La figura de San John Henry Newman sigue despertando preguntas esenciales sobre la fe, la razón y la búsqueda de la verdad. ¿Qué hace que su pensamiento conserve tanta actualidad? ¿Cómo logra su testimonio iluminar la vida cristiana y el diálogo con la cultura? Su camino, marcado por la honestidad intelectual y la profundidad espiritual, invita a mirar de nuevo el corazón mismo de la fe: el encuentro con Cristo que transforma la mente y la vida. Sobre ello conversa Rocío Solís, coordinadora del Instituto John Henry Newman de la Universidad Francisco de Vitoria, en esta entrevista.
El 1° de noviembre de 2025, solemnidad de Todos los Santos, la Iglesia proclama como Doctor de la Iglesia al cardenal John Henry Newman, testigo de la fecundidad del encuentro con Cristo y su Reino.
Nacido en Londres en 1801, Newman transitó desde su brillante labor académica en Oxford hacia la plena adhesión a la fe católica, dedicando luego sus últimos años a la formación espiritual, la defensa de la conciencia y el desarrollo de la doctrina cristiana.
Su pensamiento — centrado en la armonía entre fe y razón, en la conciencia como espacio interior donde el creyente se encuentra con la verdad, y en el desarrollo vivo y orgánico del conocimiento — dialoga de modo fecundo con la misión del Regnum Christi: dar a conocer a Cristo, formar discípulos y enviarlos para que hagan presente su Reino en el mundo.
Su vida, marcada por la búsqueda sincera de la verdad y el encuentro personal con Cristo, ofrece hoy una luz renovada para quienes desean unir fe, razón y testimonio. Rocío Solís, coordinadora del Instituto John Henry Newman, en la Universidad Francisco de Vitoria, analiza en esta entrevista un poco más sobre la vida del cardenal inglés.
¿Qué significa para ti que San John Henry Newman sea declarado Doctor de la Iglesia?
Significa que la Iglesia le reconoce como uno de los grandes maestros y referentes de la fe y la doctrina porque reúne dos condiciones esenciales: la enseñanza inteligente y universal de la fe y la santidad de su vida integrada en esa sabiduría. Sólo 38 santos han recibido este título en toda la historia, lo que subraya su carácter excepcional, ya que sus enseñanzas adquieren especial peso para el magisterio y la vida espiritual católica. De esta manera se indica para el resto de fieles que la vida y doctrina de Newman son fuente privilegiada de enseñanza, y que su voz habla con autoridad a toda la Iglesia.
Newman tuvo una visión muy integral de la universidad y del diálogo entre fe y cultura. ¿Cómo puede iluminar hoy el mundo académico y la formación de jóvenes?
Newman apostaba, y trabajó, por una universidad donde confluyeran todas las disciplinas, tanto científicas como humanísticas y teológicas, en diálogo y colaboración, pues todas contribuyen a la búsqueda de la verdad y a una razón, que como indicó en su momento también Benedicto XVI, fuera abierta y viera con más profundidad y apertura la realidad. Newman creía que cada ciencia tiene su valor y autonomía, pero su máxima riqueza surge cuando se relacionan entre sí y dialogan con la teología, evitando el aislamiento y la visión parcial. Este enfoque favorece una educación liberal que forma no solo técnicos, sino personas con pensamiento crítico, apertura intelectual, sentido moral y espíritu de servicio a la sociedad. De este modo, Newman invita a las universidades a ser lugares de encuentro entre fe y razón, guiando a los jóvenes hacia una comprensión integral de la realidad y al compromiso con la verdad y el bien común.
¿Qué puede aportar Newman al mundo actual, marcado por la polarización y la confusión sobre la verdad?
La verdad no es relativa ni subjetiva, existe una verdad objetiva que todos podemos experimentar, verificar y enseñar, y a la cual todos estamos llamados. Para Newman la clave para poder buscar y encontrar la verdad consiste en formar una conciencia recta, fundada en el estudio, la reflexión y el diálogo, capaz de discernir entre lo auténtico y lo falso, midiéndose con una experiencia honesta y evitando el engaño. Con esta perspectiva, Newman promueve una cultura del discernimiento y la responsabilidad personal, donde el deber principal de la conciencia es buscar la verdad, rechazando la manipulación ideológica y el dogmatismo cerrado. Defiende que la búsqueda de la verdad implica apertura a la riqueza de la realidad, humildad intelectual y disposición para aprender del otro, superando la tentación del pensamiento único y el enfrentamiento estéril.
¿Cómo podemos «vivir como Newman» hoy y hacer presente el Reino de Cristo en la sociedad?
Vivir el Reino de Cristo en la tierra es vivir como cristianos en este mundo, con realismo, sabiendo que esta tierra aún no es el cielo, pero que sí podemos ser la presencia de Dios, sin censurar nuestros límites, en ella. Newman afirmaba que no puede haber separación entre lo que creemos y lo que vivimos, llamando a abrazar la verdad en una dinámica espiritual que transforme nuestro ser y nuestras obras. La honestidad intelectual y la fidelidad a la conciencia son claves para hacer un camino que pueda ser testimonio de un cristianismo auténtico que busca el Misterio que sostiene la vida.
Para Newman es fundamental la misión de los laicos en esta labor: vivir comprometidos en la sociedad, aportando luz y esperanza desde la fe, y defendiendo la verdad con serenidad y fortaleza. Esto implica conocer bien la fe, poder dar razones de la esperanza, construir puentes entre diferentes ideales y ser agentes de transformación cultural y social en fidelidad al Evangelio. La acción cristiana en la sociedad no se limita a lo privado, sino que debe impregnar la cultura, el compromiso social y las estructuras del mundo, mostrando el rostro misericordioso de Cristo en la vida pública.
El reconocimiento de San John Henry Newman como Doctor de la Iglesia invita a redescubrir la fuerza transformadora de la verdad. Su testimonio recuerda que toda auténtica formación cristiana — intelectual, espiritual y apostólica — nace del encuentro con Cristo y se traduce en servicio al mundo. Siguiendo su ejemplo, todos estamos llamados a formar corazones que piensen con la Iglesia y vivan su fe con inteligencia, pasión y entrega al Reino.
Crédito de la imagen: Instituto John Henry Newman / Universidad Francisco de Vitoria
