Álvaro García Cortés, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, Tú eres mi único tesoro. Te quiero y quiero “venderlo todo” para tenerte a ti. Ilumíname para encontrar el camino hacia tu Corazón. Guárdame bien dentro de él, y no permitas que jamás me separe de ti. Dame tu amor para darlo a mis seres queridos y para darlo también a todos los que necesiten de él.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestro hermano, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los paganos? Por tanto, sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El enemigo, el que nos persigue, el que nos ofende, el que nos desea mal… a ese es a quien hay que amar. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar las intenciones del prójimo? ¿Acaso no actuaríamos igual en la misma situación? Jesús es muy concreto: ama al que no te ama. Decía S. Juan de la Cruz: «donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor».
El camino de Cristo es el de la cruz, el de la puerta estrecha. A veces, parece asfixiarnos mientras vemos morir nuestro egoísmo. Todos queremos un mundo de personas que se aman y que solo hacen el bien. Pero sabemos que la Tierra no es así, vivimos en un valle de lágrimas en el que todos caminamos hacia el mismo destino: la muerte a nosotros mismos y la unión con Dios.
Para alcanzar la perfección en el amor como nos lo manda Jesús, es necesario aprender de Él mismo y de su amor paternal. Un padre o una madre ¿no amarán a su hijo pase lo que pase, sea que caiga en las drogas, sea que se convierta en el peor de los asesinos? Si Dios ha concedido a los padres un amor así de puro, mayor es el que Él mismo nos tiene. Y este es el amor que quiere que vivamos con nuestros hermanos, con nuestro prójimo.
«También nosotros, todos nosotros, tenemos enemigos, todos. Algunos enemigos débiles, algunos fuertes. También nosotros muchas veces nos convertimos en enemigos de otros; no les queremos. Jesús nos dice que debemos amar a los enemigos. Jesús nos pide amar a los enemigos. ¿Cómo se puede hacer? Jesús nos dice: rezad, rezad por vuestros enemigos». La oración hace milagros; y esto vale no sólo cuando tenemos enemigos; sino también cuando percibimos alguna antipatía, alguna pequeña enemistad». (S.S. Francisco, Homilía del 18 de junio de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy me acercaré a una persona con la que me cuesta tratar y le haré un buen comentario con sinceridad de corazón.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.