Dedicación de la Basílica de Letrán
H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a reconocer tu grandeza y que todo lo que haces es grande. Te pido que me concedas la gracia de aprender a vivir como Tú, amando lo que amas. Que en mi corazón siempre encuentres un lugar.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 2, 13-16
Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas con sus mesas. Entonces hizo un látigo de cordeles y los echó del templo, con todo y sus ovejas y bueyes; a los cambistas les volcó las mesas y les tiró al suelo las monedas; y a los que vendían palomas les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado la casa de mi Padre”.
En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: El celo de tu casa me devora.
Después intervinieron los judíos para preguntarle: “¿Qué señal nos das de que tienes autoridad para actuar así?”. Jesús les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. Replicaron los judíos: “Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?”.
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Una de las mayores alegrías de la fe católica es que Dios se hizo hombre y, como todo hombre, tenía emociones. Es una sorpresa y toda una gracia el poder pensar que Dios mismo, todopoderoso, se enoja como uno de nosotros. Claramente hay cosas por las que es justo enojarse y, ante todo, Jesús nos enseña que hay que controlarse porque el enojo nos puede llevar a hacer cosas de las que después nos arrepentiremos.
El celo que Jesús muestra es su amor por Dios y las cosas divinas; es un amor como el que tiene un hombre o una mujer por su esposo o esposa que les lleva hasta dar la vida por el otro. Es una preocupación por el bienestar del otro y ser capaz de protegerlo de los peligros que le puedan surgir. Es increíble ver la fuerza del amor que puede hacer tanto por los demás. Este amor no se queda solo ahí, sino que la misma resurrección a la que hace alusión Cristo, es fruto del amor de Dios. A primera vista parece algo terrible que no se puede, algo ilógico, como construir un templo en tres días. Pero el amor es capaz de todo.
San Pablo pone al centro de toda su espiritualidad el evento de la resurrección porque es la muestra del amor de Dios que vence hasta la muerte. Se quiso unir a toda la gente que sufre y sufrir con ellos porque sin esta experiencia, no habría podido ser verdaderamente humano. Cristo muere con el que muere y resucita para darnos una vida que no se acaba; estamos llamados a esta vida que trasciende todo lo que podemos pensar en esta tierra. El mismo san Pablo, hablando del cielo, dice que es una realidad que ni el ojo vio ni el oído escuchó ni la imaginación puede llegar al lugar que Dios tiene preparado para sus hijos. Este amor que sufrió, murió y volvió a la vida se convierte en el fundamento y centro de la vida del cristiano.
«Jesús se comporta de forma divinamente provocativa. Para poder sacudir la estupidez de los hombres y conducirlos a cambios radicales, a veces Dios opta por actuar con fuerza, para romper una situación. Jesús, con su acción, quiere producir un cambio de ritmo, una inversión de ruta. Muchos santos han tenido el mismo estilo: algunos de sus comportamientos, incomprensibles para la lógica humana, fueron el resultado de intuiciones suscitadas por el Espíritu y pretendían provocar a sus contemporáneos y ayudarles a comprender que “mis pensamientos no son vuestros pensamientos”, dice Dios a través del profeta Isaías. Para comprender bien el episodio evangélico de hoy, debemos subrayar un detalle importante. Los cambistas estaban en el patio de los paganos, el lugar accesible a los no judíos. Este mismo patio se había transformado en un mercado. Pero Dios quiere que su templo sea una casa de oración para todos los pueblos. De ahí la decisión de Jesús de derribar las mesas de cambio de moneda y expulsar a los animales.»
(Homilía de S.S. Francisco, 9 de noviembre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer una lista de las cosas en las que uso mi tiempo y ver cuánto tiempo le dedicó a Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.