H. Enmanuel Velázquez, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te pido tu gracia para ver como Tú ves.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret.
Apenas bajaron de la barca la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que se encontraba, y le llevaban en camillas a los enfermos.
A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio fue escrito con la convicción en la mente y el corazón de que Cristo ha vencido a la muerte y nos viene a traer vida. A cada segundo se palpa que la muerte y la enfermedad toman más terreno. En este periodo tan histórico que nos toca vivir, hay que preguntarnos, cada día, si creemos que Cristo ha vencido a la muerte, si creemos que Cristo nos puede sanar, porque, al final de día, para qué tanto esfuerzo si todo llegará a su fin. La certeza de la resurrección de Cristo se debe anunciar con ímpetu, el mundo necesita cansarse de escuchar quién es el que sana de verdad, el experto. El mundo necesita de ti, para que le devuelvas la esperanza que ha perdido en este periodo que parece apocalíptico.
La motivación de un cristiano está en Jesús, quien ha dado su vida para que nosotros la tengamos en abundancia. Ninguna riqueza, gloria humana, placer, te puede dar lo que Cristo te promete, la vida eterna. Pero no es fácil ya que despertamos todos lo los días queriendo más placer, dinero, comodidad; es un proceso muchas veces doloroso, pero no te arrepentirás una vez que lo hayas tomado.
Un cristiano está llamado a promover la vida en todo momento y situación en que se encuentre. Cristo nos da vida y a nosotros nos toca proteger la que está en nuestras manos. Te pide Dios te pide que le ayudes, ¿te atreves a hacerlo?
«Cuántas veces preferimos cerrar la puerta, ocultando nuestras confusiones, nuestras opacidades y dobleces. Las sellamos dentro de nosotros mientras vamos al Señor con algunas oraciones formales, teniendo cuidado de que su verdad no nos sacuda por dentro. Y esta es una hipocresía escondida. Pero Jesús —dice el Evangelio hoy— “recorría toda Galilea […], proclamando el Evangelio del reino y curando toda enfermedad”. Atravesó toda aquella región multifacética y compleja. Del mismo modo, no tiene miedo de explorar nuestros corazones, nuestros lugares más ásperos y difíciles. Él sabe que sólo su perdón nos cura, sólo su presencia nos transforma, sólo su Palabra nos renueva. A Él, que ha recorrido la vía del mar, abramos nuestros caminos más tortuosos —aquellos que tenemos dentro y que no deseamos ver, o escondemos—; dejemos que su Palabra entre en nosotros, que es “viva y eficaz, tajante […] y juzga los deseos e intenciones del corazón”.»
(Homilía de S.S. Francisco, 26 de enero de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En todas mis actividades tendré presente el fin último de mi vida, que es llegar a Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.