En la última década, la Red de Universidades Anáhuac (RUA) ha experimentado un crecimiento significativo. Su matrícula se ha duplicado y, con ello, también su impacto formativo y social. Detrás de este desarrollo sostenido hay toda una historia de visión, acompañamiento y propósito. ¿Pero qué ha llevado a la RUA a ser un referente en la vida de miles de jóvenes que buscan hacer un impacto en la sociedad mexicana, mediante el «liderazgo en acción positiva» que busca formar a la universidad?
Transcurría el año 1964 cuando se fundó la primera Universidad Anáhuac en el Estado de México, actualmente conocida como el Campus Norte. Su misión era clara: ofrecer una formación académica de excelencia y, al mismo tiempo, acompañar a los jóvenes en la construcción de una vida plena y con sentido. A partir de los años 70, abrirían sus puertas 10 campus más alrededor de la República Mexicana. En 2005, todas estas instituciones se integraron formalmente a la Red de Universidades Anáhuac (RUA).
Lo que inició como una sola universidad hoy es una red viva, diversa y unida por un propósito: formar personas capaces de transformar su entorno.
El rol transformador de la universidad en la juventud
Si bien la universidad es una etapa formativa para la juventud, también implica situaciones de riesgo y vulnerabilidad para muchos, ya que atraviesan un momento crucial en sus vidas, donde tienen que definir quiénes son, adónde van, qué quieren lograr, cuál es su propósito en la vida, etc. La RUA entiende que estas preguntas no se responden con libros ni con exámenes, sino con cercanía humana. Por eso, uno de sus elementos más distintivos es la presencia de formadores y profesores que caminan junto a los alumnos, los escuchan, los orientan y les ayudan a dar sentido a su experiencia universitaria.
La interacción constante entre estos actores crea un entorno propicio donde no solo se apuesta por transmitir conocimientos técnicos y académicos, sino también por transmitir valores y habilidades que contribuyan al crecimiento personal de cada uno de los jóvenes que forman parte de esta Red.
Esta cercanía funciona como un círculo virtuoso: la Red, al comprender con mayor profundidad las inquietudes, retos personales y aspiraciones de su comunidad estudiantil, se compromete genuinamente a proporcionar un acompañamiento de calidad, brindando así una formación integral que permita que, en el futuro, cada egresado contribuya al bienestar social.
Este acompañamiento es uno de los ejes que han impulsado el crecimiento de la RUA, como se evidencia en la confianza que depositan las familias y en el incremento constante de su alumnado.
De la integración a la expansión: el salto cuantitativo de la RUA
En los últimos 10 años, la RUA ha experimentado un crecimiento sostenido. Para finales de este año, el número total de estudiantes es de 44.295, lo que representa casi el doble de los 22.760 jóvenes matriculados en 2015. No es solo un crecimiento en cifras; es un reflejo de lo que significa para miles de jóvenes encontrar una universidad que combina la excelencia académica con un enfoque humano basado en los valores perennes del cristianismo.
El crecimiento del alumnado ha permitido a la RUA ampliar e invertir en infraestructura moderna, en el fortalecimiento de su oferta académica, en la capacitación continua de sus docentes y en la creación de espacios de innovación y desarrollo. Esto la ha posicionado a la par de universidades internacionales y ha fortalecido las sinergias entre los campus que conforman la Red.
De esta manera, las universidades se han reconocido entre sí no solo como entidades educativas, sino también como instituciones comprometidas con la transformación social. Además, se han beneficiado al compartir mejores prácticas y conocimientos, logrando canalizar las experiencias y aprendizajes de cada campus para enriquecer su oferta educativa, fomentar la colaboración interuniversitaria y desarrollar proyectos conjuntos que responden a las necesidades de la juventud.
Esta visión colectiva ha propiciado la creación de iniciativas innovadoras y una mayor cohesión entre la comunidad universitaria, lo que ha favorecido el crecimiento institucional, el sentido de pertenencia y la identidad compartida.
El lema de la RUA declara que forma «líderes de acción positiva». A lo largo de los años, se ha visto que esto no es solo un eslogan, sino una convicción profunda: preparar profesionistas que se conviertan en transformadores a través de sus acciones. Como sociedad, necesitamos contar con líderes que buscan ser íntegros y que posean valores que no se limiten a la formación técnica, sino que estén comprometidos con sus comunidades.
Crecimiento con propósito: impacto formativo y social
Este crecimiento no solo se refleja en cifras, sino también en el impacto que la Red de Universidades Anáhuac tiene en sus estudiantes y en la sociedad. Para la RUA, es fundamental que cada alumno identifique los talentos que Dios le ha otorgado. Este proceso no se limita a un descubrimiento personal, sino que impulsa a los jóvenes a poner esas capacidades en práctica.
Hoy en día, la Red cuenta con más de 130.000 egresados que participan activamente en sus comunidades. Estos líderes destacan en diferentes sectores laborales, emprenden, generan empleo, apoyan causas, superan barreras y ponen sus conocimientos al servicio de los demás.
Estas virtudes generan un impacto que se extiende más allá del presente y del entorno inmediato. Así, el trabajo y el ejemplo de estos egresados contribuyen a un legado que las futuras generaciones podrán disfrutar.
Construyendo el mañana de la RUA
El crecimiento de la Red de Universidades Anáhuac se mide en cada joven que encuentra su propósito, en los profesores y formadores que lo acompañan con entrega y dedicación, y en las comunidades que se fortalecen gracias al ejemplo de sus egresados.
La RUA, además, buscará continuar su expansión con el deseo de que su modelo de formación se integre profundamente en la sociedad y forme personas que realmente encuentren ese sentido de trascendencia, descubran a Dios en su vida y logren una felicidad plena.
Hoy, la Red mira hacia el futuro con la convicción de que su misión va más allá de la educación académica: acompañar a los jóvenes en su desarrollo, impulsarlos a construir un futuro más humano y sembrar en ellos el deseo de dejar huella. Ante escenarios en los que muchos jóvenes se enfrentan a vacíos existenciales, la RUA llega a sus vidas como una opción que se preocupa por estos cuestionamientos y les ofrece una serie de valores que pueden hacerlos propios.
El legado de la RUA se medirá por el impacto positivo que cada uno de sus egresados tiene en su entorno. Así, la Red de Universidades Anáhuac reafirma su compromiso de seguir creciendo, no solo en tamaño, sino también en profundidad, relevancia y vocación de servicio. El desafío está en mantener siempre vivo lo que la distingue y en seguir inspirando a nuevas generaciones a transformar el mundo, comenzando por sí mismas.
La RUA contribuye al desarrollo de la sociedad a través de su misión, visión y modelo educativo, que se basa en el humanismo perenne del cristianismo y en la búsqueda de ofrecer una alta calidad académica. Esta Red, conformada por 10 campus, asume el compromiso de formar integralmente a los jóvenes para impulsar su potencial y su desarrollo pleno y armónico a través de 72 licenciaturas, 98 maestrías, 23 doctorados y 26 especialidades. A su vez, la RUA forma parte de la Red Internacional de Universidades Regnum Christi (RIU), que está presente en México, Estados Unidos, Chile, España e Italia, y cuenta con 15 universidades.
Información proporcionada por la dirección de comunicación y mercadotecnia de la Red de Universidades Anáhuac.
