H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te doy todo lo que tengo para que me pueda convertir en signo de tu amor en el mundo; te pido que me concedas la valentía y fe que necesito para no ser cristiano pasivo sino con todo mi ser y hacer; que se note cuánto me amas.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, Jesús entró en la sinagoga, donde había un hombre que tenía tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poder acusarlo. Jesús le dijo al tullido: “Levántate y ponte allí en medio”. Después les preguntó: “¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?”. Ellos se quedaron callados. Entonces, mirándolos con ira y con tristeza, porque no querían entender, le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. La extendió, y su mano quedó sana.
Entonces se salieron los fariseos y comenzaron a hacer planes con los del partido de Herodes para matar a Jesús.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En los cuentos de hadas siempre ganan los buenos y todos son felices por el resto de sus vidas y parece, de la misma forma, que el amor está presente solo en un mundo imaginario. En nuestra sociedad actual el amor cristiano se siente por su ausencia, pero el Evangelio de hoy nos replantea la invitación a hacer que reine este amor, sin tenerle miedo a las dificultades o a las personas que se opongan. Para Jesús es claro lo que hay que hacer con el tullido de nacimiento y, aunque reconoce las leyes de su pueblo, sabe que el amor tiene prioridad y no solo un amor de compasión sino un amor activo que se desvive por los demás.
Jesús no tiene miedo de amar, ¿y tú? Los fariseos son muy rigurosos con el cumplimiento de la ley sabática, día dedicado solo para Dios y nada más. Cristo, una vez más, cambia los esquemas de sus coetáneos, ¿qué hay más allá de las leyes litúrgicas y cultuales? El amor.
El tullido no es solamente un instrumento del milagro de Jesús sino participante activo. Acepta la propuesta de Jesús sin que le dé miedo el qué dirán o que le aterre lo que le pasará. Pudo confiar en Jesús e hizo lo que le pidió sin poner mucha resistencia. Tal vez no entendía del todo lo que estaba pasando, tal vez le hubiera gustado seguir viviendo su vida de tullido, pero todo cambió cuando Jesús se acercó a su vida y la transformó.
Los fariseos, por su parte, no fueron capaces de reconocer la prioridad del amor, pero no los culpo del todo porque no es fácil ser de los que no van con la corriente, de los que saben lo que hay que hacer, pero se quedan a medias, de los que piensan que es mejor no hacer nada… El mundo está lleno de buenas intenciones, lo que hace la diferencia son los actos que, por más difíciles que sean, realizamos. ¿Qué te pide Dios hoy en tus circunstancias? ¿Cómo puedes realizar esos actos de amor que cambiarán el mundo?
«Otra cosa que nos impide avanzar en el conocimiento de Jesús, en la pertenencia de Jesús, es la rigidez: la rigidez de corazón. También la rigidez en la interpretación de la Ley. Jesús reprocha a los fariseos, los doctores de la ley, por esta rigidez. Que no es la fidelidad: la fidelidad es siempre un don para Dios; la rigidez es una seguridad para mí mismo. Una señora que había asistido a una boda el sábado por la tarde me preguntó si era válida como misa dominical, pero las lecturas eran diferentes y temía haber caído en pecado mortal, porque quizás había ido a una misa que no era verdadera, porque las lecturas no eran verdaderas. Esa señora pertenecía a un movimiento eclesiástico… Rigidez. Esto nos aleja de la sabiduría de Jesús, de la sabiduría de Jesús; te quita la libertad. Y muchos pastores hacen crecer esta rigidez en las almas de los fieles, y esta rigidez no nos deja entrar por la puerta de Jesús.»
(Homilía de S.S. Francisco, 5 de mayo de 2020, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En todo lo que haga voy a pensar cómo puedo amar más porque las personas que tengo a mi alrededor algún día ya no estarán.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.