Regnum Christi Internacional

P. Pablo Lorenzo-Penalva, L.C.: «En Brasil hay un gran deseo por el acompañamiento espiritual»

«Soy una persona que recibí mucho y por eso me siento con la responsabilidad de dar mucho, y es lo que estoy intentando hacer aquí en Brasil, dar lo que yo recibí».

¿Puede un sacerdote a caballo convertirse en signo vivo de cercanía con su pueblo? ¿Qué se esconde detrás de la sonrisa abierta de una comunidad brasileña que construye capillas durante el carnaval y celebra su fe con un fervor casi olvidado en otros países? En esta entrevista, el P. Pablo Lorenzo-Penalva, L.C., comparte su experiencia ministerial en Brasil, donde el encuentro entre culturas, la religiosidad popular y el deseo profundo de acompañamiento espiritual marcan un testimonio que nos interpela a todos.

El P. Pablo Lorenzo-Penalva, sacerdote legionario de Cristo, ha participado en el «Paseo en honor a San Antonio de Padua», y lo ha hecho de una manera especial: a caballo y acompañando a los fieles que celebraban la fiesta. El sacerdote español ejerce su ministerio en Brasil, lo que enriquece mucho su vocación: «Salir, como nos invitaba el Papa Francisco, a ir a las periferias, salir de nuestra zona de confort, nos ayuda, porque uno valora al otro, otras culturas…». El Regnum Christi en Brasil es una realidad floreciente, donde está plantada la semilla del Reino, donde se aprende en lo personal y espiritual de su gente. Así lo dice el P. Pablo: «La internacionalidad del Regnum Christi es importantísima, porque católico significa universal, el evangelio es para todos, todas las culturas, todas las naciones están llamadas a beneficiarse de la palabra de Dios y cuando uno sale de su tierra, abre horizontes».

Usted participó en el «Paseo en honor a San Antonio de Padua», y el viernes 13 de junio celebraron su fiesta. ¿Cómo fueron estos días?

Lo que más me gustó fue participar con la gente, cabalgar junto con ellos. El caballo de la equitación es algo que me encanta, desde pequeño, antes de entrar al seminario, tuve oportunidad de aprender a montar a caballo y hacía realmente bastante tiempo que no montaba, así que fue recordar viejos tiempos. Sobre todo, me encantó ver a la gente lo feliz que estaba de que el sacerdote los acompañase. Lamentablemente en años pasados otros sacerdotes no cabalgaban con ellos porque no sabían cabalgar, y me encantó ver cómo estaban ilusionados por ver al sacerdote con ellos. Un modo de servicio del sacerdote que es elegido para servir al pueblo es estar con ellos, participando, compartiendo esperanzas, sufrimientos…

¿Qué le llama la atención de esta zona en la que está desarrollando su ministerio sacerdotal?

Lo que más resaltaría del sur de Brasil, del estado de Paraná, es la religiosidad popular y el fervor de la gente, el cariño que le tienen al sacerdote, el apoyocómo quieren que el sacerdote esté entre ellos, que participe de sus fiestas, que realmente el padre, el sacerdote, el presbítero esté presente. Esa religiosidad, ese fervor, es algo que lamentablemente se ha ido perdiendo en otros lugares. Yo nací y crecí en Barcelona y por muchos motivos la fe se vive de modo más frío en España y en otros lugares de Europa. Y venir aquí y estar con esta gente tan cariñosa, que con tanto fervor vive las celebraciones, pues a uno lo anima y también uno ve los frutos de la entrega apostólica, que la gente retribuye a lo que vamos haciendo.

Háblenos de la mezcla de cultura que se vive allí.

La mezcla cultural que hay aquí es muy interesante, pues la mayoría son descendientes de europeos especialmente de Italia, Alemania, Ucrania, Polonia, que huyeron de las guerras mundiales, especialmente de la primera, y Brasil ofreció tierras, especialmente las del sur, y aquí se instalaron. Entonces aquí son las llamadas colonias, hay colonias de alemanes, colonias italianas, colonias ucranianas, hoy en día ya están muy mezcladas entre sí, pero esa religiosidad popular, esas tradiciones que en Europa se han ido perdiendo, aquí siguen muy vivas.

«En Brasil hay un gran deseo por el acompañamiento espiritual»

Durante el carnaval de este año construyeron una capilla, ¿cómo fue esta experiencia?

