Rosario Guerra, CRC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Buen día mi Jesús, vengo a caldear mi corazón en tu presencia, vengo a ubicarlo en lo esencial. Tú me tienes un mensaje claro y convincente, directo a mi corazón. Quiero ser una persona sensible, atenta a tus palabras que son luz y vida para mi corazón. Nos damos este espacio de oración y de diálogo íntimo entre los dos. Sé que me estabas esperando y yo acudo con mucho gusto.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 36-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Tu palabra es la luz para mi corazón y hoy me explicas cómo deseas que sea mi corazón, cómo esperas que viva el amor con mis hermanos.
Tus palabras breves y al mismo tiempo claras son un programa de vida para mí. ¡Cuánto me cuesta a veces recordarme y decirme a mi corazón que primero va la compasión hacia los demás; antes que juzgarlos, antes que condenarlos.
Compasión y perdón. A veces guardo en mi corazón juicios sobre otras personas y hago condenas que no corresponden a la verdad; hasta lo comparto con los demás haciendo daño a mi prójimo con mis palabras. Incluso se pueden ocasionar peleas por esto.
Tú eres ejemplo de compasión y de perdón hacia mí, hacia cada uno de mis hermanos y hermanas. A ti es a quién quiero contemplar en tu cruz, entregado; amando hasta el extremo; por compasión a nosotros; para perdonar nuestros pecados. Quiero aprender cada vez más de ti.
No es fácil compadecerse de quien te hace mal, de quien no comprendes en su forma de actuar; por eso te pido fuerza, fe; una gracia especial para amar a mis hermanos.
Quiero dar a los demás como nos recomiendas en este Evangelio: “dad y se os dará”. Me motivan tus palabras cuando me hablas de generosidad, de una medida rebosante. Medito en este consejo que me das: “La medida que uséis, la usarán con vosotros”. ¡Jesús, así quiero que viva mi corazón, que esté lleno de amor!
«Cuando el corazón se endurece, cuando el corazón se endurece, se olvida… Se olvida la gracia de la salvación, se olvida la gratuidad. El corazón duro lleva a las peleas, lleva a las guerras, lleva al egoísmo, lleva a la destrucción del hermano, porque no hay compasión. Y el mensaje de salvación más grande es que Dios ha tenido compasión de nosotros. Esa frase del Evangelio, cuando Jesús ve a una persona, una situación dolorosa: “tuvo compasión de ellos”. Jesús es la compasión del Padre; Jesús es la bofetada de toda dureza de corazón». (S.S. Francisco, Homilía del 18 de febrero de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Cada vez que haga un comentario menos positivo de alguien; decir también un comentario positivo de esa misma persona.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.