Ilse García Sánchez, con una década de experiencia trabajando en el área administrativa de las obras educativas del Regnum Christi, tuvo la oportunidad de vivir el Jubileo de los Jóvenes en Roma. Fue un viaje que la transformó hondamente. Su experiencia compartida refleja cómo el Jubileo se convirtió en una plataforma para que los jóvenes de todo el mundo pudieran reconocerse como agentes del cambio, impulsados por la fe y por el deseo de ser esperanza para la sociedad.
Un llamado a la esperanza
El Jubileo de los Jóvenes fue más que un evento religioso; es el resultado de un llamado que se hizo a la juventud del mundo, impulsado por la invitación del Papa Francisco y hoy llevado adelante por el Papa León XIV. Este evento ha formado parte del Año Jubilar que, como Iglesia, vivimos durante el 2025 bajo el lema «Peregrinos de Esperanza» para una renovación espiritual. La celebración para los jóvenes tuvo lugar del 28 de julio al 3 de agosto en Roma, Italia.
Una de las jóvenes que pudo vivir esta experiencia fue Ilse García, colaboradora del área administrativa de las obras educativas del Regnum Christi de México. Más que una decisión de sumarse a este encuentro masivo, Ilse considera que fue como un llamado de Dios al cual decidió responder.
«Decidí apostar a esta invitación a pesar de la incertidumbre que me rodeaba. A lo largo de este año, me sentí conmovida por el sentimiento de la esperanza, pues la sentí tanto en mi vida, como en mi profesión, en mi familia y en todas las cosas que hago. No me quedaba más que decir que sí al Señor».

Después de meses de preparación, por fin llegó el momento de emprender el viaje a Roma. Su experiencia se vio marcada por la convivencia con diversas congregaciones religiosas, cada una aportando su propio carisma y espiritualidad. La comunidad franciscana la acogió con actividades llenas de fe, mientras que con los jesuitas pudo vivir espacios de oración y reflexión. Junto al Regnum Christi, Ilse se sumó a las veladas y horas santas que se ofrecieron durante la semana, lo que la hizo sentirse en familia.
«Fue increíble formar parte de las actividades del Regnum Christi junto a mis compañeras de trabajo, consagradas, laicos consagrados y legionarios. A pesar de que también había otras personas de otras partes del mundo que yo no conocía, se sentía como estar en casa. Estar en comunidad con el Regnum Christi fue un regalo».
Para la fe no hay barreras
Al ser un evento de gran magnitud, más de un millón de jóvenes de 146 países distintos asistieron a Roma para vivir el Jubileo esos días. Ilse menciona que formar parte de esto transformó su visión de la fe y su experiencia espiritual al empaparse de todas las culturas, sintiéndose acompañada en todo momento. Es por eso que, para ella, la palabra que mejor define esta vivencia es «acompañar».
«Creo firmemente que Dios siempre nos sostiene y nos acompaña en todo momento, pero en esta experiencia con una fuerza extraordinaria, difícil de describir. El ir recorriendo este camino con tantas personas me hizo caer en la cuenta de que nunca caminas sola, sino que el Señor siempre está ahí».

Además de poder sentir la presencia de Dios en ella y los demás, resalta que algo que apreció mucho fue ver cómo se reflejaba la cultura, emoción y fe de cada país en los diversos eventos: «Me tocó ver a Brasil hacer sus hermosas alabanzas acompañadas con tambores y bailes. Pude ver a gente de África con sus ropas coloridas celebrando con mucho fervor, así como la solemnidad impecable de los franceses haciendo reverencias a Dios».
Esta internacionalidad se reflejó en cada momento del Jubileo, en donde pudo atestiguar cómo la fe realmente trasciende fronteras e idiomas. De hecho, Ilse menciona que los asistentes intercambiaron imágenes, estampas y distintivos de sus países: «La gran mayoría llevaba imágenes de la Virgen de su país o estampas de santos. En mi caso, llevé cadenitas de la Virgen de Guadalupe para intercambiar con los demás. Fue algo sumamente especial».
Asimismo, le brindó la oportunidad de abrir su corazón a nuevas formas de entender y vivir la espiritualidad, siendo este solo un recordatorio de que, aunque nuestras culturas sean distintas, el deseo de conectar con lo divino nos une a todos.
Los mensajes del Papa León XIV
La partida del Papa Francisco dejó un vacío en aquellos jóvenes que tenían el anhelo de conocerlo, pues fue él quien hizo la invitación a hacerlos partícipes de este año Jubilar. No obstante, uno de los momentos más esperados para Ilse fue conocer al nuevo Papa y presenciar el mensaje que quería transmitirles.

