Este otoño, tres consagradas del Regnum Christi — Tammy Grady, Angie Hilbun y Renée Pomarico — celebraron aniversarios significativos de su vida consagrada de manera especial: llevando a 14 jóvenes en una peregrinación transformadora por el Camino de Santiago (España), que culminó en Roma en el Jubileo de la Vida Consagrada. Les acompañaron el P. Russ Ward, L.C., como capellán, y el P. Anton Vogelsang, L.C., quien se les unió en Roma.
«Él ha sido tan fiel conmigo»
Cuando Angie Hilbun se acercaba a su 25º aniversario de vida consagrada, sabía que quería agradecer a Jesús con un regalo especial: por su vocación y perseverancia a lo largo de estos 25 años. Esto la inspiró a organizar una peregrinación de una semana por el Camino de Santiago para mujeres jóvenes que se preguntan cuál es el llamado que Dios tiene para ellas. «Jesús me llamó y ha sido tan fiel conmigo que, en respuesta, quise darle corazones abiertos a hacer la voluntad del Padre», dice Angie.
Para muchos, discernir su vocación puede parecer avanzar por un camino sin señales.
«Muchas de las jóvenes a las que acompaño se sienten estancadas y no saben cuál debería ser su siguiente paso en el discernimiento», dice Angie, que acompaña a universitarias y jóvenes profesionales en Houston, Texas. Al reconocer esto, el «Camino de discernimiento» fue ideado para ofrecer un amplio espacio para la oración, la convivencia y el silencio, donde las jóvenes pudieran tener un encuentro personal con Cristo y descubrir los pasos que Dios les sugiere en su camino de discernimiento y en su relación con Él.
En la vida de los jóvenes adultos, este espacio de silencio para un discernimiento centrado puede resultar difícil de encontrar. «Queríamos dar a las jóvenes un tiempo alejadas de las distracciones ordinarias de la vida diaria para escuchar la voz de Dios en sus corazones y poder compartir lo que están viviendo con otras jóvenes que pasan por lo mismo», dice Renée Pomarico, que es la directora internacional de comunicación de las Consagradas de Regnum Christi y que, al igual que Angie, celebra este año su 25 aniversario de vida consagrada. «Es un don tener el espacio para hablar y escuchar y expresar lo que estás viviendo, para abrirte a la voz de Dios y darle espacio para que se haga escuchar».
A Angie y Renée se les unió Tammy Grady, que el 1º de septiembre de este año celebró 30 años de vida consagrada. Tammy acompaña actualmente a jóvenes adultos en Dallas y también sirve a universitarios de Benedictine College, en Kansas. Ha dedicado gran parte de sus 30 años de consagración al apostolado de la promoción vocacional y el discernimiento, así como al acompañamiento pastoral de jóvenes adultos.
Para Tammy, el Camino fue una semana de oración y fraternidad, y una manera más de seguir cumpliendo la misión que Dios le puso en sus manos hace 30 años. «Una mañana, mientras caminábamos en silencio viendo salir el sol, vi delante de mí las sombras de las chicas que recorrían el Camino con nosotras. En ese momento me sentí profundamente bendecida y agradecida por mi vocación, que en realidad consiste en caminar con las personas en la vida cotidiana, orientarlas y mostrarles el camino que las llevará al cielo».
Al final del Camino, en Santiago de Compostela, Tammy renovó devotamente sus votos por su 30º aniversario de vida consagrada.
Llamadas de manera única según su voluntad
Divya Mathew, de Irlanda, fue una de las jóvenes peregrinas que participaron en el Camino de discernimiento y en el viaje al Jubileo en Roma, y le conmovió ver cómo cada una de las mujeres de la peregrinación, procedentes de tantos lugares del mundo, es llamada de manera única por Dios según su voluntad.
«Fui conociendo a cada una de las mujeres mientras caminábamos por el Camino y, aunque nuestras vidas son tan diferentes y todas tenemos nuestras luchas y llamados particulares, Jesús era nuestro amigo y nuestra motivación común», dijo Divya.
Llegar a Santiago de Compostela justo a tiempo para una misa con peregrinos de todo el mundo fue profundamente emotivo para Divya, al igual que presenciar la renovación de los votos de Tammy tras 30 años de vida consagrada. «Ver a Tammy renovar sus votos y su vocación de servir a Cristo me animó a permanecer cerca de Cristo y me hizo desear servirle yo también», comentó Divya.
