Balam Loza, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«Quisiera que el universo entero, con todos los planetas, los astros todos y los innumerables sistemas siderales, fueran una inmensa superficie tersa donde poder escribir el nombre de Dios. Quisiera que mi voz fuera más potente que mil truenos, y más fuerte que el ímpetu del mar, y más terrible que el fragor de los volcanes, para sólo decir, Dios. Quisiera que mi corazón fuera tan grande como el cielo, puro como el de los ángeles, sencillo como la paloma, para en él tener a Dios».
(San Rafael de Arnaiz Barón, Escritos Espirituales, 04-03-1938).
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 8-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios; pero a aquel que me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante los ángeles de Dios. A todo aquel que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. Cuando los lleven a las sinagogas y ante los jueces y autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en aquel momento lo que convenga decir”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesucristo, nos llama a dar testimonio de su palabra. Pero ha de ser un testimonio con nuestras obras. Un testimonio de lo que es ser un auténtico cristiano, que consiste en ser amigo de Jesús y seguirlo por el camino de la cruz. Este seguimiento ha de ser alegre aun en medio de las dificultades presentes. Se puede pensar que las condiciones del mundo presente son muy difíciles. Incluso las más difíciles. Qué hay que ser muy buenos para no caer en las asechanzas del demonio. Y podemos poner la culpa en las propagandas de televisión, los programas y películas tan atractivos,… Pero pensemos en todas las dificultades que sufrieron los primeros cristianos que dieron la vida por el Señor o en los que fueron a evangelizar por el mundo entero. O que tuvieron que vencer los deseos de riqueza y de poder, etc… Y gracias a su perseverancia y fidelidad, nosotros hemos conocido la fe.
Hoy el Señor, llama a cada cristiano a mirarle a Él. A contemplar su belleza y llevarla a todos. No importan las dificultades porque es el Señor el que da la fuerza si uno se deja guiar por Él. Sí, es verdad que el hombre es débil y habrá caídas por el camino. Recordemos que Pedro, san Pedro, lo negó. Pero Pedro se acercó a Jesús, que lo levantó y lo llamó a dar su vida totalmente, hasta que al final entregó su vida en una cruz, como su maestro. Pero tomemos la mano de Jesús, confiemos plenamente en Él, no nos quedemos en el suelo cuando caigamos sino confiemos en la gracia de Dios. El mundo de hoy, tiene sed de Dios y Dios nos llama a llevarlo a cada alma.
No va a ser fácil, ya lo dijo el Señor. Pero el grano de trigo tiene que caer en tierra y morir para dar fruto. Hay que ver un poco más allá para darnos cuenta, no de las dificultades que nos esperan, sino del cielo que nos espera.
«Insistencia, aunque cansa, y es ciertamente muy agotador. Es una actitud de la oración. Santa Teresa habla de la oración como una negociación con el Señor, y esto es posible solo cuando hay familiaridad con el Señor. Es agotador, es verdad pero esta es la oración, esto es conseguir de Dios una gracia».
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 1 de julio de 2013, en Santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a publicar en mis redes sociales un mensaje positivo. Voy a compartir un mensaje de esperanza a mis amigos. No voy ser negativo sino veré la situación presente como una oportunidad magnífica para anunciar el mensaje del Evangelio.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.