Regnum Christi Internacional

Miércoles 10 de agosto de 2022 – «¿Cómo salvar a mi hermano?»

Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia

Iván A. Virgen, LC 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Te pido, Padre, que otorgues la gracia de la conversión a aquellos familiares y amigos míos que están alejados de ti. Que descubran tu inmenso amor y misericordia y vuelvan a tu seno acogedor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que, si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En una ocasión una persona me hizo una pregunta para ponerme a prueba. Me dijo: “si un amigo o familiar tuyo está en una situación de pecado irías a visitarlo o a festajar alguna celebración con él”. Instintivamente respondí que sí, a lo que la otra persona se escandalizó y me dijo: “no deberías ir con él porque es como si aprobaras su pecado”. Le dije: “No iría con él por su pecado o virtud, sino simplemente porque es él. Creo que incluso habría más oportunidad de hacerle ver su mal si se le sabe decir y no si simplemente se aleja”. El otro interlocutor no entendía mi razonamiento. Por mi parte, me ponía en los pies de él. Según mi parecer él trataba de aplicar el Evangelio que hemos leído hoy de manera literal, pues él se alejaría de un hermano pecador como si fuera “un pagano o un publicano”. Sin embargo, es necesario tener en cuenta las palabras previas de Jesús en las que invita a hacer diversas admoniciones antes de apartarse. Jesús desea desde los más hondo de su corazón el regreso de los pecadores, por eso la segregación es la última de las opciones y sólo se usa cuando no hay remedio, esperando que tal hecho combata la necedad de quien prefiere permanecer en pecado. No obstante, se debe tratar por todos los medios la salvación de las almas y no tener miedo de decir las cosas que no están bien. Una cosa es hacer que no pase nada por miedo y continuar la cercanía de manera natural y otra es continuar la cercanía con tal de encontrar un momento de diálogo que pueda llevar a la conversión del corazón.

Por eso, si sufres al ver a tus amigos o familiares alejados de la fe o viviendo en un pecado permanente, ten paciencia, sé amable de tal manera que ellos encuentren en ti la bondad de Dios y estén dispuesto a regresar a la fuente de toda bondad y misericordia.

«Cuando tenemos la tentación de juzgar mal a los otros, como sucede a menudo, debemos sobre todo reflexionar sobre nuestra fragilidad. ¡Qué fácil es criticar a los otros! Pero hay gente que parece tener una licenciatura en chismorreo. Todos los días critican a los demás. ¡Pero mírate a ti mismo!  Está bien preguntarnos qué nos impulsa a corregir a un hermano o a una hermana, y si no somos de alguna manera corresponsables de su error. El Espíritu Santo, además de donarnos la mansedumbre, nos invita a la solidaridad, a llevar los pesos de los otros». (S.S. Francisco, Catequesis del 3 de noviembre de 2021).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a escribir o llamar a alguien con quien no he entablado contacto en mucho tiempo para ver cómo se encuentra.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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