Héctor Cortés Reyes, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, me pongo en tu presencia en este día, quiero decirte que te amo, a pesar de todos mis errores y debilidades, quiero amarte, quiero entregarme a ti; y por mi fe sé que Tú quieres también recibir mi amor. Ayúdame en este día, para que pueda seguirte más de cerca, y no permitas que me separe de ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: “Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?”. Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien “El momento está cerca”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida». Luego les dijo: “Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
“Se maravillaban de la belleza del templo”. Te invito a que recuerdes alguna ocasión en la que te hayas maravillado ante la belleza de un edificio, o una obra de arte, o incluso de alguna persona. ¿Qué era lo que te atrajo? ¿Era la belleza que percibías con tus propios ojos? O, ¿era la belleza de lo que representaban, lo que te atraía?
Es natural en el ser humano dejarnos llevar por las apariencias, por lo que los sentidos nos dicen, y muchas veces nos cuesta pasar más allá de la belleza exterior. Es bueno contemplar aquello que es bello, pero es importante no dejar de tener en cuenta que todo eso que vemos se desvanecerá.
Y lo mismo puede ocurrir en nuestra propia vida, preocuparnos mucho por arreglar nuestro exterior con buenas acciones, pero sin llegar a profundizar el porqué de ellas. Sin conectar nuestro obrar con Dios. Es ahí cuando la belleza no llega a su plenitud, cuando se haya fuera de Dios.
« Muchos dicen: “No, yo cambiaré mi vida” y piensan que cambiar de vida es usar maquillaje. Cambiar de vida es ir a cambiar los fundamentos de la vida, es decir, poner la roca que es Jesús. “Yo querría restaurar esta construcción, este edificio, porque es muy feo, muy feo y yo querría embellecerlo un poco y también asegurar los cimientos”. Pero si voy a maquillarme nuevamente, la cosa no va hacia adelante: caerá. Con las apariencias, la vida cristiana cae». (S.S. Francisco, 5 de diciembre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy realizaré un examen de conciencia sobre si me he dejado llevar por las apariencias y pedirle a Dios claridad para ver más allá de las apariencias.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.