Esta Semana Santa, se cumplieron 30 años de trabajo en misiones médicas, construcción de casas, visitas a centros penitenciarios y actividades de evangelización por parte de los misioneros de Juventud y Familia Misionera. Con la misa de Resurrección celebrada en la Universidad Anáhuac México Norte, miles de entre jóvenes y familias, Consagradas del Regnum Christi, Laicos Consagrados del Regnum Christi y 60 sacerdotes legionarios de Cristo, concluyeon esta edición de las misiones de evangelización de Semana Santa.
Brenda Treviño, directora de Juventud y Familia Misionera dijo al respecto: “Es un orgullo que esta obra nacida en México, ahora llega a 24 países. Llegamos a 7 millones de hogares con jóvenes y familias que aprovechan sus días de descanso para ayudar en zonas vulnerables, reclusorios y hospitales. ¡Gracias misioneros por ser parte de esta gran historia! Dios bendecirá y hará fecundo su trabajo en reclusorios y poblaciones”.
Maricarmen Rodríguez, Consagrada del Regnum Christi, una de las fundadoras de esta obra, dijo que desde 1994, año que san Juan Pablo II lo dedicó a la familia y promovió una nueva evangelización, un grupo de familias mexicanas decidió responder a ese llamado misionando en sus vacaciones de Semana Santa y Navidad en zonas vulnerables, llevando y recibiendo amor y esperanza.
El P. Alberto Simán, director territorial de los Legionarios de Cristo para México y Centroamérica, presidió la misa de clausura. En su homilía dijo a los misioneros: “Dios les pide que sean las manos de Cristo, unas manos libres de ataduras que lleven amor, servicio y esperanza. Pidan en esta misa que Dios mantenga su corazón en la luz y nunca oscuridad para que sean misioneros todos los días, toda su vida”.
En el ofertorio, la consagrada Maricarmen Rodríguez, Alejandro Pinelo y la familia Laguardia, presentaron el libro “Miles de historias, una misión”, con anécdotas sorprendentes en estos 30 años de misiones. Uno de los fundadores del apostolado es el Padre Fernando Fabó, LC, quien está de misiones en Costa Rica y fue Consagrado del Regnum Christi cuando animó y organizó las primeras Megamisiones.
Al final de la misa, el Padre Simán agradeció a las personas que en estos 30 años han organizado las misiones, donando tiempo, recursos y trabajo. Agradeció a los obispos y sacerdotes que han apoyado y recibido a los misioneros. Finalmente expresó su gratitud a las Consagradas, Consagrados y legionarios de Cristo que a lo largo del año acompañan en las misiones a los jóvenes y familias en México y el mundo.
En esta misa 60 jóvenes decidieron dar un año de su vida como Colaboradores del Regnum Christi al servicio de la Iglesia.
La Misa de “envío”
En la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, fue celebrada la misa de envío y por los 30 años de Juventud y Familia Misionera. En una ceremonia presidida por Mons. Héctor Mario Pérez Villareal, obispo auxiliar de México y concelebrada por sacerdotes legionarios de Cristo, se realizó el envío de los misioneros.
En la homilía Mons. Héctor Mario se dirigió a los misioneros diciendo: “Celebrar 30 años no sólo es el tiempo que ha pasado, celebramos todas las gracias recibidas en estos años; cuantas historias de amor se han construido en estos años”, agregó: “Recuerden que ser misionero no es para ocho días al año, ser misioneros es para siempre. Aprendan a vivir su misión con alegría, con generosidad y con los ojos muy atentos a la acción del Espíritu Santo para escucharlo cuando les hable en el silencio, en la misión, en la vida contemplativa o en la acción. No cumplan con horarios, cumplan con la inspiración del Espíritu Santo. Vivan su vida con un corazón abierto a la aventura de Dios”.
Mons. Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, envió en redes sociales un saludo fraterno a todos los misioneros del Regnum Christi: “Vivan con alegría esta experiencia, no hay alegría mayor que servir, no hay mayor alegría que comunicar el Evangelio. Que la misión sea para ustedes una experiencia del amor de Dios, pero también experiencia eclesial. Que brille siempre la alegría y el buen humor”.
Misiones en la cárcel
Juan Pablo, Santi y Leo son tres universitarios de la Anáhuac Cancún y egresados del Cumbres International School Cancún, Saraí es comunicóloga egresada de la UNID, Laura se graduó de preparatoria del Colegio Salesiano de Barrientos; y Rafa y Ale estudian en la Universidad Panamericana de Bosque Real. Todos ellos acompañados por el P. Arturo Guerra LC esta Semana Santa, del 2 al 8 de abril, se dedicaron a visitar a las personas privadas de su libertad de la Cárcel Central de Belice del 2 al 6 y en el Centro de Readaptación Social de Chetumal del 6 al 8.
Los jóvenes misioneros pudieron compartir su fe y su tiempo en la Cárcel Central de Belice, donde trabajaron con los jóvenes adolescentes encarcelados e impartieron talleres en inglés de dibujo técnico, de creación de pequeños negocios, de gestión de la soledad, clases de español, de cómo enfrentar dependencias dañinas, pláticas sobre el perdón y la fe. Asimismo, cada día participaban juntos en la celebración eucarística, jugaban futbol y basquetbol y comían juntos a la mitad de la jornada. También pudieron visitar dos horas en la mañana del miércoles al grupo de señoras privadas de su libertad del mismo centro penitenciario.
En el CERESO de Chetumal los misioneros acompañados también por la Hermana Teresita, de la Pastoral Católica Penitenciaria de Chetumal, visitaron tanto a los señores como a las señoras en distintos momentos. Con los señores pudieron vivir juntos los oficios religiosos propios de la Semana Santa, recorrieron juntos un Via Crucis alrededor del circuito perimetral del CERESO, hicieron deporte e impartieron talleres de canto, de creación de negocios, compartieron testimonios y comieron juntos. Con las señoras se realizaron dinámicas interactivas de diálogo, compartieron alimentos, se tuvo un momento de oración y se impartieron talleres de inglés, de cómo se trabaja en un cine y sobre el manejo de la ansiedad.
Al final de cada una de las etapas tanto los adolescentes de Belice, como las señoras y los señores de Chetumal recibieron por parte de los misioneros un diploma. A su vez, algunas personas encarceladas tomaron la palabra para agradecer la presencia de los misioneros.