H. Luis Alejandro Huesca Cantú, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, me pongo en tus manos como un niño en los brazos de su madre. Consuélame, renuévame y fortaléceme en este momento en el que me dispongo para escuchar tu suave voz.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 18-22
En una ocasión en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, algunos de ellos se acercaron a Jesús y le preguntaron: “¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, y los tuyos no?”
Jesús les contestó: “¿Cómo van a ayunar los invitados a una boda, mientras el esposo está con ellos? Mientras está con ellos el esposo, no pueden ayunar. Pero llegará el día en que el esposo les será quitado y entonces sí ayunarán.
Nadie le pone un parche de tela nueva a un vestido viejo, porque el remiendo encoge y rompe la tela vieja y se hace peor la rotura. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino rompe los odres, se perdería el vino y se echarían a perder los odres. A vino nuevo, odres nuevos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El año está comenzando. Y así también, en estos últimos días, hemos estado comenzando a escuchar a san Marcos en el Evagelio de la Misa diaria. El Evangelio de Marcos, en sus primeros capítulos, nos va revelando poco a poco a la persona de Cristo. El día de hoy, el evangelista nos permite descubrir un poco más a ese hombre que ha formado un grupo de discípulos y que causa algo de incomodidad a los fariseos.
Este hombre nos invita, también hoy, a poner el vino nuevo en vasijas nuevas. Cristo, el Hijo de Dios vivo, es el vino nuevo. Nosotros, al igual que esas vasijas, tenemos la misión de renovarnos para recibir ese buen vino. Pero, ¿cómo nos hacemos nuevos una y otra vez?
Creo que contemplando la naturaleza podemos encontrar una respuesta. Un árbol con raíces fuertes y profundas renueva sus hojas año con año. No importa si viene el frío o la sequía. No importa si lo azotan fuertes vientos. El árbol con raíces profundas retoña cada año en primavera. Se renueva una y otra vez. Así como este árbol, nuestra vida espiritual necesita alimentarse constantemente de un Agua Viva que le permita permanecer firme y robustecerse con el pasar de los años. Esta agua es la Palabra de Dios. Sí, la Palabra de Dios es siempre nueva, es una Palabra Viva que siempre tiene un mensaje que decirnos en el aquí y ahora de nuestra vida. Si oramos con ella, poco a poco nos irá renovando interiormente para recibir en plenitud el vino nuevo de Cristo.
«“Estoy como un odre puesto al humo”, dice el salmo, haciendo alusión al largo tiempo transcurrido viviendo este doble modo de ser consumido: por Dios y por las dificultades del mundo. A veces, casi sin querer nos vamos alejando, y caemos en «la apatía, en la rutina, en la desmotivación, en la desidia paralizadora. No importan, no importan los años que tenéis o la dificultad para caminar o llegar a tiempo para los oficios. No somos odres puestos al lado del humo sino troncos que arden hasta consumirse en el fuego que es Jesús; quien nunca nos defrauda y toda deuda paga.»
(Homilía de S.S. Francisco, septiembre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Perseverar día tras día en estos 10 minutos de oración que te entrego a Ti, Señor Jesús.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.