El miércoles 7 de mayo, según información del Vatican News, unas 45 mil personas se congregaron en la Plaza de San Pedro y sus alrededores al final de la tarde a la espera de la primera “fumata”. El humo negro que apareció a las 9 de la noche, tiempo de Roma, anunciaba que los cardenales en la Capilla Sixtina no eligieron al sucesor de San Pedro. Fue una espera que puso a prueba la paciencia de algunas personas pues se esperaba el resultado de la primera vocación a las 7 de la tarde y fue dos horas después que la chimenea anunciaba con el humo negro que todavía no había Papa.
El Regnum Christi estuvo presente desde la mañana participando en la misa «pro eligendo romano pontifice» (para la elección del romano pontífice) presidida por el Card. Giovani Battista Re quien, en su homilía, invitó a todos los asistentes a «invocar el auxilio del Espíritu Santo, para implorar su luz y su fuerza, a fin de que sea elegido el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento de la historia tan difícil y complejo». Por la tarde y mientras los cardenales estaban en la primera votación, nos unimos al rezo del Rosario desde la plaza de San Pedro para encomendar el cónclave a la Santísima Virgen.

Para Paula Martí, laica del Regnum Christi de Madrid, ha sido un momento único pues ha sido la primera vez que tiene la experiencia de vivir un momento así de espera en San Pedro pidió que «el Espíritu Santo ilumine a los cardenales en un momento tan grande como es el elegir a un nuevo pontífice. Porque este es el momento para acompañarlos».
Cristian Nazer Astorga, laico consagrado originario de Chile, comentó que para él fue un gran momento para unirse a toda la Iglesia en la oración para pedir por el nuevo Papa. «No sabemos quién es, pero uno de esos cardenales que vimos pasar en la procesión en la misa, es el hombre que mañana o pasado mañana va a aparecer en el balcón a saludarnos a todos». Cristian recordó que en la homilía el Card. Re mencionó que, en los últimos 100 años, la Iglesia nos ha dado Papas santos, por lo que también espera que los cardenales «nos den otro Papa santo porque los desafíos del mundo son muchos y el futuro Papa deberá guiar a la Iglesia por este camino».
Por su parte, el H. Santiago, legionario de Cristo de origen mexicano, compartió su experiencia de la misa que buscó vivir con mucha conciencia del momento tan especial que se estaba viviendo. Mencionó además que le pedía a Dios un Papa que nos invite a la oración, dispuesto a escuchar al Espíritu Santo y, sobre todo, que sea un padre para toda la Iglesia. «Un padre lleno de oración».

Marcela de Maria y Campos, consagrada, que estuvo en la Plaza de San Pedro por casi cinco horas, comentó que «fueron momentos de vivir el Jubileo de la Esperanza, a la espera del nuevo Papa». Ella comentó su deseo de que el Papa sea elegido en las votaciones matutinas del jueves, 8 de mayo, «pero es hipótesis mía».
Para Daniela, laica del Regnum Christi de Centroamérica, esperar la primera “fumata” «ha sido una experiencia muy fuerte de conectar con tantas personas de la Iglesia a la espera del nuevo Papa».
Al finalizar el primer día se podía ver una mezcla de alegría y cansancio, había grupos cantando ante una Basílica de San Pedro iluminada por la noche y otros que preferían irse para regresar al día siguiente y seguir a la expectativa de lo que el Espíritu Santo tiene reservado para su Iglesia. En ambos casos, fue notoria la universalidad de la Iglesia: gente de muchos países, hablando diferentes idiomas, la diversidad de vocaciones y todos unidos a la espera del nuevo Papa.
El jueves, 9 de mayo, las dos votaciones de la mañana mostraron un humo negro, pero fue por la tarde que el tan esperado humo blanco salió de la chimenea de la Capilla Sixtina. El ambiente en la Plaza de San Pedro fue de euforia y poco a poco empezaron a llegar personas para conocer al nuevo Papa. Según datos del Vatican News, más de 40 mil personas se congregaron en San Pedro y los alrededores. Pasadas las 7 de la tarde, salió al balcón central el Card. Dominique Mamberti para el tradicional y esperado Hamebus Papam!

Acto seguido, anunció el nombre del elegido. Se trataba del Card. Robert Francis Prevost, O.S.A., quien decidió llamarse León XIV.
En sus primeras palabras, el papa León XVI invitó a los presentes a recibir la paz de Cristo: ¡La paz sea con ustedes! Esta es la paz de Cristo resucitado, una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante que proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente».

La alegría de los asistentes era notoria. «Una gran ilusión estar en este momento histórico junto con toda la Iglesia» comentó un seminarista en la Plaza de San Pedro. Renée Pomarico, consagrada, expresó que «es una gracia inmensa vivir todo esto con toda la Iglesia y rezar por nuestro Vicario de Cristo en la tierra».