En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesucristo, te doy gracias por los momentos en que piensas en mí sin que yo me dé siquiera cuenta. Concédeme imitar tu ejemplo. Que aprenda a mirar las necesidades de los demás antes que las mías. Que lo haga de corazón, no por aparentar. Te pido por mis seres queridos, por mis amigos y por las personas que aún no te conocen. Quiero ofrecerte esta oración en acción de gracias por tu presencia en la Eucaristía y en mi corazón
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34
Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En este pasaje del Evangelio según san Marcos, encontramos a los apóstoles regresando de su misión, llenos de experiencias y enseñanzas para compartir con Jesús. Él, al ver su agotamiento, les invita a retirarse a un lugar solitario para descansar. Sin embargo, la multitud que seguía a Jesús era tan numerosa que no les permitía ni siquiera comer.
A pesar de sus planes de descanso, Jesús se compadece de la gente, que estaba como ovejas sin pastor, y decide quedarse para enseñarles. Esta decisión nos muestra su profunda preocupación por las necesidades espirituales de los demás, incluso cuando él mismo necesitaba descansa
La escena nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas. ¿Cuántas veces nos encontramos ocupados, sin tiempo para descansar o reflexionar? ¿Cuántas veces ignoramos las necesidades de los demás porque estamos centrados en nuestras propias preocupaciones?
Jesús, al ver a la multitud, no se aparta egoístamente; en cambio, se convierte en el pastor que guía y enseña. Su compasión nos desafía a mirar más allá de nuestras agendas y a estar atentos a quienes nos rodean.
En este tiempo de vacaciones, podemos preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a ser como Jesús, a renunciar a nuestro propio descanso para atender a aquellos que necesitan dirección y consuelo? ¿Cómo podemos ser pastores compasivos en medio de nuestras ocupadas vidas?
Quizás la respuesta esté en seguir el ejemplo de Jesús, que vio a las personas como ovejas sin pastor y se dedicó a enseñarles y guiarlas. Así, también nosotros podemos ser instrumentos de amor y compasión en el mundo, incluso cuando nos sentimos cansados o abrumados.
«El Evangelio de hoy nos dice que los apóstoles después de la experiencia de la misión, están contentos pero cansados. Y Jesús lleno de comprensión quiere darles un poco de alivio. Entonces les lleva a aparte, un lugar apartado para que puedan reposarse un poco. “Muchos entretanto los vieron partir y entendieron… y los anticiparon”. Y a este punto el evangelista nos ofrece una imagen de Jesús de particular intensidad, ‘fotografiando’ por así decir sus ojos y recogiendo los sentimientos de su corazón. Dice así el evangelista: “Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato”. tomemos los tres verbos de este sugestivo fotograma: ver, tener compasión, enseñar. Los podemos llamar los “verbos del Pastor”. El primero y el segundo están siempre asociados a la actitud de Jesús: de hecho su mirada no es la de un sociólogo o la de un fotoreporter, porque Él mira siempre “con los ojos de corazón”. Estos dos verbos: “ver” y “tener compasión”, configuran a Jesús como el Buen Pastor. También su compasión no es solo un sentimiento humano, pero es la conmoción del Mesías en la que se hizo carne la ternura de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús de nutrir a la multitud con el pan de su palabra. O sea, enseñar la palabra de Dios a la gente. Jesús ve; Jesús tiene compasión; Jesús enseña. ¡Que bello es esto!».
(S.S. Francisco, Angelus del19 de julio de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Procuraré escuchar a mis amigos, familiares y compañeros con atención y sin dar muestras de prisas.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.