vida eterna».
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan el Bautista: “¿Qué debemos hacer?” Él contestó: “El que tenga dos túnicas, que de una al que no tiene ninguna, y quien tenga comida, que haga lo mismo”. También acudían a él los publicanos para que los bautizara: y le preguntaban: “Maestro, ¿qué tenemos que hacer nosotros?”. Él les decía: “No cobren más que lo establecido”. Unos soldados le preguntaron: ” Y nosotros ¿Qué tenemos que hacer?”. Él les dijo: “No extorsionen a nadie ni denuncien a nadie falsamente, sino conténtense con su salario”. Como el pueblo estaba en expectación y todos pensaban que quizá Juan era el Mesías, Juan los sacó de dudas, diciéndoles: “Es cierto que yo bautizó con agua, pero ya viene otro más poderoso que yo, a quien no merezco desatarle las correas de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja; guardará el trigo en su granero y quemará la paja en un fuego que no se extingue”. Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
“Entonces, ¿qué hacemos?” Esta pregunta surge en nuestro corazón como signo de la necesidad de un ¡ALGUIEN! Así es, no queremos, en primer lugar, una respuesta al «qué hacemos» sino que buscamos, un alguien que nos tome de la mano y al cual podamos aferrarnos con confianza. Nos vemos profundamente empujados a buscar un rostro cercano con el cual podamos caminar en los momentos de duda; quizá esta persona no tiene una respuesta que darnos, sin embargo, en la compañía de este amigo, podemos encontrar fortaleza, apoyo y guía para llegar a una decisión por nosotros mismos.
En ocasiones, nuestra dudas y problemas no parecen tan importantes cuando hay una persona en la cual podemos apoyarnos; pensemos en familiares o amigos cercanos que siempre han estado allí en los momentos en los que más los hemos necesitado.
Ahora bien, nuestro Señor Jesucristo ha querido que seamos sus amigos y Él es el amigo que nunca falla. Todas nuestras dudas y problemas serán más llevaderos si caminamos de su mano.
«Jesús nos dice, lo dice a los apóstoles, qué hacer: vigilar y rezar. “Vigilad y rezad”: primera cosa. Y cuando rezamos el Padre Nuestro pedimos la gracia de no caer en tentación, que nos proteja para no resbalar en la tentación. La primera arma es la “oración”. Pero, cuando la seducción es fuerte —nosotros nos damos cuenta, pero él trata de iluminarnos con su luz artificial— penitencia, ayuno. Jesús dice del diablo en estos momentos más fuertes: “A este se le vence con oración y ayuno”. El Señor es claro: vigilad, rezad y después, por otra parte, dice: oración y ayuno. Solamente con esto».
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de mayo de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Poner especial atención a los signos de amor de Dios en este día y buscar un momento para agradecérselos con mi oración y ayuno.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.