Rita Elia Ontiveros Castillo, Misionera Permanente en México, nos invita a mirar la vida cotidiana desde la misión: el encuentro con las comunidades, los desafíos del servicio, la esperanza que nace de la fe y las preguntas que nos ayudan a discernir caminos de justicia y reconciliación. Rita, en el marco del Jubileo del Mundo Educativo, comparte experiencias y aprendizajes que buscan inspirar a quienes desean vivir su compromiso cristiano con mayor profundidad y coherencia.
En estos días, cuando el mundo parece ir tan de prisa, detenerse a pensar en lo que de verdad importa es casi un acto de rebeldía… o quizá, de esperanza. Yo decido detenerme. Me llamo Rita Elia Ontiveros de Gracia, soy esposa, madre de cinco hijos, y desde hace 18 años tengo la dicha — y la responsabilidad — de coordinar la formación y pastoral del Irish Institute México. Y digo «dicha» porque no se trata solo de un trabajo: es una vocación que ha transformado mi vida. Educar no ha sido únicamente una ocupación; ha sido mi forma de amar y de servir.
Un jubileo que interpela al corazón del educador
El Papa Francisco convocó el Jubileo de la Esperanza, y dentro de este marco se celebrará en Roma el Jubileo del Mundo Educativo del 30 de octubre al 2 de noviembre, ahora presidido por el Papa León XIV. Este evento no lo siento como algo lejano. Para mí, es una invitación directa, personal. Es un llamado a todos los que creemos que la educación tiene el poder de renovar el mundo, de curar heridas profundas, de tender puentes donde otros solo ven abismos.

Desde nuestro colegio, que forma parte de la Red de Colegios Regnum Christi, lo estamos viviendo como una oportunidad para renovar el alma de nuestra misión educativa y fortalecer el compromiso con la formación integral de cada alumno.
Tres lenguajes que nos transforman
La Iglesia nos propone tres lenguajes que pueden guiar nuestra labor educativa: el de la mente, que nos abre al pensamiento crítico y al diálogo; el de las manos, que nos impulsa a construir con creatividad; y el del corazón, que nos conduce al encuentro verdadero con los demás.
Inspirados en estos lenguajes, viviremos como comunidad escolar un tiempo especial de reflexión, atravesando juntos la Puerta Santa en el Santuario de la Virgen de los Remedios los días del Jubileo de la Educación. Es una forma concreta de unirnos espiritualmente a la Iglesia universal.

Como Misionera Permanente del Regnum Christi, educar no es algo que se queda en el aula: es acompañar con ternura y firmeza, ayudar a cada alumno a descubrir que es profundamente amado, que su vida tiene sentido y que puede hacer una diferencia en el mundo. No importa su edad ni su vocación futura: lo esencial es que se sepa valioso.
Educar es sembrar con esperanza
Educar, para mí, es sembrar sin ver de inmediato los frutos. Es confiar en medio de la incertidumbre. Es abrir caminos en terrenos difíciles. Y en un mundo que muchas veces parece haber perdido el rumbo, ser educador es una forma concreta de ofrecer luz y dirección.
Este Jubileo del Mundo Educativo me invita a mirar hacia dentro, a recordar mis inicios, a renovar la pasión con la que comencé este camino. Y si tú también educas, te invito a hacer lo mismo. De nosotros depende. Porque el futuro pasa — sí, pasa — por nuestras manos… y, sobre todo, por nuestros corazones.


