Jorge Alberto Leaños García, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Vengo ante ti para hablar con la confianza de un amigo, con una mirada de un hijo hacia su madre, con los ánimos de un hermano para jugar con su hermano querido. Quiero hablar contigo incluso si ahora me encuentro como un hijo que busca el perdón de un padre o como un enamorado que pide, mendiga y espera el amor que pudo haber perdido. Esté como esté, hoy quiero hablar contigo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28
En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas. Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!” El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Es tan sencillo cómo habla Cristo pero ¿por qué nos suele sorprender cuando no le entendemos?
Si Cristo ha entrado en nuestra vida y no comprendemos es porque no hemos acabado de asimilar lo que nos ha querido enseñar.
Podemos pensar según la lógica humana. Por esto es tan complicado para los sabios de este mundo entender la ley del amor. Cuando no entendemos el porqué de la alegría y del dolor, del gozo y del sufrimiento, es porque pensamos con la sabiduría terrenal sin ponernos en un plano sobrenatural; a este nivel sobrenatural todo tiene respuesta, todo tiene lógica, pero nunca según los criterios humanos.
He aquí que, cuando nos ponemos a amar sin medida, algunos se sorprenden de este nuevo poder, un poder que se fundamenta en el servicio, un poder que Dios mismo respalda. El amor es el lenguaje que todos pueden entender por su sencillez.
Pensemos. ¿De qué nos gloriamos? De nuestra sabiduría… de nuestro poder… de nuestras capacidades… ¿Qué somos y qué llegaremos a ser con esta lógica? Son muchas preguntas que se responden con sencillez: Las enseñanzas de Dios se hunden en los cimientos del amor. ¿Quién puede comprenderlo? ¿Quién pude vivirlo?
«Jesús es diferente de los maestros de su tiempo: por ejemplo Jesús no abrió una escuela dedicada al estudio de la Ley, sino que sale para predicar y enseñar por todas partes: en las sinagogas, por las calles, en las casas, siempre moviéndose. Jesús también es distinto de Juan el Bautista, quien proclama el juicio inminente de Dios, mientras que Jesús anuncia su perdón de Padre».
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de enero de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy examinaré con sinceridad si pienso según los parámetros humanos o los divinos.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.