Guillermo Narro se asoció al Regnum Christi en el año 2006. Ha sido responsable de equipo desde el 2013 y fue colaborador del Regnum Christi en Santiago de Chile en el 2015, donde conoció a su esposa. Trabajó en la formación de señores jóvenes y de jóvenes profesionistas, en apostolados de empresarios y de la familia.
¿Qué significó para ti recibir la noticia de ser uno de los laicos que asisten a la Plenaria General del Regnum Christi?
Un dar gracias a Dios por tener la oportunidad de aportar algo al Regnum Christi, a pesar de mi juventud, y por lo mismo no sé si sea quien más tenga que aportar, pero estoy muy agradecido por tener esta oportunidad. Me hace estar más comprometido con el Regnum Christi.
Me siento como un mensajero. Yo pertenezco a la localidad Poniente de la Ciudad de México, una localidad muy viva, con muchas acciones, mucha actividad apostólica, de muchas obras educativas. Asistir a la Plenaria General me ayuda para que, al regresar a México, pueda dar el mensaje correcto, pueda platicar de las cosas con mucha esperanza. Sobre todo, me suelen preguntar sobre el gobierno general, y yo agradezco que desde que estoy aquí soy testigo de cómo trabaja y funciona el gobierno general. Veo lo bien que se trabaja. Claro que siempre hay campo para mejorar y creo que se va mejorando; y también veo a las personas que están ahí, el compromiso que tienen. Eso me llena de esperanza y de la convicción de que esto es algo que Dios quiere.
La Convención General puso énfasis en la pastoral familiar, ¿qué ofrece el Regnum Christi a las familias?
Les ofrece varias cosas. Lo primero es la comunidad. Esto es muy importante, sobre todo cuando son familias jóvenes como la mía. El poder tener amistades que son del Regnum Christi, que comparten los valores, que quieren crecer en su amistad con Cristo, que quieren hacer de este mundo un lugar más cristiano, que quieren evangelizar la realidad que les rodea.
Creo que eso no es algo fácil de encontrar y, en mi experiencia, cuando la gente llega a los equipos y ve todo esto, dice: «esto es lo que andaba buscando». Tanto mi esposa, como yo, somos responsables de equipo y muchas personas de nuestros equipos son así de que ambos asisten a los equipos de uno o de otro, y esto crea comunidad y nos apoyamos en múltiples asuntos como en la formación de nuestros hijos, el rezar los unos por los otros.
Y eso es algo de lo que a mí más me ha gustado, porque esto te ayuda mucho a seguir creciendo en tu amistad con Cristo.
El Regnum Christi también ofrece la formación, y formación para todos. Desde la formación que se da en el encuentro con Cristo, en las secciones, en los círculos de estudio, en los cursillos de formación. Y también las obras educativas ayudan a formar a los hijos. Uno de mis hijos está en un kínder de la red de colegios del Regnum Christi, y tienen la oportunidad de ver a “COBU”, una versión previa al apostolado NET. COBU dice cosas simpáticas para los niños, y son cosas formativas que yo percibo no se las he enseñado a mi hijo sino que vienen de la educación que reciben del colegio.
Entonces está toda esa parte formativa también y toda la oferta educativa que ofrecen nuestros institutos y universidades es invaluable y te permite crecer mucho como persona.
Finalmente yo digo que este carisma, aprobado por la Iglesia, te acompaña y te ayuda a vivir mejor tu vida matrimonial, como papá y como hijo. Y creo que es algo que vale la pena reforzar. Es un carisma apostólico que nos une. El sentarme con mi esposa y ver la manera de cómo vamos a hacer los apostolados, la forma en la que oramos por los demás, cómo vamos a educar a nuestros hijos, de qué modo vamos a tratar también estos temas con los demás papás. Todo eso permea y hace que el Regnum Christi pueda posicionar a la familia como el mayor apostolado de la pareja y de la familia y eso es algo muy bonito.
¿Cómo visualizas un Regnum Christi que sale al cruce de caminos ante las etapas y situaciones que viven las familias en momentos de separación, división o duelo?
Yo creo que aquí la frase más importante es la que dijo Maria Fioretta Bini en la Convención General. Ella decía que somos una realidad adecuada para dar respuesta a las realidades actuales. Porque la realidad actual no son familias perfectas, no son familias sin heridas que viven en un mundo. Y yo creo que al Regnum Christi le pasa algo similar. No somos un grupo perfecto. Hemos tenido crisis institucionales importantes, pero aquí estamos.
