Álvaro García, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, dame tu Espíritu. Quiero seguirte adonde Tú vayas. No rechaces mi corazón que a veces es duro. Dame un corazón nuevo como el Tuyo. Acompáñame en este momento de oración.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. Jesús dio un profundo suspiro y dijo: “¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación”. Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Qué signo le estoy pidiendo a Dios? ¿Qué estoy esperando de Él? En esta escena, Jesús se irrita por una generación a la que le falta fe, que no cree si no ve. Y esto entristece al Corazón de Jesús. Como dice en el libro de Samuel, “¿es que no soy para ti mejor que diez hijos?” ¿No es Jesús el mayor de los signos?
No dejemos de recordar cada maravilla que Dios ha obrado en nuestras vidas, ¡su misma presencia! ¿Qué más necesito para creer? Hagamos memoria y tornemos nuestro corazón en un corazón agradecido.
Además de ver el pasado como un signo de Dios en nuestras vidas, dejémonos deslumbrar por los signos de cada día: por el nuevo amanecer, por la salud, el Misterio de la Eucaristía. Y sobre todo, dejémonos asombrar por la persona de Jesús. ¿Es que ya se ha vuelto alguien ordinario en nuestra vida, alguien más sin importancia?
Señor, quiero que Tú seas lo máximo en mi vida, deslúmbrame, toca mi corazón con tu gracia.
«Es característico de la sabiduría cristiana conocer estos cambios, conocer los diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos. Qué significa uno y qué significa lo otro. Cierto, no es fácil. Porque nosotros escuchamos muchos comentarios: “He escuchado que lo sucedió allá es esto y lo que sucede allá es otra cosa; he leído esto, me han dicho esto…”. Pero, yo soy libre, debo emitir mi propio juicio y comprender qué significa todo esto. Y se trata de un trabajo que a menudo nosotros no hacemos: nos conformamos, nos tranquilizamos con “me han dicho, he escuchado, la gente dice, he leído…”. Y así nos quedamos tranquilos. En cambio, deberíamos preguntarnos: “¿Cuál es la verdad? ¿Cuál es el mensaje que el Señor quiere darme con ese signo de los tiempos?”». (S.S. Francisco, Homilía del 25 de octubre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré ser agradecido: procuraré ser consciente de las gracias que el Señor me quiere dar y que seguramente me va a dar hoy.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.