Angélica Roa
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, en mi meditación de ayer, se acrecentó en mi corazón el deseo de permanecer en tu Amor, de vivir en tu Amor, de transmitir el Amor. Quiero comprender cómo puedo abrirme a esta gracia que procede de Ti, cómo unirme a mis hermanos en tu Amor y darles testimonio.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 15, 26-16, 4a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Me pregunto, Señor, qué es lo que comprendieron tus discípulos cuando les hablabas del Defensor, del Espíritu de la verdad. Quisiera saber cómo lo experimentaron ellos en Pentecostés y a lo largo de su vida. Quisiera entrar en su interior, para aprender de ellos, a disponerme ante al Espíritu Santo y dejarlo actuar en mí.
Señor, ¿cómo te quieres manifestar en mí?, ¿cómo quieres que dé testimonio de ti? ¿En dónde, cómo…? Como los discípulos, yo también experimento miedo, incertidumbre…, ante las dificultades que enfrentan quienes quieren dar testimonio de ti entre los hombres.
Ayúdame, Jesús, a comprender cómo quieres que sea testigo de Ti en mi mundo, con las personas con las que vivo, con las que me encuentro, en el día a día (mi familia, mis amigos, la gente con quien trabajo y me encuentro continuamente…).
Envíame, Señor, tu Espíritu, para que sea Él que se manifieste a través de mí, que sea el quien actúe en toda circunstancia, porque sólo Él podrá convertir sus corazones a tu amor.
¡Envíame, Señor, tu Espíritu y se renovará la faz de la tierra, de mi tierra, de mi mundo!
Madre Santa, ayúdame a disponerme como tú, a la acción del Espíritu Santo, para que sea Él quien dé testimonio de tu Hijo, a través de mí. Me pongo en tus manos, como un hijo/a, para que me ayudes a abrirme a la acción del Paráclito.
«Si bien esta misión nos reclama una entrega generosa, sería un error entenderla como una heroica tarea personal, ya que la obra es ante todo de Él, más allá de lo que podamos descubrir y entender. Jesús es “el primero y el más grande evangelizador”. En cualquier forma de evangelización el primado es siempre de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su Espíritu».
(Papa Francisco, Evangelii Gaudium, n. 12).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Tomar conciencia de con quiénes me voy a encontrar hoy y ver cómo les puedo transmitir el amor de Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.