«Lo que resonó mucho conmigo fue la humildad y la sencillez del Papa León XIV, pues era algo que abrazábamos mucho de Francisco. Nos dimos cuenta de que León lo ha mantenido, pues tuvo todo el tacto y el cariño al hablarnos, siempre tomando como inspiración al Papa Francisco. “Como Francisco les decía” era una frase muy común en sus discursos, considerando los logros de su papado y respetando lo que había en nuestros corazones».
Ilse agrega que otra sorpresa que se llevó al escuchar al Papa es que conoce muy bien lo que hay en la mente y en el corazón de la juventud: «Recuerdo que se tomó un momento para citar a San Agustín al hablar de la amistad y de la toma de decisiones», comparte. «Pienso que muchos jóvenes hoy en día no tienen la fortuna de sentirse acogidos por sus familiares, por lo que sus amistades se han convertido en sus familias. Me pareció muy conmovedor que el Papa hablara sobre la importancia de saber decidir sobre quiénes son tus amigos y la manera en la que debemos cuidar a nuestras amistades».
En otra ocasión, el Papa León XIV habló sobre el miedo y cómo es que esta emoción afecta a los jóvenes. Ilse comenta que el miedo es una constante; sin embargo, acepta que esta emoción negativa fungía como un motor para las generaciones de nuestros padres y abuelos. «En nuestra generación, el miedo nos paraliza», admite Ilse. «Las palabras del Papa fueron reconfortantes porque reconoció ese miedo que sentimos de manera colectiva, haciéndonos sentir comprendidos».
Después de reconocer este sentimiento que acongoja a los jóvenes, el Papa los invitó a ser valientes: «Nos dijo “Que el miedo no pase de ser solamente ruido; que no detenga, que no paralice”», agrega. León hizo una petición particular de responder lo que hay en el interior, dejando que sea eso lo que resuene y así vencer el miedo.

Actitud y apertura: cómo decir que sí al Señor
Previo al cierre de este gran viaje, Ilse se tomó un momento para reflexionar sobre lo que conlleva aceptar una invitación como el Jubileo. Desde hacer un presupuesto para el viaje, atender todas las responsabilidades de la vida diaria antes de viajar al destino, seguir un itinerario y estar dispuesto a adaptarse a las circunstancias que se puedan presentar.
«A todas las personas que les gustaría vivir una experiencia como esta, los animo a que respondan a esa invitación que Dios les está haciendo. Si le estás dando un sí a Dios, verás cómo las cosas se acomodarán y fortalecerán para que todo se ajuste a esa vivencia. Él siempre estará contigo, te dará los recursos y proveerá los medios. Nada se compara con la invitación que el Señor te hace; podrás aceptarla con mucho miedo, pero a la vez con muchísima fe».
Asimismo, comparte que no es necesario ir a otro país para vivir una experiencia como esta: «Una experiencia para conectar con Dios se busca desde adentro. Lo que viví allá también lo he vivido aquí, en mis comunidades, con mis grupos, con la diócesis. Al final del día, puedes encontrar algo tan gratificante en tu ciudad, incluso en nuestras oficinas o particularmente en nuestro trabajo».
También señala la relevancia de mantener una actitud abierta y humilde para participar en este tipo de experiencias, ya sean en nuestra comunidad o en otro país. Esto es algo sumamente importante, ya que lo primordial es que el mensaje que envía Dios a través de sus fieles resuene de acuerdo con lo que cada uno de nosotros necesita escuchar en ese momento: «El Señor habla y grita en todos lados, por lo que les invito a siempre tener la apertura en sus corazones y escuchar la voluntad de Dios. Todos los días nos invita a decirle sí Señor».

Aprendizajes y otras lecciones de vida
Al reflexionar sobre los momentos más significativos de este Jubileo, Ilse destaca los aprendizajes que considera fundamentales para su desarrollo personal. Siendo esta una experiencia muy significativa, ella se ha comprometido a integrar en su vida todos estos aprendizajes y compartirlos con las personas que la rodean.
«No se puede quedar en mí solamente, tengo que compartirlo con los demás. Hemos olvidado vernos como hermanos, como sociedad, como familia, pero debemos ser esperanza para los demás. El Señor nos invita a pasar a la acción considerando siempre el bien común. Nos pide ser esperanza y yo creo que eso nace de sentirnos realmente amados por Dios».
Para ella es muy claro que pasar a la acción significa seguir el ejemplo de Jesús todos los días: «Dios nos llama a ser coherentes. No se puede separar una realidad de la otra, en el sentido de que no puedes ser una persona que se jacta de ser espiritual o religiosa y tratar mal a los demás. Como católico, no vas a vivir en otra cosa que no sea en ser honesto, solidario, fraterno, amoroso… porque en eso está fundada tu existencia».
Por último, Ilse desea difundir el mensaje que externó el Papa León XIV sobre la valentía. «Ser valiente es comprender esta cualidad desde tu día a día, desde tu realidad, desde tu comunidad, desde tu existencia, desde tu llamado. Pero no es la valentía conmigo misma, propia o individual, sino la valentía en Dios, porque de su mano podemos hacer todo».
Crédito de las imágenes: Ilse García Sánchez
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