Michelle Gow, CRC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Me pongo en presencia de Dios. Contemplo tu gran dolor, el dolor de la traición de un de tus amigos más cercanos. Pido la luz del Espíritu Santo para entender la profundidad del dolor y la grandeza de tu misericordia.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El contesto: Id a casa de Fulano y decidle: “El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Ellos consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? El respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Nos adentramos en las realidades dolorosas de la pasión de Jesús. La tragedia de la muerte del Hijo del Dios no inició el Viernes Santo. Viene creciendo desde la primera persona que rechaza su misión y su mensaje. Sin embargo, el miércoles de la Semana Santa es conocido por poner en movimiento las acciones que llevaron directamente a la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Por eso se le llama miércoles de traición.
“Uno de ustedes me entregará…”, qué declaración tan impactante y dolorosa. Es capaz de quitar el aliento por un momento. Uno de los más cercanos. Uno de los que Jesús llamó por su nombre para ser su apóstol. Uno de los que Jesús, momentos antes, había lavado los pies. “Uno de ustedes me entregará”.
Y esta persona todavía tiene la capacidad de poner en duda la palabra de Jesús. Duda de la palabra de Dios. Pregunta para ver si realmente Dios lo sabe todo. O tal vez pregunta para quedar bien con los demás: ¿Acaso soy yo?
El milagro del día de hoy es la misericordia de Jesús. No lo juzga. No lo condena. Ni siquiera frente a la comunidad creyente reclama y denuncia sus acciones. Responde con la afirmación: “Así es”. Reconoce el momento por la gravedad que tiene. Uno de los suyos está al borde de una decisión que cambiaría por siempre su relación. Judas Iscariote se convertirá de apóstol elegido al “que fue el traidor” (Lc 6, 16).
Aun así, Jesús muere en la cruz por la salvación de toda la humanidad. También muere por Judas. Quiere y tiene la esperanza que su traidor se arrepentirá de la maldad que hizo. Le llama amigo en Getsemaní. Ama a Judas tanto que sufre su pasión y su muerte también por él. Jesús murió por todos. Él es Hijo del Padre que “hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justo e injustos” (Mt 5, 45). Dios siempre espera que estemos como estemos abrazamos la gracia de su redención. Nos arrepentimos y nos acercamos a su salvación.
«El Miércoles Santo también se llama “miércoles de la traición”, el día en que se subraya en la Iglesia la traición de Judas. Judas vende al Maestro […] Pensemos en tantos Judas institucionalizados en este mundo, que explotan a la gente. Y también pensemos en el pequeño Judas que cada uno de nosotros tiene dentro de sí a la hora de elegir: entre lealtad o interés. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de traicionar, de vender, de elegir por el propio interés. Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de dejarse atraer por el amor al dinero o a los bienes o al bienestar futuro. “Judas, ¿dónde estás?”. Pero la pregunta la hago a cada uno de nosotros: “Tú, Judas, el pequeño Judas que tengo dentro: ¿dónde estás?”». (S.S. Francisco, Homilía del 8 de abril de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Reconocer a quién he juzgado duramente y ofrecer una oración por ellos.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.