¿Cómo vive un laico consagrado del Regnum Christi siendo el único en un país que no es el suyo? ¿Cómo vive su misión? ¿Qué espera la gente del Regnum Christi donde hace su apostolado? Se trata de Ignacio Vivar (Nacho), madrileño viviendo en Brasilia y donde la comunidad más cercana de laicos consagrados está en Chile. Él mismo nos narra su experiencia de cómo va haciendo comunidad en el Regnum Christi de Brasil, y cómo vive su vocación de laico consagrado en un contexto donde a veces no entienden qué es un laico consagrado.
¿Quién es Ignacio Vivar?
Soy Ignacio Vivar, laico consagrado del Regnum Christi desde hace 41 años. Nací en Madrid, España. Mis padres ya fallecieron y soy el menor de seis hermanos. Mi primer contacto con el Regnum Christi fue como miembro del ECYD. Ahí encontré a Cristo y me hice amigo de Él. En el ECYD y en el Regnum Christi aprendí a ser feliz dándome a los demás. Siempre me ayudó formar parte de un equipo donde tenía varios amigos… me sentí pleno. Quería vivir eso todos los días y con más intensidad. Con la ayuda de mi director espiritual descubrí que Dios me llamaba a más; la vocación no se busca, ella te encuentra. Un día un sacerdote legionario me preguntó si estaría dispuesto a entregarme a Dios plenamente si Él me lo pidiese y no dudé en decir que sí. A partir de ese momento comencé un camino de discernimiento. Quería vivir al 100 % el carisma del Regnum Christi y estar con Jesús, consagrado a Él.
La misión en Brasil
En Brasil actualmente soy director de la sección de jóvenes de Brasilia y director local de la misma ciudad. Además, colaboro con el gobierno del territorio como director del departamento de formación y miembro del equipo de Vida y Misión. Vivo mi vocación buscando estar unido al Señor, transmitiendo el carisma que Dios me ha regalado en el Regnum Christi. Actualmente experimento el regalo de tener una comunidad de sacerdotes que me inspiran a entregarme diariamente. Pienso que los consagrados estamos llamados a descubrir y respetar la especificidad de cada vocación (laico, legionario, consagrada y laico consagrado). El hecho de no tener una comunidad de consagrados lo compenso con algunos momentos al año de convivencia con la comunidad a la que pertenezco, la comunidad de Chile. En Brasil existen algunas comunidades de vida de laicos consagrados, como Shalom, algunos institutos seculares, que hacen que las personas entiendan mejor mi vocación de laico consagrado RC. Dentro del Regnum Christi, en general, entienden mi vocación y la aprecian. A los jóvenes les cuesta más entenderlo y, en esos casos, tengo que explicarla un poco más.
¿Misión? Brasil es un país muy grande. La misión no se acaba nunca. Las oportunidades de transmitir el Evangelio son infinitas. Normalmente encuentro corazones dispuestos a conocer a Dios, solidarios, acogedores, alegres, abiertos, con una gran riqueza cultural. Las personas necesitan ser escuchadas, sentirse amadas por Dios, ayudadas a formarse espiritualmente, intelectualmente, necesitan sentirse parte de una comunidad, tener un director espiritual que las acompañe. El testimonio es imprescindible. Necesitan referentes que les den seguridad, sobre todo los jóvenes. Del Regnum Christi esperan el celo apostólico y la formación que siempre les ha ofrecido y entender cómo actualizar la vivencia del carisma en este momento, esperan una familia que los acompañe en los desafíos de la vida diaria.
En mi oración le pido a Dios que me enamore de Él y que las almas se enamoren de Él y del carisma que Dios nos ha regalado. Pido a Dios que nos dé la gracia de mantenernos unidos como una familia con un cuerpo apostólico. Cuando te tomas en serio acompañar, las necesidades de las almas se convierten en peticiones dentro de la oración. El gran reto es vivir el espíritu de familia, ser apóstoles y no sólo hacer apostolado, creer y amar los medios que nos ofrece el Regnum Christi como camino seguro de santificación en el mundo, acompañar a cada uno en su estado y en su camino dentro del Regnum Christi, recuperar algo de la ilusión y de la fe en este carisma.
En el Encuentro de Juventud y Familia 2024
El Encuentro de Juventud y Familia, que tuvimos del 15 al 17 de noviembre, para mí fue como un Pentecostés. Personas de varias ciudades se reunieron en Brasilia hablando un mismo idioma: el del carisma del Regnum Christi. Hubo familias de seis hijos que acogieron a otras de cinco hijos, que dejaron la llave de casa y del coche para familias que venían de fuera, familias que no pudieron venir a Brasilia y que donaron sus inscripciones para otras, familias que con niños pequeños hicieron 17 horas de viaje en autobús para estar en el encuentro, familias que, después de varios años sin poder participar en algo del Regnum Christi, fueron llamadas para ayudar; esposos y esposas que se asociaron al Regnum Christi, familias de los organizadores donde los hijos ayudaron a preparar los kits del evento, familias que tomaron vacaciones durante la semana del Encuentro para poder ayudar… realmente todo el Regnum Christi en Brasil se convirtió en una gran familia.
¿Vale la pena buscar siempre lo que Dios nos pide donde Dios nos lo pide? Mi respuesta es que sí. Es cierto que estoy en un país que no es el mío, quizás por eso entiendo la necesidad de reunir a la familia Regnum Christi, pero también es cierto que Dios no se deja ganar en generosidad. Como laicos consagrados del Regnum Christi estamos llamados a ser promotores «de la comunión fraterna entre todos los miembros del Regnum Christi» (Constituciones de los Laicos Consagrados del Regnum Christi, n.5.4), «que aprecian la propia vocación y la viven con espíritu de comunión y colaboración fraterna con las demás realidades del Regnum Christi en la oración y en la acción apostólica» (CLCRC, n.17); que «…viven el misterio de Cristo, consagrado al Padre y cercano a sus hermanos los hombres, como uno más de su Pueblo, anunciándoles el Reino con la ofrenda de su vida, su trabajo y su palabra» (Estatutos de la Federación Regnum Christi, n.5.2). ¡Vale la pena, sí, seguir a Cristo donde Él quiera, de la forma en que Él quiera y el tiempo que Él quiera!
