Jornada Mundial de los Pobres
H. Axel Hernández, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, abre mi entendimiento para que pueda saber cuáles son los talentos que me has dado y descubrir como tú quieres que yo los use.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.
El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor. Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.
Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.
Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: ‘Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado’. Su señor le dijo: ‘Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor’.
Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: ‘Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo’.
El señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene. Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación’ ”.
Palabra de Dios.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Todas las personas tenemos talentos y éstos nos han sido dado para que los pongamos al servicio de nuestro prójimo. No importa la cantidad de talentos que tengamos, aunque sólo sea uno, el Señor nos invita a que lo explotemos y Él se encargará del resto
Si queremos que nuestros talentos den frutos, no basta con sólo usarlos, es preciso inyectar amor a nuestras obras, el cual es como la levadura que se mete en la harina o como el agua que cae sobre tierra reseca y germina. Dios nos ha dado talentos y no hay que tener miedo de preguntarle: ¿cómo quieres que utilice yo estos talentos que me has dado?
El Señor, consciente de que cada persona es distinta, nos ha otorgado talentos diferentes para que, complementándonos, podamos hacer grandes cosas. No tengamos miedo a emprender proyectos de caridad, si por ejemplo tienes una profesión, ¿por qué no hacer obras de caridad usando el talento de la profesión a la que te dedicas? El Señor nos ha dado nuestros talentos para donarnos y si en verdad somos de él no podemos esconderlos: hay que usarlos para hacer presente su reino de amor a través de ellos.
«Al final de la parábola el Señor llama «bueno y fiel» al que ha sido emprendedor; en cambio, «malvado y holgazán» al siervo que ha estado a la defensiva (cf. vv. 21.23.26). ¿Por qué Dios es tan severo con el siervo que tuvo miedo? ¿Qué mal ha hecho? Su mal es no haber hecho el bien, ha pecado de omisión. San Alberto Hurtado decía: «Está bien no hacer el mal. Pero es malo no hacer el bien». Este es el pecado de omisión. Y este puede ser el pecado de toda una vida, porque la hemos recibido no para enterrarla, sino para ponerla en juego; no para conservarla, sino para darla. Quien está con Jesús sabe que se tiene lo que se da, se posee lo que se entrega; y el secreto para poseer la vida es entregarla. Vivir de omisiones es renegar de nuestra vocación: la omisión es contraria a la misión.»
(Homilía de S.S. Francisco, 1 de octubre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Analizar donde y como puedo de manera concreta usar los talentos que Dios me ha dado para instaurar su reino de amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.