Daniel Arroyo, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, gracias por amarme hasta morir y resucitar por mí. Muchas veces me cuesta creer en ti y en lo que has hecho, me cuesta creer en tu gran Amor por mí, pero Tú me consuelas y me das la Paz que tanto necesito. Dame la gracia de seguir encontrándome Contigo, aumenta mi fe, mi esperanza y mi amor para recibir tu Gracia.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
En aquel tiempo, contaban los discípulos lo que les había pasado por el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: “Paz a vosotros”. Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: “¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo”. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: “¿Tenéis ahí algo de comer?”. Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: “Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse”. Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: “Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús se aparece a sus discípulos después de una larga jornada. Ellos estaban descorazonados porque su esperanza había sido defraudada, pero, de repente, Jesús se aparece en medio de ellos y les ofrece la paz, la verdadera paz, que no es ausencia de guerra, sino que es Cristo reinando en nuestro corazón.
A los discípulos les cuesta creer en la Resurrección, porque no la esperaban, porque Dios tiene sus caminos que son distintos de los nuestros. Sin embargo, Jesús no nos abandona a nuestra incredulidad, sino que quiere que compartamos su alegría de Resucitado y para eso necesitamos creer en Él.
Jesús no aparece como lo esperamos, sino como lo necesitamos. Él tiene sus maneras, diferentes de las nuestras, aunque no siempre veamos claro por dónde nos está conduciendo. Cuando esos momentos oscuros llegan, debemos decir: Señor aumenta mi fe para que ilumine mi camino.
«El verdadero cristiano es así: no quejumbroso y enfadado, sino convencido, por la fuerza de la resurrección, de que ningún mal es infinito, ninguna noche dura sin fin, ningún hombre está definitivamente equivocado y ningún odio es invencible por el amor. Claro, alguna vez los discípulos pagarán con un alto precio esta esperanza dada a ellos por Jesús. Pensemos en tantos cristianos que no han abandonado su pueblo, cuando ha llegado el tiempo de la persecución». (S.S. Francisco, Catequesis del 4 de octubre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ayudaré a quien se encuentra en necesidad viendo en esa persona a Cristo mismo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.