Michael Vargas, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor mío y Dios mío, ayúdame a aceptar tu santa voluntad con fe, entrega y alegría.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto. Apenas pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del Profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emanuel, que quiere decir Dios -con-nosotros. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Dios tiene un camino para cada uno de sus hijos. Un camino que en muchas ocasiones no va acorde a nuestra voluntad. Nos lleva por veredas oscuras, estrechas, solitarias, o en ocasiones nos lleva por un hermoso camino, amplio, con flores y nos sentimos acompañados.
A veces nos cambia la dirección que ya habíamos decidido tomar y, ante estos hechos, es bueno preguntarse, ¿cómo está mi actitud? ¿Cómo respondo a lo que creo Dios me pide? ¿Claramente me entrego a ejemplo de la Santísima Virgen María “hágase en mí según tu palabra” o a ejemplo de José, o por el contrario, le esquivo, huyo y trato de seguir por el camino que yo creo es el mejor?
Podemos responder de ambas maneras, pero lo importante es comprender que Dios está presente y que tiene realmente un camino para cada uno de sus hijos. Él espera que aceptemossusanta voluntad con fe, entrega y alegría pues, aunque nuestra mirada sea limitada y no nos permita ver más allá de nosotros mismos, la suya ya conoce que pasará en toda nuestra vida.
No olvidemos que muchas veces no comprenderemos porqué suceden las cosas de una u otra manera, pero suceden para que se lleve a fin la obra de Dios en nuestras vidas.
«Hay que rezar para tener ganas de seguir la voluntad de Dios, rezar para conocer la voluntad de Dios y rezar -una vez conocida esta voluntad- para ir adelante con la voluntad de Dios».
(Catequesis Papa Francisco, 27 de enero, 2015)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Disfrutaré cada momento en este día. Aceptaré la voluntad de Dios con alegría y daré gracias por ello.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.