Rubén Tornero, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Espíritu Santo, te entrego mi corazón para que obres en mí, para que guíes mis pensamientos y me ayudes a entender con claridad aquello que quieras decirme en este día. Muéstrame tu voluntad y dame la fuerza necesaria para seguirla. Te entrego mi vida, para que sigas obrando en ella, y a través de ella des gloria y alabanza a tu nombre Santo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”.
Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”. Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’. Pero Dios le dijo: ‘¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’. Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Señor Jesús hoy nos habla sobre la codicia y el daño inmenso que ésta causa a todo hombre, puesto que cegándolo de aquello que es realmente importante (…) dirige su mirada a los bienes materiales, y que como Jesús mismo dice se corroen y con el tiempo desaparecen.
Hoy en día, es muy fácil poner nuestro corazón y felicidad en los bienes materiales y pensamos muchas veces que, a más bienes materiales, mayor felicidad; sin embargo, el corazón del hombre jamás podrá estar satisfecho con la materialidad de este mundo, puesto que ha sido creado para ser llenado por su mismo Creador.
El Señor Jesús quiere llenar nuestro corazón con su amor, pero para esto es necesario primero vaciarlo de todas las cosas materiales que esté ocupando su lugar. Abramos nuestro corazón a la gracia de Dios, que no nos quita nada, sino que nos lo da todo, pues teniéndolo a Él nunca faltará nada.
«El dinero es importante, sobre todo cuando no hay y de eso depende la comida, la escuela, el futuro de los hijos. Pero se convierte en ídolo cuando se convierte en el fin. La avaricia, que no es por casualidad un pecado capital, es pecado de idolatría porque la acumulación de dinero en sí se convierte en el fin del propio actuar».
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de febrero de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haz una pequeña obra de caridad con otra persona, aunque implique desprendimiento.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.