El coro que se prepara para las ordenaciones sacerdotales en la Basílica de San Pablo Extramuros no es solo un conjunto musical, sino una representación de la unidad.
Para H. John Frain, L.C., miembro del coro y alumno de teología, este evento refleja la idea de que los sacerdotes son un don no solo para el Regnum Christi, sino para toda la Iglesia. «El hecho de que todos nosotros vengamos aquí para preparar juntos la misa refleja esta realidad de que todos hemos recibido este don de Dios», comenta. Que se unan para cantar también tiene un significado profundo: la música como un vehículo que se convierte en un instrumento para llevar a los demás hacia Dios.
El H. Patricio Bringas, L.C., director del coro y a pocos meses de ser ordenado diácono, también destaca esta unidad en la diversidad. Aunque quienes se ordenan son legionarios, toda la familia del Regnum Christi se goza en ellas. «Es algo muy hermoso que puedan participar miembros de las distintas vocaciones en la misa de ordenaciones sacerdotales cantando en el coro», afirma el H. Patricio, quien ha dirigido el coro por dos años. Para él, la música en la misa no solo tiene el propósito de ser un acompañamiento sonoro, sino que debe ser una experiencia que eleve espiritualmente a quienes la escuchan.
Ceci Motta, consagrada del Regnum Christi y directora del ECYD de Roma, ve el coro como una representación de la armonía en la familia espiritual del Regnum Christi. «La armonía se construye de muchos sonidos diferentes que se encuentran y dan vida a algo nuevo y más bonito», explica Ceci. Ella subraya cómo, a través de la música, los distintos miembros de la comunidad se unen para ofrecer a Dios un servicio común, cada uno desde su vocación. Este momento no es solo un acto de canto, sino una forma de testimoniar la unidad y la belleza.

La preparación: un compromiso de tiempo y corazón
La preparación del coro para las ordenaciones sacerdotales es un esfuerzo que involucra meses de ensayo y dedicación.
El H. John Frain comenta que el grupo ensaya una vez a la semana, generalmente entre una hora y media y dos horas, durante un período de aproximadamente dos meses antes del evento. «Es un compromiso de tiempo que vale la pena, porque las ordenaciones son un momento muy importante y hermoso que vivimos en familia», dice el H. John. Para él, el esfuerzo tiene un propósito más allá de la ejecución musical; es una forma de vivir el evento de las ordenaciones de manera profunda. «El canto es parte de nuestra tradición de vida, por lo que muchos de estos cantos ya los conocemos bastante bien, solo necesitamos repasarlos y armonizarlos con el grupo, y aprender alguno que otro que es nuevo», comenta.
Aunque muchos de los cantos son familiares para los miembros del coro, hay otros que son específicos para la ocasión y requieren una preparación más detallada. H. Patricio Bringas señala que, si bien los cantos de las ordenaciones suelen ser conocidos, el reto principal está en coordinar las voces y los tiempos de todos los miembros del coro, que provienen de distintas comunidades (filosofía, teología y de las consagradas). «Lo que toma más tiempo es cuando buscamos unir el coro», explica el H. Patricio.
Ceci, por su parte, menciona que, como consagradas, ellas suelen tener menos ensayos que los legionarios, pero igualmente se preparan con dedicación. «Este año, nosotras solo vamos a tener tres ensayos, pero repetimos cantos que ya habíamos preparado los años pasados con más tiempo», explica. A pesar de la diferencia en el número de ensayos, Ceci resalta que el tiempo que dedican al canto es crucial para asegurar que la música sea un verdadero medio de oración y acompañamiento para la liturgia.

La música como camino espiritual
La música, más que un simple complemento de la liturgia, es vista por los miembros del coro como una forma de acercarse a Dios. El H. John Frain explica que cada canto tiene un propósito dentro de la misa. «Cada canto va con lo que está pasando en ese momento», comenta, refiriéndose a los cantos de alabanza con los que inicia la misa, los cantos de unción cuando se pone el aceite en las manos de los nuevos sacerdotes, y los cantos eucarísticos durante la comunión, etc. El H. John está convencido de que la música tiene que ayudar a los presentes a vivir la misa de una manera más profunda, contribuyendo a un mejor entendimiento de lo que sucede en la ceremonia.
H. Patricio Bringas también resalta que la música no es un accesorio en la liturgia, sino una parte integral de la misma. «La música es parte de la liturgia. No se canta en la misa, se canta la misa», asegura. Para él, los cantos no son solo decorativos, sino que tienen un profundo sentido litúrgico, ayudando a los participantes a entender y vivir lo que está sucediendo en ese momento concreto. Cada canto está pensado para acompañar un gesto o un rito específico, lo que hace que la música se convierta en un vehículo de oración y adoración.
Para Ceci, la música también es una forma de evangelización. «La música es un canal de evangelización muy importante porque es un lenguaje universal, que llega a muchas personas y atrae a través de la belleza del arte», comenta. Ella cree que la belleza de la música tiene un poder único para conectar con los corazones de las personas y guiarlas hacia un encuentro más profundo con Dios.

Desafíos y expectativas para el Coro
La preparación del coro no está exenta de desafíos. El H. Patricio Bringas reconoce que coordinar a tantas personas de diversas comunidades es complicado, ya que cada grupo tiene horarios y responsabilidades diferentes. «Son cuatro comunidades con distintos compromisos y que tienen que estar coordinadas en el mismo tiempo, y eso no es fácil», explica.
A pesar de los inconvenientes, el H. Patricio tiene claras las expectativas para este año: «Esperamos que nuestro canto sea, sobre todo, para dar gloria de Dios». Su objetivo es que la música ayude a los nuevos sacerdotes a vivir la misa de una manera más profunda y que los asistentes puedan acompañarlos en su oración de manera más vivencial. «El reto es que todos los asistentes puedan vivir este momento con mucho más fruto espiritual», añade.
Ceci también comparte la esperanza de que el canto pueda contribuir a la vivencia espiritual de los asistentes. Ella cree que, aunque la música pueda pasar desapercibida en ciertas ocasiones, lo más importante es que la gente se enfoque en lo esencial: el misterio de la ordenación. «Si fuera así que pasamos desapercibidos, pues también puede ser una buena señal porque somos como ese acompañamiento secundario que ayuda a centrarnos en lo más esencial: Dios», afirma.
Aunque es bien sabido, por la experiencia y los comentarios de años previos, que los cantos del coro difícilmente pasan desapercibidos y los asistentes a la Misa de ordenaciones sacerdotales lo agradecen.
Escucha uno de los cantos
En el siguiente video se puede apreciar uno de los cantos durante las ordenaciones sacerdotales del 2024, acompañado con algunos testimonios e imágenes que reflejan la experiencia de los asistentes.
(Invitamos a subir el volumen)