Por eso, no llegamos a un lugar desde una altura moral a imponer, sino que llegamos con lo que somos, con todas nuestras heridas, con todas nuestras complicaciones y dificultades para encontrarnos con las personas que están viviendo lo mismo que nosotros a nivel familiar, a nivel personal.
Esto es algo que le da mucha sinceridad a la relación, le pone mucho realismo a la relación. Y nos ayuda a encontrarnos con los demás. Algo más que también es importante es que, desde la Convención General, hasta las secciones más aisladas del mundo, todos estamos con mucha voluntad de salir al encuentro de los demás, de evangelizar, de crecer, de volver a ser una realidad fuerte en la Iglesia porque tenemos algo que decir de las realidades temporales.
Ese apetito, esa voluntad que Dios pone en nuestros corazones de ir y transformar el mundo es algo que marca al Regnum Christi. Sí, a lo mejor hemos estado un poco distraídos, metidos en nuestra renovación, pero ya por fin estamos saliendo de la Convención General con algo muy importante. No se cambió ni un número de los Estatutos, lo que significa que, en lo general, todos estamos de acuerdo con el carisma, y lo que la gente quiere es salir a transmitir este carisma, salir al encuentro de los demás y que Cristo reine en el corazón de cada persona.
Otro de los puntos destacados en la Convención General es la formación y vivencia de comunidades de apóstoles, ¿qué significa esto para ti y cómo lo van viviendo en tu localidad?
Mencionaba previamente que los matrimonios jóvenes, donde estoy, están tomando mucha fuerza formando comunidad y eso ayuda sin duda en la vivencia, pero hay algo más que se tiene que abordar y es que se está buscando darle fuerza a esto en las secciones y en las localidades.
Aquí, en la localidad Poniente, estamos buscando que todos formemos una comunidad. Y yo veo muchos esfuerzos, por ejemplo, en que las obras educativas estén buscando colaborar más con el Regnum Christi. Y veo a un Regnum Christi queriendo colaborar con todos. Veo mucha iniciativa desde las secciones de señores y señoras para convivir con las secciones de jóvenes. Veo cada vez más una colaboración y diálogo más amplio entre las distintas ramas consagradas.
A pesar de que la localidad Poniente sea la más grande, y precisamente porque somos muchos a veces los esfuerzos se complican, sí se ven avances. Hay tantas personas y tantas iniciativas y tanto deseo de transformar el mundo que se puede volver un poco complicado querer alinear las iniciativas. Yo creo que ese es el reto al que nos enfrentamos en esta temporada. Lo estamos abordando y la gente tiene mucho deseo de hacerlo.
Y en cuanto a la opción misionera valiente y radical, ¿qué invitación tendrías para quienes nos leen en esta etapa que vivimos como Iglesia de sinodalidad?
Yo tendría dos invitaciones. La primera es «salir». La palabra sinodalidad está de moda y a veces no comprendemos bien a qué nos referimos con esto. La realidad es que en la Iglesia católicos siempre buscamos caminar todos juntos y esto es algo que nos recordaron mucho en la Plenaria General. Ese espíritu de querer salir todos juntos es muy importante porque no debemos de salir aislados. Dios nos pide que seamos “uno” y que seamos uno en Él.
La invitación sería a tener esta disposición de salir al mundo, a evangelizar al mundo, pero también a querer hacerlo «en familia». Y, sobre todo, en familia Regnum Christi, sabiendo que somos parte de la Iglesia; porque la Iglesia también quiere que sigamos evangelizando, ayudando en la misión universal sabiendo que nuestros hermanos tienen algo que aportar.
A veces tenemos la idea de que nuestro apostolado o nuestra idea misionera es la mejor, pero realmente lo mejor es cuando conocemos lo que los demás nos tienen que decir, cuando compartimos conversaciones desde los niveles más básicos. Por ejemplo, en mi casa con mi esposa buscamos cada vez compartir mejor; y esto hay que llevarlo también a nuestra vida apostólica. Es algo que también se tendría que hacer a nivel de equipo, a nivel sección, a nivel localidad y a nivel de territorio. Saber que todos somos mucho más fuertes cuando unimos esfuerzos.