H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú que tienes el poder de sacar demonios de mi vida, aun aquellos que parece imposible. te pido que irrumpas en mi vida para que cambie y me pueda acercar más a Ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23
En aquel tiempo, Jesús expulsó a un demonio, que era mudo. Apenas salió el demonio, habló el mudo y la multitud quedó maravillada. Pero algunos decían: “Éste expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: “Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
No creo en Jesús porque todo lo que hace viene de un poder maligno o solo lo hace para deludir a la gente y que piensen que es alguien importante, pero a fin de cuentas es una imagen bonita y nada más. Esto lo podría decir alguien que ha visto los milagros de Jesús con ojos meramente humano y no se ha dejado tocar por el poder verdadero que mueve a Jesús a hacer tanto bien. Acusan a Jesús de obrar maravillas por el poder del demonio y Él les responde que un reino dividido internamente no puede subsistir y el demonio no es alguien tonto sino más bien audaz. Entonces nos quedamos con la pregunta, ¿de dónde viene el poder de Jesús? Él afirma que Dios está de su lado porque su poder es el dedo de Dios. Dios es todopoderoso y, por lo tanto, puede hacer mucho con su capacidad creadora. Conoce los corazones de todos y puede ayudarnos a sacar esos demonios que tenemos dentro, los que son más difíciles, sobre todo.
Jesús expresa el motivo por el cual hasta los demonios le obedecen, que es su condición de hijo de Dios. Tiene la autoridad para comandar a los espíritus impuros de que salgan de las personas a las que aterrorizan. Así entra en el combate espiritual que se da todo el tiempo, aunque no lo notemos. Todos estamos llamados a tomar parte en este combate, si elegimos el lado de Cristo nos va a ayudar a ponernos la armadura espiritual para tener fe, amor y fortaleza que son las armas de Dios. Quien no está con Cristo, aunque no haya elegido el lado del demonio, está en contra de Dios porque no se ha decidido por Él y no le agradan los mediocres que no escogen lado.
«El episodio evangélico en el que se habla “de ese hombre que había sido liberado de un diablo, demonio” y empezó una vida nueva… todo bonito… Pero, con el paso del tiempo, ese demonio vuelve a ver cómo van las cosas ahí. Y ve la casa completamente bien preparada y bonita. Y va a buscar otros siete demonios peores que él; vuelven y el final de ese hombre es peor de cómo era antes. Precisamente esto es el drama del debilitamiento del corazón. Y a todos nosotros nos puede suceder esto en la vida. Por eso, está siempre bien preguntarse: Pero, ¿mi corazón es fuerte delante del Señor? ¿O, lentamente, resbalo y me debilito? ¿Qué debo hacer? Es necesario vigilar tu corazón. Vigilar. Todos los días, estar atento a qué sucede en tu corazón. Si permanece firme en la fidelidad al Señor o si, un día tras otro, resbala lentamente.»
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de febrero de 2018, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un examen de conciencia para ver en qué aprovecho mi tiempo y daré el primer lugar a Dios en mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.