Peregrinos de esperanza por el camino de la paz
Tras completar su peregrinación en España, el grupo continuó a Roma para el Jubileo de la Vida Consagrada, que tuvo lugar del 8 al 12 de octubre y reunió a sacerdotes y hombres y mujeres consagrados de todo el mundo para un tiempo de oración, comunión y reflexión en torno al tema central: «Peregrinos de esperanza por el camino de la paz». El evento, que duró una semana, incluyó misas de apertura y clausura con el papa León XIV, una vigilia de oración presidida por el cardenal Ángel Fernández Artime, Pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, y diversas oportunidades de misión y encuentro por toda Roma.
Junto a Angie y Renée, y su grupo de peregrinas del Camino, participaron en el Jubileo en Roma algunas de las primeras consagradas de Regnum Christi: Margarita Estrada, Patricia Bannon, María Laura Moreno, Griselda Suárez, Teresa Vaca, Marta Mijangos, María Carmen Rodríguez y Luz Elena Mijares celebraron más de cincuenta años de vida consagrada. En la misa del Jubileo de la Vida Consagrada, presidida por el papa León XIV, se unieron a cientos de hombres y mujeres de todo el mundo para renovar devotamente su consagración a Cristo.
Y para Angie y Renée, esta oportunidad de renovar sus votos en el corazón de la Iglesia fue la culminación perfecta de un camino dedicado a escuchar a Dios y dejarse guiar por él, tanto para ellas como para las jóvenes que las acompañaron en la peregrinación.
«En Roma, durante el Jubileo, pudieron conocer distintas comunidades, compartir nuestra experiencia comunitaria y ver al Papa reconocer a las mujeres que han consagrado su vida a Dios», dice Angie.
Culminar su peregrinación en el Jubileo fue especialmente significativo para Angie y Renée, ya que las visitas a Roma desempeñaron un papel esencial en su propia vocación. «Concluir la peregrinación en Roma durante el Jubileo de la Vida Consagrada con otras consagradas del Regnum Christi, renovar nuestros votos, vivir la misa del Jubileo con el Papa y estar con tantos otros consagrados en diferentes vocaciones de la Iglesia fue algo muy fuerte; creo que hizo bajar al fondo del corazón todo lo que Dios nos iba diciendo en el Camino», afirma Renée. «Dios me ha dado en estos 25 años mucho más de lo que jamás hubiera podido imaginar, y pude vivir esa gratitud con jóvenes a las que quizás él está llamando y compartir con ellas la belleza de seguir a Dios, de decir “sí”».
«El Cielo en la tierra»
Para Silvia Margova, quien fue como peregrina, todo el recorrido del Camino — caminar, rezar, cantar y tener conversaciones profundas y sanadoras con las consagradas y con las demás peregrinas — estuvo lleno de alegría y gracia. «Tuvimos mucho tiempo para pensar, contemplar o simplemente dejarnos empapar del amor de Jesús por nosotras. Todo se sentía como un pedacito de cielo aquí en la tierra», dijo Silvia.
Pero asistir al Jubileo en Roma y ver a Angie y Renée renovar sus votos fue especialmente conmovedor para Silvia, como testimonio de la fe, la fidelidad y la verdadera unión con Cristo que ella espera vivir en su propia vida. «Me siento verdaderamente bendecida por haber podido recorrer el Camino y la peregrinación a Roma con esta comunidad, y espero que las gracias de Dios den fruto en mi vida según sus planes», comentó Silvia.
«¡No tengas miedo!»
Para Angie, Renée y Tammy, el discernimiento, sea cual sea la forma que tome, es un acto de confianza, un salto de fe y un camino en el que el Señor va delante. «No tengas miedo», dice Tammy sobre la aventura del discernimiento. «Abre tu corazón a Cristo y continúa en esa relación personal con él. Pídele que te vaya guiando, paso a paso, en el camino, en este sendero de amor con nuestro Señor».
Angie destacó que, ya sea que una mujer sea llamada a la vida consagrada o no, el discernimiento la conduce, en última instancia, a una mayor cercanía con Cristo.
«Su amor es más fuerte y más generoso, porque en el proceso de discernimiento, sea cual sea su vocación, ella elige a Cristo y, al final, recibe a Cristo», dijo Angie.
(Con información de “Pilgrims of hope on the path of peace: a Discernment Camino and Jubilee to celebrate decades of consecrated life“)
