H. Leonardo Garzon, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios mío, dame la gracia de despojarme de mí mismo, de mis caprichos y de mis seguridades para que, confiando plenamente en Ti, pueda ser enviado como los apóstoles a llevar a los hombres la salvación que Tú nos has ganado. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.
Y les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.
Los discípulos se fueron a predicar la conversión. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
- Dios nunca nos envía solos.
En el evangelio, Jesús llama a los doce y los envía de dos en dos. Él no los envía a cada uno por su cuenta. El apóstol es, ante todo, un testigo del amor de Dios, y para que exista verdadero amor debe existir la comunión. Los discípulos son principalmente enviados en parejas para dar testimonio de fraternidad cristiana. El verdadero apóstol es aquel que predica el Evangelio en compañía de otros y para el bienestar de otros. La buena nueva no es un mensaje que se debe esconder o acaparar egoístamente para uno solo, esta debe ser expresión de comunión y fraternidad.
- «Les mandó que no llevaran nada para el camino…»
La segunda cosa que Jesús le pide a sus apóstoles es que confíen plenamente en el Padre, quien proveerá por todas sus necesidades durante el camino. El auténtico discípulo tiene un corazón desarraigado de las cosas materiales y de las seguridades que el mundo ofrece, haciendo de Dios su única seguridad.
Dios no nos pide cosas imposibles. No les dijo a los discípulos que no comieran, o que no se vistieran. Lo que sí les pidió es que confiasen en Él y Él velaría por ellos. Dios quiere que le veamos como Padre, cercano, protector, cariñoso y cuidadoso.
- Predicar la conversión.
La finalidad de ser un discípulo enviado es transmitir a otros la alegría de Cristo resucitado que ha venido a salvarnos de las ataduras de la muerte. Jesús confiere a los apóstoles el poder de expulsar demonios y de ungir y curar a los enfermos como signos de la llegada de la salvación. El apóstol es enviado a apacentar el rebaño de Dios, a saciar las almas que tienen sed de Él; eso es lo que significa ser enviado a predicar la conversión. No se trata de juzgar al pecador y amonestar a quien a cometido el mal, por el contrario, se trata de ungir y curar a quien lo necesite, de modo que pueda volver a disfrutar del premio de la redención.
«La misión evangelizadora brota de la adhesión al regalo de la fe en Jesucristo, que recibimos por medio del Bautismo. Este don nos ha sido dado gratuitamente, se vive en el seno de la comunidad eclesial y gratuitamente lo anunciamos y compartimos con los demás. Es decir que lo vivimos en comunión “con todos” y somos enviados “para que llegue a todos”, sin excluir a nadie. Los animo a vivir estos días como una ocasión propicia para compartir y renovar juntos la fe y el compromiso apostólico, desde la dinámica de una Iglesia en salida, y que así puedan transmitir con valentía la esperanza y la alegría del Evangelio en cada uno de sus ambientes, teniendo en cuenta especialmente a los más necesitados y descartados de la sociedad.»
(Mensaje a los jóvenes, S.S. Francisco, noviembre 2019)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En una visita al Santísimo le pediré que purifique mi corazón para que pueda amar cada vez más como Él ama.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.