H. Ivan Alejandro Virgen, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia de ser un buen amigo que lleve a los demás a Ti para que se encuentren con tu amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 1-8
En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad.
En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados”.
Al oír esto, algunos escribas pensaron: “Este hombre está blasfemando”. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’, o decir ‘Levántate y anda’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, –le dijo entonces al paralítico–: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.
Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Este Evangelio muestra cómo Jesús sabe ir a lo esencial. Se encuentra con un paralítico que necesita sanación, y lo primero que Jesús hace es perdonarle los pecados. Esta es una gran lección porque nos dice que Dios ve el corazón y las cosas que lo afligen más profundamente como lo hace el pecado.
El paralítico que necesitaba una doble sanación, la espiritual y la física, no hubiera podido llegar hasta Jesús si no hubiera sido por sus amigos que lo llevaron hasta Él. De aquí la importancia de tener buenos amigos y, sobre todo, ser nosotros mismos buenos amigos para los demás. Para llegar al punto de dirigir este enfermo a Jesús debieron pasar muchas cosas como conocer bien a la persona, conocer sus sufrimientos, sentir compasión y compartir la esperanza de ser sanado.
De parte de los presentes hubo dos respuestas. Primero el enojo de los escribas y por otro el temor de las personas. El enojo nos habla de personas que tienen envidia y no valoran lo bueno que sucede a los demás, una actitud contraria a la de un amigo. El temor nos habla de un santo respeto por lo sagrado que lleva a la gente a glorificar a Dios. De este temor podemos estar seguros que Jesús nos invita a pasar del respeto a la confianza e intimidad propia de un amigo.
«Os invito a afrontar juntos las cuestiones apremiantes que la pandemia ha puesto de relieve, sobre todo las enfermedades sociales. Y lo haremos a la luz del Evangelio, de las virtudes teologales y de los principios de la doctrina social de la Iglesia. Exploraremos juntos cómo nuestra tradición social católica puede ayudar a la familia humana a sanar este mundo que sufre de graves enfermedades. Es mi deseo reflexionar y trabajar todos juntos, como seguidores de Jesús que sana, para construir un mundo mejor, lleno de esperanza para las generaciones futuras.»
(Audiencia de S.S. Francisco, 5 de agosto de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Rezar por los amigos que tengo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.