Irlandesa, la segunda de cuatro hermanos. A través del ECYD, que conoció en 1976, sintió el llamado de Cristo para que todos los adolescentes del mundo lo pudieran conocer y así descubrir su misión en la vida. «Llevo ya 43 años felizmente consagrada a Él, trabajando principalmente con familias en los colegios y agradezco cada día a Dios el inmenso don de la vocación que me ha regalado», comparte Fidelma Grealy, consagrada del Regnum Christi.
Fidelma ha estado estudiando una maestría en Matrimonio y Familia, y realizó también un diplomado en línea sobre Género, Afectividad y Sexualidad, que ofrece la Universidad Francisco de Vitoria (España). El diplomado le ayudó a comprender las inquietudes de las familias y de jóvenes en toda esa área, ver las causas del pensamiento actual, aprender a mirar con los ojos de las personas heridas, entre otras cosas.
«Todo lo que sea estudios y lecturas siempre ayudan a mantener el horizonte abierto, a no cerrarse a una única forma de pensar, a ver que la verdad se puede analizar desde muchos ángulos. Y que el ser humano, por más herido que esté, está hecho para la verdad en su totalidad», comenta Fidelma.
Ha desempeñado una labor pastoral en el campo de la educación en países como Chile, Colombia, España y México. En cada país tuvo trato no solo con sus alumnos sino también con las familias. Pudo conocer de primera mano que, independientemente de los países, todos buscan algo en común: ser felices. A continuación, Fidelma nos abre su corazón para compartir con nosotros sus experiencias de estos años al servicio de la educación.
«Descubrí y valoré que da igual de qué país somos, somos todos iguales en el fondo. He disfrutado enormemente dando a conocer nuestra visión del ser humano o nuestra pedagogía educativa, disciplina formativa y ver la misma reacción en las personas. Hay ciertas “teclas” que resuenan en todo ser humano, donde quiera que estén. Por ejemplo, todos los padres de familia buscan la felicidad de sus hijos, pero cuando les explicas con un poco más de detalle que nunca van a encontrar la felicidad plena aquí en la tierra porque estamos destinados a una felicidad para siempre, y que lo mejor es formar la bondad de corazón en los hijos, les encanta descubrirlo y quieren saber más reconociendo que “quieren eso para sus hijos”», comenta Fidelma.
Riqueza en la diversidad cultural
Ella pudo constatar que cuando las familias descubren la pedagogía de “autoconvicción” del sistema educativo del Regnum Christi, sobre todo desde los más pequeños formándose en la verdad, la belleza, se entusiasman en seguida. Les resuena por dentro. «Y así con varios aspectos más como la responsabilidad, la formación de la voluntad, el hacer el bien a los demás para descubrir la alegría de darse; todo eso y más resuena en todo ser humano y da igual el país de donde sea». Eso fue uno de los descubrimientos más grandes de Fidelma, «porque descubrí que teníamos un tesoro y la gente lo quería», añade.
Ayudarles a descubrir que Cristo está vivo en sus vidas, que les importa, los quiere, que quiere ser parte de su familia y acompañarlos en su camino educativo es un «auténtico “coctel molotov” positivo», dice Fidelma.
En cuanto a las culturas más en concreto, nos comparte que la experiencia vivida en Chile fue una riqueza por su gran mezcla de capacidad emprendedora con su riqueza emotiva. «Hacen todo con mucha intensidad, desde la música hasta la educación, y esa profesionalidad y exigencia personal me enseñó mucho. ¡Tuvieron una paciencia infinita conmigo!».
En Colombia «me enseñaron la enorme capacidad de resiliencia, sacrificio y perdón que tienen. Ellos se dan a los demás dando a conocer la enorme riqueza intelectual y cultural que tienen. No han dejado que la violencia, injusticia y dolor que han vivido, les creara amargura y rencor. Conocí muchos ejemplos enormes de bondad, humildad y superación personal. Son ávidos de dar a conocer cómo son en realidad, y no cómo el mundo piensa que son. En Medellín en concreto, son muy trabajadores, cultos, inteligentes y sumamente simpáticos», comenta Fidelma de su experiencia en el país colombiano.
