Andrey Franco, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Mi Padre y Señor, te doy gracias por una oportunidad más de estar juntos. Dame, Señor, la gracia de experimentar tu amor y tener la confianza de que tengo tu autoridad para anunciar a tu hijo. Ayúdame, Señor, a no temer anunciar con fuerza y coraje el evangelio al mundo. Que en este Adviento pueda darme cuenta de que yo también soy el que ayuda a preparar los caminos para el niño Jesús. ¡Te pido, Señor, la gracia de estar preparado para la venida de tu hijo!
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 21, 23-27
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle: “¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?”. Jesús les replicó: “Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?”. Ellos se pusieron a deliberar: “Si decimos ‘del cielo’, nos dirá: ‘¿Por qué no le habéis creído?’”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta”. Y respondieron a Jesús: “No sabemos”. Él, por su parte, les dijo: “Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
La liturgia de hoy nos presenta a Cristo cuestionado por los fariseos y criticado por la autoridad con la que enseñaba al pueblo. Jesús les responde sabiamente preguntando si el bautismo de Juan venía de Dios o de los hombres, dejándoles claro que, si respondían de Dios, tenían que reconocer quién era Él.
Hoy Jesús nos invita a pensar en la autoridad que Él ha recibido del Padre, pero también en la autoridad que nosotros individualmente hemos recibido de Dios. Todos nosotros, como bautizados, estamos llamados a anunciar a Cristo. Hemos recibido de Dios la vocación y la autoridad para anunciar la venida de Jesús.
Ahora, en Adviento, se nos invita a preparar nuestros corazones para el nacimiento del niño Jesús. Una buena manera de preparar la Navidad es anunciar, como Juan y los ángeles, la llegada del Mesías. ¿Cuántas personas en el mundo actual ni siquiera saben que la Navidad es la celebración del nacimiento de Jesús? ¿Cuántos católicos están ahora más preocupados por la cena y las celebraciones, olvidando preparar su propio corazón para la venida del Mesías?
Espero que hoy podamos pensar y ver cómo podemos anunciar a Cristo con confianza y con la autoridad que el Padre nos da.
«La Iglesia existe para anunciar el Evangelio. ¡Solo para eso! Y también, la alegría de la Iglesia es anunciar el Evangelio. La Iglesia somos todos nosotros bautizados. Hoy somos invitados a comprender mejor que Dios nos ha dado la gran dignidad y la responsabilidad de anunciarlo al mundo, de hacerlo accesible a la humanidad. Esta es nuestra dignidad, este es el honor más grande para cada uno de nosotros, ¡de todos los bautizados!». (S.S. Francisco, domingo 28 de mayo de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
-Compartir en mis redes sociales una invitación a anunciar la venida del Mesías.
-Aprovechar estos días para confesarme e invitar a mis familiares también a la confesión.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.