Adrián Olvera, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Sólo bajo la mirada de Dios soy lo que soy…
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 22, 15-21
En aquel tiempo, se reunieron los fariseos para ver la manera de hacer caer a Jesús, con preguntas insidiosas, en algo de que pudieran acusarlo. Le enviaron, pues, a algunos de sus secuaces, junto con algunos del partido de Herodes, para que le dijeran: “Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de nadie. Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?”. Conociendo Jesús la malicia de sus intenciones, les contestó: “Hipócritas, ¿por qué tratan de sorprenderme? Ensénenme la moneda del tributo”. Ellos le presentaron una moneda. Jesús les preguntó: “¿De quién es esta imagen y esta inscripción?” Le respondieron: “Del César”. Y Jesús concluyó: “Den, pues, al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
La sinceridad no tiene su fundamento en aquello que se dice, sino en aquello que se lleva en el corazón.
Muchas veces podemos vivir sabiendo lo que es correcto. Incluso podemos no sólo vivir sabiéndolo sino también proclamándolo y, ante los demás, pareceremos confiables, honrados, buenas personas… personas sinceras.
Jesús va más allá. Él conoce lo más profundo de nuestro corazón. Él sabe el porqué de nuestras acciones, de nuestros pensamientos, de nuestras palabras… de todo. Al “César” lo podremos engañar, pero a Dios jamás.
Aquí radica la verdadera libertad entre aquel que vive para los hombres de aquel que vive para Dios. El primero intentará, siempre que pueda, “tentar” a Dios; el segundo, sabiendo que Dios conoce lo más profundo de su corazón, encontrará la verdadera paz, la verdadera libertad… dando al César lo que es del César y a Dios lo que sólo es de Dios.
Jesús, conociendo su hipocresía, dice claramente: “¿por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea”. He aquí el método de Jesús: siempre a los hipócritas y a los ideológicos responde con la realidad. La realidad es así, todo lo demás es hipocresía o ideología. Por ello Jesús dice: “traedme un denario”. Quiere efectivamente mostrar la realidad y responder con sabiduría: lo del César, devolvédselo al César -la realidad era que el denario tenía la imagen del César- y lo de Dios, a Dios.
(Homilía de S.S. Francisco, de 6 de junio de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Antes de finalizar la jornada, haré un breve examen de conciencia pidiendo al Espíritu Santo luz para descubrir la raíz de mis acciones a lo largo del día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.