“Mano Amiga es nuestra casa de cultura y formación, donde les ayudamos a los estudiantes con amor y servicio a construir sus proyectos de vida y a ser más resilientes ante las realidades que afrontan. Sembramos bases que muchas familias ya no tienen, como la oración. El colegio es un entorno protector, un lugar de encuentro y no de conflicto”, afirma Walfran Olarte, director de Mano Amiga Bello (MAB), ubicado en una zona donde persisten el cruce de grupos ilegales, el microtráfico, la pobreza y la crisis de valores.
Como educador por más de 16 años, afirma que el mayor aporte de la institución educativa ha sido brindar una educación de calidad basada en la formación humana, intelectual, espiritual y apostólica de niños y jóvenes con menos oportunidades, enfatizando los valores humanos, morales y religiosos y el apoyo constante a las familias para reconstruir el tejido social del sector y el municipio. Hoy se benefician 828 estudiantes y 740 familias.
“Los colegios católicos deben ser centros de evangelización. Así como nuestros estudiantes reciben, ellos comparten con otros su fe, participan en grupos juveniles y llevan esperanza a hogares de adultos mayores y fundaciones que atienden a otros niños; los profesores, en su trato cordial con ellos y los papás, también hacen visible el Evangelio, y las familias se sienten acogidas, tratando de replicar afuera lo que viven aquí”, agrega Olarte.
Además, la presencia de colegios como Mano Amiga Bello contribuye a disminuir la brecha educativa en el país, más con el aumento de la deserción en la pandemia. En Bello, el segundo municipio más poblado del departamento de Antioquia, la cobertura neta o proporción de escolares en la edad y el grado correspondientes ha oscilado entre el 70% y el 87%, según diferentes análisis de los datos oficiales disponibles, que en todo caso no superan el 92% del promedio nacional.
Una historia que trasciende de Mano Amiga Bello
En 1996 llegaron al barrio El Trapiche el sacerdote mexicano Sergio Córdova, LC (q.e.p.d.) y un grupo de padres de familia del colegio Cumbres, también del Regnum Christi, con el sueño de abrir el primer Mano Amiga en Colombia. En aquel sector habían construido viviendas para viudas de los policías y uniformados con discapacidad víctimas de retaliaciones, de modo que la apertura de una institución educativa católica también ayudaría a “cicatrizar” las heridas generadas en la comunidad tras varios años de conflictos en el municipio y el departamento.
El colegio inició labores el 10 de mayo de 1997 con 30 niños de Jardín en una pequeña casa concedida en comodato y al siguiente año, con 180 estudiantes, se trasladó a un amplio terreno donado por la Corporación Antioquia Presente, donde se construyeron gradualmente tres bloques y otros espacios para una mayor cobertura.
“Recuerdo mucho los días en que recibíamos clases debajo de los árboles, comiendo frutas, cuando la escuela de padres convocaba a jornadas de limpieza para mantener las zonas verdes bien bonitas y las celebraciones de Navidad”, expresa Estefanía Hurtado, egresada de la primera promoción de Mano Amiga Bello (2008) y comunicadora social y periodista. El colegio ya cuenta con 609 bachilleres y sus vidas se siguen transformando, en su mayoría como profesionales, emprendedores o padres de familia, varios con sus hijos en el colegio que los vio crecer.
La educación con identidad católica ha sido un motivo determinante para que los padres de familia busquen allí cupo, pues si algo caracteriza a Antioquia y su cultura paisa es la fe arraigada de su gente (este departamento ya tiene una santa, la primera de Colombia: la Madre Laura Montoya). Mientras la formación católica se debilita cada vez más en los colegios públicos, las instituciones privadas suelen ser costosas, y por eso las donaciones de empresas, fundaciones y familias han permitido que el colegio cumpla su misión educativa y de evangelización.
Mano Amiga también está presente en la zona rural de Colombia, en Zipaquirá (Cundinamarca), y en otros ocho países a través de colegios católicos sin ánimo de lucro promovidos por el Regnum Christi, que benefician a más de 22 mil estudiantes de poblaciones vulnerables en América Latina y Asia.
Fuente: Oficina de comunicación del Regnum Christi de Colombia
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