Por el Dr. David Vegue Corbacho, Misionero Permanente del Regnum Christi
El 27 de junio del presente año 2025, la Iglesia celebra la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, el viernes siguiente a la octava del Corpus Christi, según estableció en 1856 el Beato Papa Pío IX, en respuesta a la petición que el mismo Jesús hizo a Santa Margarita María Alacoque de instituir una fiesta para honrar su Corazón y reparar, mediante la oración, las ofensas que recibe.
La devoción al Sagrado Corazón tiene sus fundamentos en el cristianismo de los primeros años. El Apóstol Juan testimonia en su Evangelio que del corazón traspasado de Cristo en la cruz «salió sangre y agua» (Jn 19, 24). Basándose en la enseñanza de San Pablo sobre Cristo como el segundo Adán espiritual (1 Cor 15, 45), los Padres de la Iglesia (entre ellos Tertuliano, San Cipriano y San Agustín) afirmaron que, de la herida del costado de Cristo, como fuente inagotable del amor y de la gracia salvadora, brotaron la Iglesia y los sacramentos, dones divinos por los cuales Cristo actúa en beneficio de la redención de las almas.
Según registra San Bernardo de Claraval, en la Edad Media los cristianos meditaban frecuentemente sobre las «Cinco Llagas de Jesús», en especial la de la lanza, considerándola como la puerta de acceso al Corazón de Cristo para «penetrar en el gran secreto de Dios, donde están escondidas todas las riquezas de la sabiduría y del entendimiento» (Col 2, 2 – 3).
Por medio de revelaciones privadas, la devoción se estableció en Europa a partir del siglo XII tras las apariciones del Sagrado Corazón a místicos como la belga Santa Lutgarda de Aywières, las alemanas Santa Matilde de Hackeborn y Santa Gertrudis de Helfta, el Beato alemán Enrique Suso y la italiana Santa Ángela de Foligno.
El 31 de agosto de 1670, el sacerdote francés San Juan Eudes, por inspiración divina, celebró la primera fiesta del Sagrado Corazón de Jesús e introdujo su culto litúrgico junto con el del Corazón Inmaculado de María.
Pero el definitivo espaldarazo a la devoción, que significó su difusión e institución en todo el mundo, vino con las apariciones de Cristo a la religiosa francesa Santa Margarita María Alacoque entre 1673 y 1675. Vio al Sagrado Corazón «en llamas, con la llaga, rodeado con una corona de espinas y una cruz en su parte superior». Pidió que los fieles que lo reciban con frecuencia en la Eucaristía, especialmente nueve primeros viernes de mes, y dediquen una hora santa con sentido de reparación por los pecados del mundo, Finalmente solicitó «que se dedique una fiesta especial para honrar mi Corazón el primer viernes después de la octava del Santísimo Sacramento».
En España, el Beato Bernardo de Hoyos, sacerdote jesuita, el 14 de mayo de 1733, día de la Ascensión, mientras rezaba después de comulgar para que la devoción al Corazón de Jesús se divulgase en los territorios hispanos de aquella época (Reino de España en Europa, América y Asia), vio al Sagrado Corazón y recibió de él una Gran Promesa: «REINARÉ EN ESPAÑA Y CON MÁS VENERACIÓN QUE EN OTRAS PARTES».
En Valladolid, España, se encuentra la Basílica Nacional de la Gran Promesa, lugar donde se recuerda y custodia la aparición del Sagrado Corazón de Jesús al Beato Bernardo de Hoyos. Este templo también alberga una imagen de la Virgen de Guadalupe de México junto con el conjunto de escudos de los países que, en tiempos de Bernardo de Hoyos, conformaban el Reino de España.
Los países surgidos de lo que entonces era España, donde actualmente habitan la mitad de los católicos en el mundo, son afortunados por gozar del reinado de tan amoroso Corazón, motivo por el cual han destacado históricamente por su devoción, promoción, consagración y apostolado inspirado en el Sagrado Corazón de Jesús.
Para el miembro del Regnum Christi, el amor personal, real, apasionado y fiel a Cristo (cf. EFRC 12, 14, 58) es el motor para cumplir la misión de «hacer presente el misterio de Cristo que sale al encuentro de las personas, les revela el amor de su corazón, las reúne y forma como apóstoles, líderes cristianos, las envía y acompaña para que colaboren en la evangelización de los hombres y de la sociedad» (EFRC 8, 9). «Estamos llamados, personal e institucionalmente, a leer el mundo desde el Corazón de Cristo» (Comunicado Convención General Ordinaria 2024), y consideramos la devoción al Sagrado Corazón de Jesús como un pilar fundamental de nuestra espiritualidad y carisma, que promovemos a través de nuestra actividad apostólica.
El Dr. David Vegue Corbacho, ha tenido experiencia de cinco años como profesor de escuelas públicas españolas de nivel secundaria y bachillerato. Como conferencista, desde 1998 ha impartido ponencias en España y México sobre temas filosóficos, teológicos, humanísticos y educativos. A nivel privado, desde agosto del año 2000 trabaja como profesor de carrera en la Universidad Anáhuac Mayab, impartiendo clases de Humanidades para alumnos de licenciatura de todas las carreras y de postgrados a nivel maestría y doctorado para programas de Educación y Humanidades. En esta misma universidad es Coordinador de Postgrados de Humanidades y profesor en dos generaciones de la Maestría en Ciencias Humanas, y cuatro Diplomados: Grandes Religiones, Mitos y Realidades de la Historia de la Iglesia, Arte Religioso y Humanismo Antiguo.
Foto de portada: Imagen del Sagrado Corazón, en la Basíilca de la Gran Promesa de Valladolid.