Lo que más me impactó fue la generosidad de la gente. Yo recuerdo que llegué a Curitiba en septiembre. Estaba anteriormente en Brasilia trabajando como director del ECYD. Llegué a Curitiba y me encontré que necesitábamos recaudar fondos para construir la capilla. Se nos hizo mucha cuesta arriba, pero finalmente nos apoyaron económicamente, pero no solo eso, sobre todo cómo nos apoyaron motivándonos, dándonos ideas, buscando personas que nos pudiesen ayudar... Y la recepción de la comunidad cuando llegamos para construirles la capilla, fue impresionante la donación de ellos mismos. Estuvieron allí cocinando para todos nosotros, buscando donde podríamos dormir. El sacerdote de la zona fue muy atento con nosotros, con los voluntarios, con los jóvenes. Y lo que destacaría más es sobre todo eso, la generosidad del pueblo. Dan todo lo que tienen con una gratitud impresionante.

¿Cómo le está ayudando en su vocación su misión en Brasil? ¿Qué nos puede contar de la gente de este país?

Me entusiasma ver que aquí las familias siguen siendo numerosas, que las ideologías, gracias a Dios, no han hecho tanta mella. La gente sigue siendo muy religiosa. que falta mucho la catequesis, porque hay católicos, pero también hay personas que participan de sectas, los llamados evangélicos. Entonces hay un poco de confusión, pero sobre todo hay respeto, el respeto por las creencias.

En ningún momento he tenido problemas con alguien que me recriminase por ir vestido de sacerdote o por ser sacerdote. La gente pide que bendigas su casa, los bendigas a ellos mismos, bendigas el lugar de trabajo, sus instrumentos de trabajo. Es realmente muy reconfortante ver que la gente busca para esto al sacerdote. Es lo que más destacaría del brasileño.

«En Brasil hay un gran deseo por el acompañamiento espiritual»

¿Se había imaginado alguna vez que su misión estaba en Brasil?

Sinceramente, nunca pensé que iba a trabajar en Brasil. Antes de entrar al seminario, yo quería ser biólogo. Y para todo biólogo, Brasil es el paraíso porque es un país donde la biodiversidad es gigantesca. Y el estar aquí desarrollando mi misión sacerdotal, mi ministerio, es algo que me sorprendió desde el primer día, cuando llegué como seminarista y ahora cuando volví años después como sacerdote. Y al final, cuando uno echa la vista atrás, lo que ve es que Dios es el Señor de la historia, Él es el que guía nuestros pasos y al final, si nos colocamos bajo su amparo y confiamos en su Divina Providencia, Él actúa. Y como decía San Pablo, ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Es lo que le pido al Señor cada día. Que sea Él el que viva en mí y que sea Él el que actúe. Porque al final, el sacerdote es instrumento de la gracia de Dios.

¿Qué lecciones ha aprendido de Brasil que puedan ser de valor para otros países?

Es una buena pregunta. Sobre todo, cómo enfrentar las dificultades, cómo vivir la vida. Aquí, el brasileño, por ser un país que nunca ha entrado en conflicto bélico a gran escala, por ser un país joven… tiene una gran alegría con la que viven cada día, a pesar de las dificultades, a pesar de los problemas políticos, sociales.

Siempre los ves con buena cara y ese entusiasmo del brasileño, esa acogida, esa esperanza, esa alegría, esa inocencia, es lo que podemos aprender más de ellos.

¿Cómo es el Regnum Christi en Brasil? ¿Por qué es importante la internacionalidad?

El Regnum Christi de Brasil es joven todavía, pero estamos creciendo gracias a Dios. Es todo un desafío. Yo recibí mucho en Barcelona, fui alumno de nuestro colegio, el Real Monasterio Santa Isabel, luego fui miembro del ECYD y en bachillerato me asocié al Regnum Christi. Soy una persona que recibí mucho y por eso me siento con la responsabilidad de dar mucho, y es lo que estoy intentando hacer aquí en Brasil, dar lo que yo recibí.

«En Brasil hay un gran deseo por el acompañamiento espiritual»

La internacionalidad del Regnum Christi es importantísima, porque católico significa universal, el evangelio es para todos, todas las culturas, todas las naciones están llamadas a beneficiarse de la palabra de Dios y cuando uno sale de su tierra, abre horizontes. Yo soy español, pero cuando hecho la mirada atrás y veo el tiempo que pasé en Brasil, me considero un español que ha crecido, porque ha salido de España, se ha enriquecido con lo que ha vivido en otros lugares especialmente aquí en Brasil, pero también en mi formación en Roma, en Estados Unidos. Salir, como nos invitaba el Papa Francisco, ir a las periferias, salir de nuestra zona de confort, nos ayuda, porque uno valora al otro, otras culturas Ves aspectos de su cultura muy ricos.

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