Regnum Christi Internacional

«Ofrezcamos la paz interior y el ayuno del pecado por la paz del mundo»

«Ofrezcamos la paz interior y el ayuno del pecado por la paz del mundo»

María José Coudeu, voluntaria en Magdala, en Tierra Santa, pide que frente al reciente conflicto sigamos rezando por la paz.

«Ofrezcamos la paz interior y el ayuno del pecado por la paz del mundo»Ella es egresada del Colegio Everest Chile y se trasladó a inicios de año a Israel para ser voluntaria del Centro Magdala, un lugar a orillas del lago Galilea que acoge a peregrinos de todo el mundo. Su regreso a Chile estaba previsto para noviembre. Sin embargo, tuvo que salir en un vuelo de emergencia unas semanas antes.

En Magdala nació María Magdalena, una de la más fieles discípulas de Jesús. El año 2005, el P. Juan Solana, L.C., que en ese entonces era encargado del Instituto Pontificio Notre Dame de Jerusalén, sintió el llamado de Cristo a construir una casa para peregrinos y una iglesia a orillas del Mar de Galilea. Fue así como visualizó el Centro Magdala: un lugar en donde los peregrinos pudieran disfrutar de un hospedaje cómodo y en un ambiente espiritual altamente significativo.

María José Coudeu llegó en los primeros meses de 2023 al Centro Magdala como voluntaria. “Coté”, como le dicen, conoció al Regnum Christi a través de su colegio y siguió participando en las actividades durante su paso por la universidad. Egresó de Diseño Integral y en enero defendió su tesis de grado. Fue en ese tiempo que comenzó a rondar por su cabeza la idea de partir a Magdala, pues ya había visitado Magdala como peregrina y ahí sinitió la inquietud de regresar después como voluntaria al finalizar sus estudios.

¿Cómo fue la experiencia?

La experiencia de ser voluntaria en Magdala es algo distinto, pero muy bonito. Somos voluntarios que trabajamos para los peregrinos de manera que cada persona que pase por Magdala, o que consuma el contenido digital de sus canales de difusión, se encuentre con Cristo. Hay distintas áreas en el voluntariado, para los diferentes talentos de cada persona. En mi caso formé parte del equipo de medios, donde tuve la oportunidad de ofrecer mis habilidades de diseño y fotografía.

Además de lo increíble que es estar en las tierras de Jesús, lo que la mayoría de nosotros nos llevamos en el corazón son esas amistades con otros voluntarios que son únicas y muy especiales. Lo que más duele de irse de Magdala no es abandonar el lugar, sino despedirse de la familia de voluntarios.

En Magdala se entremezcla la religión judía, al encontrarse en ella los restos de una sinagoga judía del siglo primero, con nuestros propios orígenes cristianos. ¿Cómo se interioriza este cruce de religiones y raíces comunes?

El centro de Magdala es el encuentro.

¿Qué sucedió una vez que comenzó este conflicto en el Centro Magdala?

En un inicio estábamos tranquilos, pero preocupados por la situación en la zona sur del país, pues ya habían ocurrido situaciones de conflicto previamente por lo que esperábamos que en unos días todo volviera a estar bajo control. Al día siguiente del ataque de Hamás notamos que lo que estaba sucediendo era diferente a lo vivido anteriormente.

El lunes 9 de octubre se nos citó a todos los voluntarios que estábamos allí (éramos unos 25 en ese momento) para comunicarnos que se nos pedía regresarnos a nuestras casas ya que no se sabía qué podría ocurrir en el futuro y también para la tranquilidad de nuestros familiares. Además, lo más probable, era que el flujo de peregrinos iba a bajar.

Las cosas en Magdala estaban muy tranquilas ya que el conflicto estaba más en el sur, pero el ambiente estaba tenso por la incertidumbre de las familias y amigos que, al tener la información directa de la prensa, estaban muy inquietos.

¿Cómo fue tu salida de Israel?

Entre el martes 10 y el miércoles 11 de octubre se fueron 18 voluntarios por Jordania. Y luego el jueves nos fuimos otros cuatro.

Me habían contactado dos veces para los vuelos de emergencia, pero ambos fueron para que estuviera en un par de horas en el aeropuerto. Como estaba muy lejos, no alcanzaba a llegar. Al estar lejos de la zona de conflicto no tenía apuro en salir del país. Luego se me contactó por tercera vez, con unas 20 horas de anticipación al vuelo, y ahí tomé la decisión de irme del país.

¿En qué situación está el Centro Magdala?

Actualmente Magdala se encuentra parcialmente abierto. Hay cinco voluntarios y algunos trabajadores para recibir a huéspedes locales o turistas que siguen en el país, pero hay muy poco flujo de gente en el lugar.

¿Cómo ha sido para ti vivir este conflicto, conociendo el lugar y a personas que viven en la zona?

A pesar de que Galilea estuviera tranquilo, conocí gente que tiene a sus hijos en la guerra. También a personas que trabajan en el hotel del Centro y que fueron llamados a enlistarse. En un principio mantuve muy bien la calma, pero al ir enterándome de estas situaciones, sentí que era parte del conflicto. Hay gente a la que le tengo cariño que está sufriendo directamente por la guerra, y eso es lo que más angustia produce. No era el que esté en un país en guerra, ya que me encontraba lejos de la zona de conflicto, sino el conocer gente que estuviera sufriendo por esto.

¿Qué rol crees que nos cabe a los católicos y a los miembros del Regnum Christi?

Creo que en primer lugar es importante no tomar bandos. Ya que esto es un problema de décadas y con muchos factores.

No puedo pedir la paz a otros, si yo no transmito paz donde estoy. Ofrezcamos la paz interior y el ayuno del pecado por la paz del mundo. Hay que seguir insistentemente rezando por la paz.

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Sobre el Centro Magdala

En el año 2009, mientras los trabajadores excavaban los cimientos de lo que sería la futura casa de huéspedes, descubrieron una sinagoga del primer siglo, donde muy probablemente Jesús enseñó a sus discípulos en Galilea. Además, dentro de la sinagoga se encontró la Piedra de Magdala, que según los expertos es uno de los hallazgos arqueológicos de Israel más importantes en los últimos 50 años.

En el curso de las excavaciones, los arqueólogos también encontraron un pueblo judío completo e intacto del primer siglo, identificado como la antigua ciudad de Magdala.

Con solo el 10% de la arqueología excavada, la ciudad natal de María Magdalena le da la oportunidad a los peregrinos de caminar donde Cristo enseñó y de conectarse con la vida del primer siglo de los seguidores de Jesús.

El Centro Magdala es también sede del centro de oración Duc In Altum, que ofrece un espacio para la oración, la reflexión y la celebración eucarística; y de una casa de huéspedes, que ofrece un entorno de hospitalidad y serenidad para la estadía de los peregrinos.

Para saber más del Centro Magdala, visiten su sitio web. Y para saber sobre el voluntariado en Magdala, ingresen aquí.

Con información de Soledad Errázuriz, de regnumchristi.cl

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