De su estancia en México le marcó su amor por el Regnum Christi. «Conocí laicos que quiere al Regnum Christi más que yo» – dice – y «que vibran con el carisma como matrimonios de una forma que yo no había visto nunca». Allí descubrió el alcance que tiene el Regnum Christi en los laicos. Aparte de eso, admiró la inteligencia práctica del mexicano y su alegría de vivir. «La palabra “obstáculo” ¡creo que no existe para el mexicano! Todo es oportunidad y motivo para agradecer para ellos», enfatiza.
Por último, en España, trabajó en Madrid, Barcelona y Sevilla. La gente de España que conocí suele ser gran amigo de sus amigos, ama la verdad y es coherente con ella: «disfruta de una amplia cultura, disfruta de la vida familiar, mantiene tradiciones de siglos, vuelve a sus raíces históricas y espirituales. Disfrutan de una buena conversación, quieren razones y saben darlas, valoran los buenos libros y películas. Y cuando un español conoce a Cristo, no hay quien le detenga. Pero tiene que ser un encuentro personal, en la oración, de tú a tú, y no algo que le cuentan. Algunos tardan en llegar a ese encuentro porque saben lo que les va a implicar, pero una vez dado el paso, no hay vuelta atrás», finaliza Fidelma al compartir sus experiencias culturales.
Las familias y la educación integral de los hijos
Fidelma tuvo la oportunidad de estar cerca de familias, en los países donde ha trabajado, y que se han alejado de la fe bien sea por el ritmo de la vida o por una mala experiencia; pero cuando llega la edad de la Primera Comunión y los papás tienen que dar respuestas y ejemplo a sus hijos, es un momento de oro en la vida de muchas personas. «Sus hijos necesitan su testimonio y tienen que enfrentarse a su falta de fe. Ahí es cuando buscan ayuda o cuando puedes dar una buena charla o catequesis a ese grupo de padres de familia, y sabes que Dios va a actuar allí porque la tierra ya está preparada para recibir la semilla», comenta Fidelma.
Ella ha sido testigo de profesores que vuelven a la fe gracias a lo que escuchan en charlas en el colegio, o cuando se les invita a una adoración eucarística con sus alumnos. Profesores extranjeros, no católicos, que preguntan “¿pero esto qué es? ¡Yo quiero esto!”. Al escuchar una misa, o ver el fervor del coro de los niños. Cada colegio tiene sus tradiciones, pero son espacios y momentos donde la gracia de Dios puede entrar.
«Cuando los padres se dan cuenta de que hay profesionales que ayudan a sus hijos, y sobre todo en la adolescencia, que los ven dispuestos a dar lo mejor para ellos, lo agradecen mucho». Son momentos de mucha vulnerabilidad en la familia donde se pueden consagrar al Sagrado Corazón, o conocer a la Virgen Peregrina. Buscan anclas y el colegio se las puede dar», dice Fidelma.
Las necesidades de las familias hoy
Fidelma ha dedicado tiempo también al estudio, preparándose con una maestría en Matrimonio y Familia. Ella comparte cuánto le ayudó estudiar con matrimonios de otros movimientos y parroquias, y ver la sed que había en tanta gente para formarse y poner los medios para que los matrimonios crezcan. “Eso fue algo magistral. Me confirmó en lo maravilloso que es el Magisterio de la Iglesia, pues todo fue basado en Juan Pablo II” dice. La formación le motivó a seguir leyendo para mantener las reflexiones frescas y porque le ayudaba a poner las mismas ideas en diferentes formas, palabras o ejemplos. “Los estudios mantienen la cabeza activa y al día, sobre todo en los temas que más dañan al matrimonio” añade Fidelma.
