H. Iker Trillas, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús permíteme ponerme en tu presencia y abrir mi corazón a tu palabra.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Aunque es verdad lo que dice este demonio cuando grita su nombre y su filiación divina como Santo de Dios, Jesús no se sirve de este testimonio ya que no viene del Espíritu Santo. Al contrario, le dice: «cállate». Jesús no quiere que nuestra fe se base en un testimonio que no venga del Espíritu o del Padre que revelan al hombre la Verdad.
Jesús les enseña a los apóstoles, pero deja que el Padre les revele en su interior quién es Él, como a Pedro, cuando les pregunta: «¿Quién dicen que soy Yo?» (Mt 16, 15). Jesús busca, quiere, testimonios, personas normales, sin miedo, que digan su nombre, en la plaza, en la tiendita, en la escuela, con los amigos, en el trabajo. Si no viene del Espíritu, Jesús dice: cállate. El testimonio del Espíritu es el que Jesús busca. Fue lo que hicieron los apóstoles, y lo que ellos hicieron llega hoy a nosotros. Ahora nos toca dar testimonio de Jesús.
«Y cuando los demonios quieren revelar su divina majestad, los silencia. ¿Por qué? Porque Jesús no quiere que se le malinterprete, no quiere que la gente confunda al verdadero Dios, que es amor humilde, con un dios falso, un dios mundano, espectacular, y que se impone con la fuerza. No es un ídolo. Es Dios que se ha hecho hombre, como uno de nosotros, y se expresa como un hombre, pero con la fuerza de su divinidad. En cambio, ¿cuándo se proclama solemnemente en el Evangelio la identidad de Jesús?… Cuando el centurión dice: “Verdaderamente era el Hijo de Dios”. Se dice allí, apenas cuando acaba de dar su vida en la cruz, porque ya no cabe equivocación: se ve que Dios es omnipotente en el amor, y no de otra manera. Es su naturaleza, porque está hecho así. Él es el Amor.»
(Audiencia de S.S. Francisco, 8 de abril de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
No tener miedo a dar testimonio de mi fe, y dejar que el Espíritu obre libremente en mí.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.