Angélica Roa
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, en esta oración quiero continuar al lado de tus apóstoles, en aquella noche santa, tratando de escuchar tu Corazón, al irte despidiendo de ellos. Ayúdame a abrirme para comprender esas palabras que hoy tienes para mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?” Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir”. Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¡Qué difícil es comprenderte, Señor! Lo fue para tus apóstoles y lo es para nosotros, también. A veces tus palabras nos parecen contradictorias…, nos anuncian el dolor y la alegría, el sufrimiento y el triunfo, la tristeza y el gozo… Es difícil entender estas palabras y acoger estas verdades.
Pero quiero aprender, Señor, no a entender, sino a confiar en ti. Porque, con la vida, voy comprendiendo que la vida es un misterio, que tu obra redentora rompe todo parámetro humano, que tu amor es misterioso e infinito…
Permíteme entrar en tu Corazón, porque sólo en tu amor podemos comprender verdaderamente el sentido de la vida, el misterio del bien y del mal, podemos aprender a acoger el dolor y el gozo, la lucha y la paz… Es la experiencia de tu presencia amorosa y redentora en nuestra vida, lo que nos permite abandonarnos confiadamente en tus manos.
Señor, ayúdame a creer en ti y dejarme llevar con confianza en el misterio de tu amor.
«En la oración descubre el consuelo de Dios y experimenta que nada es más fuerte que su amor. Por eso está sereno interiormente, y es feliz de ser un canal de misericordia, de acercar el hombre al corazón de Dios. Para él, la tristeza no es lo normal, sino sólo pasajera; la dureza le es ajena, porque es pastor según el corazón suave de Dios».
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un acto de confianza y abandono, en un momento difícil que se me presente en este día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.