Preguntando a las familias, Fildelma encontró que muchas de sus respuestas coinciden: buscan espacios para estar juntos, tiempo para pasar entre esposos y los hijos, paz y silencio. «Tienen pocos espacios sanos de ocio, van a los centros comerciales donde solo hay ruido y consumismo; si buscan cine fuera de casa, siempre es más de lo mismo; ¿parques?, cada vez hay menos y son inseguros con niños pequeños. Disfrutan muchísimo de los paseos “Paso a paso” que organizamos en familia varias veces al año. Simplemente quedamos en un punto, por ejemplo, un pueblo cercano, y caminamos juntos unos kilómetros a una iglesia o finca o lugar acordado. Comemos, tenemos tiempo de ocio, luego la misa y a casa. Lo mismo cuando se organizan convivencias en el colegio por etapas. Los matrimonios disfrutan porque los niños están en un espacio seguro y conocido por ellos, corren sin miedo, saben dónde está todo y no se pueden perder. Y los matrimonios pueden disfrutar de un tiempo juntos, conversando, comiendo, relajándose. Son actividades muy sencillas que dan muchísimo fruto».
Fidelma concluye el tema de las familias diciendo: «Y necesitan del ejemplo de otros matrimonios, que ya han pasado por lo que ellos están pasando. El apostolado de “Matrimonio sobre Roca” hace un bien enorme en este sentido, porque se reúnen una vez al mes como matrimonios en equipo, a reflexionar sobre temas de actualidad, un Encuentro con Cristo, adoración eucarística. Y van viendo que estas actividades dan frutos, que sus matrimonios se consolidan».
Quien encuentra un amigo, encuentra un tesoro
¿Cómo vive la amistad una consagrada? Fidelma hace dos precisiones. La primera: Amistades de consagradas. «Tengo grandes amigas consagradas y creo que gracias a la tecnología este tema ha ido evolucionando y hoy en día se puede cultivar de una forma más inmediata. Es un don poder compartir la fe, la misión, el carisma con personas que vibran con lo mismo que tú. Hay algunas consagradas a las que no he visto en muchos años, pero sé que cuando nos veamos de nuevo, es como si el tiempo no hubiera pasado. Hay otras con las cuales he podido compartir más tiempo aquí en España, donde estoy actualmente, y pasamos ratos muy agradables cuando estamos juntas. Todas nos necesitamos».
La segunda precisión son las amistades de personas seglares. Ella ha tenido la gran oportunidad de empezar un colegio desde cero y «conocer personas que de repente te apoyan, se involucran, se quedan trabajando por la noche contigo para sacar las cosas adelante. Esto crea un tipo de relaciones increíbles. Son amistades de por vida con las que hemos levantado un colegio juntos: en Medellín (Colombia), Madrid (España), Santiago (Chile). Los recuerdos, las carcajadas, el superar problemas que parecían insuperables, los fallecimientos de familiares vividos juntos. Todo eso es un entramado de vivencias que crea amistades muy especiales, tanto en las familias como en los profesores».
Los colegios, un amplio campo para la evangelización
Fidelma es consciente de que la gente en los colegios está un promedio de 200 días al año, de las 9 de la mañana a las 5 de la tarde: alumnos, profesores, y también los padres de familia en la medida en que participan de eventos y tutorías. «No hay límite a lo que se pueda hacer en un colegio cuando quieres vivir el momento presente, la gracia del momento presente, sabiendo que eres un simple instrumento en las manos del Espíritu Santo. Te prestas un poco y Dios hace milagros. Das un paso y Él da 100. Das una pequeña reflexión, ofreces un momento de adoración eucarística, una catequesis y la gente sale tocada por Dios. Es muy importante ser uno mismo, no querer imitar a nadie, pues Dios te ha elegido a ti, como eres tú y así quiere actuar. Somos simples canales de su gracia, su amor y su luz, que es lo que tanto necesitan las personas», concluye Fidelma.