El Encuentro Internacional de Jóvenes del Regnum Christi se celebró el lunes 28 de julio en las instalaciones del Colegio Internacional de los Legionarios de Cristo en Roma, reunió a más de 1,500 participantes provenientes de 16 países y formó parte del inicio de la gran celebración jubilar.
Ofreció espacios de silencio y adoración, de música y testimonios, de reflexión, confesión y convivencia, a pesar de la lluvia que se hizo presente por algunos momentos. Comenzó con una hora eucarística profundamente vivida, en la que el silencio habló más fuerte que las palabras, y culminó con cantos, emociones compartidas y un renovado deseo de ser luz en el mundo.
Una comunidad que se descubre enviada
Este encuentro expresó algo que muchos jóvenes ya viven en lo cotidiano: que la fe no se vive en solitario, sino que se fortalece en comunidad. Que ser cristiano hoy significa caminar con otros, aprender a escuchar, compartir el fuego de una misma misión.
«Es muy bello rezar juntos, unidos en Él, encontrarnos en Él, vivir con Él. Por eso está muy bien tener estos momentos como familia», dice Juan Pablo, de México.
«Somos jóvenes que están locos por Dios y buscan al Señor constantemente», afirma Sofía, desde Chile.
«Ha sido espectacular cantar todos juntos, la oración ha sido muy bonita. Tenemos muchas ganas de vivir esta semana a lo grande, conocer más a Dios y tenerlo presente día a día», cuenta Carlos, de España.
«Somos una generación prendida de fuego, que busca a Cristo todo el tiempo y que le seguimos hasta la vida eterna», expresa Lucía, de Argentina.
Sus palabras reflejan una generación que no se resigna, que busca, que se lanza, que quiere vivir el Evangelio con autenticidad.
Rostros que acompañan el camino
El encuentro también fue una experiencia significativa para quienes acompañan a estos jóvenes en su camino de fe. Consagradas, legionarios y laicos consagrados compartieron con ellos la jornada como hermanos de camino, testigos y formadores.
«Veo una juventud con mucha esperanza aquí, con tanta alegría… hace poco estaba lloviendo y lo único que hacían era cantar. Se viene una gran semana con los apóstoles del Reino», comentó el H. Daniel Tezanos, L.C., de Chile.
«Es uno de los momentos más especiales… estos jóvenes van a tener una experiencia de Iglesia, una experiencia de Jesucristo. La internacionalidad ha sido impresionante… Argentina, Estados Unidos, México, Chile… es algo que nunca van a olvidar», compartió Lu Pérez, consagrada de México.
Su presencia discreta pero cercana hizo visible esa Iglesia que camina con los jóvenes, que cree en ellos y que los impulsa a dar lo mejor de sí.
El encuentro con Cristo que une culturas
Desde la llegada al Colegio Internacional, el ambiente estaba cargado de emoción y diversidad. La hora eucarística fue un momento de encuentro profundo con Cristo y con los demás. Más tarde, la música, los testimonios y la alegría espontánea crearon una atmósfera de familia, de Iglesia viva que se goza en la fe compartida.
Cristo fue el verdadero centro: el que reunió a estos jóvenes y el que los envía con el corazón encendido. No los unió una ideología, ni una moda, ni un simple entusiasmo, sino el deseo común de seguirlo y anunciarlo.
En camino con toda la Iglesia
El Encuentro Internacional fue solo el inicio. Estos peregrinos ahora se suman plenamente a las celebraciones del Jubileo de los Jóvenes: la misa de apertura en la Plaza de San Pedro, la jornada penitencial en el Circo Máximo, la vigilia del sábado 2 de agosto y la misa final con el Papa León XIV el domingo 3.
Un camino de fe compartido con miles de otros jóvenes del mundo. Una experiencia que deja huella. Un envío a ser, verdaderamente, peregrinos de esperanza.
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